El propósito de nuestra vida es recorrer el camino para llegar al cielo.
Nada es más importante que esto.
Y San Luis de Montfort dice que la forma rápida y eficaz para llegar al
cielo es a través de María.
En su obra “La Verdadera Devoción a María”, dice que María es la ruta más rápida, fácil y
corta de llegar a Jesús. Y si amamos a
Jesús en el final de nuestras vidas entonces el cielo será nuestro para toda la
eternidad. Estas son 7
formas en que podemos invitar a la Virgen a acompañarnos en el
camino y luego veremos cómo se han expresado los santos al respecto.
AL
LEVANTARSE
Al levantarse pedir a la Virgen que te acompañe durante la totalidad de
su día.
Esto se puede hacer mediante la oración de un acto de Consagración de
todo su ser a Jesús por María.
Dar a Jesús
a través de María los ojos, los oídos,
la mente, el corazón y todo su ser y ella dará toda tu persona a Jesús. Háblale a María cuando te levantas, de
repente frente a una imagen suya y cuéntale lo que tienes que hacer en el día,
tus temores y tus alegrías, y pídele su apoyo.
AL
SALIR DE CASA Y ENTRAR EN EL MUNDO
Al salir de tu casa y dirigirte hacia el estudio, el trabajo, a hacer
compras, etc. pide a Nuestra Señora que esté contigo para protegerte de la
influencia del mal que nos rodea en el mundo.
El demonio,
la carne y el mundo son los tres principales obstáculos para alcanzar el cielo.
Ruega a la Virgen que te proteja bajo
su manto maternal. La mundanalidad puede asfixiar a los pulmones espirituales,
pero la Virgen puede protegerte.
Una buena forma de esto es rezar constantemente el rosario mentalmente
mientras vas caminando, en el colectivo o en auto.
AL
ENCONTRARTE CON GENTE
Uno de los
más bellos encuentros o reuniones en los Evangelios es el encuentro y saludo
María a su prima Santa Isabel; el
Espíritu Santo definitivamente impregnó ese encuentro. Pide a la Virgen que esté presente contigo en el curso de tu día cuando
te encuentres con todas las personas que conoces y con las que no conoces. Que
estas reuniones sean agradables a Dios, y que te lleven más cerca del
cielo, así como a aquellos con los que te encuentres. La presencia de María santifica las reuniones entre personas, al
igual que Su presencia santificó a Santa Isabel y a San Juan Bautista en su
vientre.
Una buena manera de hacer esto es encomendarse a María cada encuentro
que tengamos.
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Segundos antes de tener un encuentro encomiéndate a ti y al encuentro poniéndolo bajo el manto de María.
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Segundos antes de tener un encuentro encomiéndate a ti y al encuentro poniéndolo bajo el manto de María.
EN
LAS REUNIONES FAMILIARES
Dios es la familia: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús, María y San José
componen la Sagrada Familia. Estamos llamados a vivir en una familia. Buenas familias deben aprender el arte de
dar, escuchar, compartir y amar.
En las reuniones familiares, vacaciones, días festivos, aniversarios,
cumpleaños, ¿por qué no invitar a la Virgen de estar presente?
Ella estuvo presente en las bodas de Caná y ayudó a resolver un problema muy serio, no había más vino. Ella se
volvió a Jesús y a petición de ella Jesús convirtió el agua en el mejor vino. Con María presente en las reuniones
familiares el vino de la alegría, la amistad, la paz y la armonía no se
apagará. María nos trae alegría, porque ella siempre nos remite a Jesús. Esto vale especialmente a las reuniones
comunes como el almuerzo o cena.
En concreto la presencia de María se manifiesta mediante la
visualización en un lugar visible de una bella imagen de ella: Nuestra Señora
de Fátima, Lourdes, Guadalupe, o la advocación que elijas.
EN
LAS PRUEBAS Y TEMORES DE LA VIDA
Cuando pasas en tu vida por pruebas, temores, preocupaciones,
ansiedades, dudas e incertidumbres, más que nunca, este es el momento de pedir
humildemente a la Virgen que te acompañe, para estar presente y camine contigo
a través esta noche oscura de la incertidumbre.
Un excelente ejemplo de esto se puede encontrar en la persona de San
Juan Diego. Su corazón
estaba lleno de tristeza por la posibilidad muy real de la muerte de su anciano
tío Juan Bernardino. Así que Juan Diego
decide eludir el cumplimiento del pedido de la Virgen de Guadalupe
mientras se dirige hacia la ciudad de México en busca de un cura para dar a su
tío la extremaunción. Sin embargo, nuestra
Madre del Cielo para a Juan Diego en el camino y le asegura su amor materno,
así como la recuperación física que sucederá con su tío. Y el tío de Juan Diego
se curó al instante.
En nuestras cruces, sufrimientos, enfermedades y dudas invitemos a
Nuestra Señora a estar con nosotros.
Tan pronto como la invitamos vendrá en nuestra ayuda y estará con nosotros en cada
paso a lo largo del camino. Y en las
ansiedades lee esta oración para tranquilizarte: “Gospa yo confío en ti… ¿Por qué te agitas y confundes
antes los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te
saldrá mejor. Cuando te abandones en Mí de todo corazón todo se resolverá con
tranquilidad según los designios de Mi Hijo. No te desesperes, no me dirijas
una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos.
Cierra los ojos y dime con calma: Madre yo confío en ti. Evita las
preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder
después. No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas. Déjame a mí ser
tu Madre y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y
deposita en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: Madre yo confío en ti. Lo
que más daño te hace es tu razonamiento, tus propias ideas y querer resolver
las cosas a tu manera. Cuando me dices: Madre yo confío en ti, no seas como el
paciente que pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo.
Déjate llevar en mis brazos maternales, no tengas miedo: Yo te amo. Si crees
que las cosas empeoran o complican a pesar de tu oración, sigue aún confiando,
cierra los ojos del alma y confía aún más. Continúa diciéndome a toda hora:
Madre yo confío en ti. Necesito tener las manos libres para obrar. No me las
ates con tus preocupaciones infantiles. El enemigo no quiere sino eso:
agitarte, angustiarte y quitarte la paz. Confía en Mí, reposa en Mí,
abandonándote en Mí. Yo consigo de Mi Hijo los milagros en proporción del
abandono y la confianza que tú tengas en Mí. Así que no te preocupes, confíame
todas tus angustias y quédate tranquilo, sólo dime a toda hora: Madre yo confío
en ti. Vas a ver luego los milagros, te los estoy prometiendo porque soy tu
Madre y te Amo. ¡Si supieras cuánto TE AMO llorarías de alegría!”
EN
NUESTRO CAMINO DE ORACIÓN
Si tomamos en serio nuestra vida de oración entonces tarde o temprano
nos encontraremos con obstáculos.
Sequedad o aridez, desolación y oscuridad, tentaciones y seducciones,
aburrimiento e indiferencia.
Todos estos estados pueden visitarnos en nuestro esfuerzo para progresar en nuestra vida de oración. Por lo
tanto, lo importante que es como llevamos a cabo la empresa más importante de cultivar una profunda vida de oración. Por
lo tanto deberíamos invitar a la Virgen
tanto a rezar con nosotros y a orar por nosotros. Recuerda incluso en
medio de los momentos más oscuros de la oración Nuestra Señora desea estar a tu lado.
En estos momentos rezar una Salve es una buena medida: “Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida y
dulzura y esperanza nuestra…”
EN
EL CAMINO A LA ETERNIDAD
Santa Catalina de Siena afirma: “Los dos
momentos más importantes de nuestras vidas son ahora y en la hora de nuestra
muerte”, las palabras que rezamos
en el Ave María.
En realidad
lo importante para nosotros es cerrar
el libro de nuestra vida con la firma de María. Las últimas palabras de Santa
Bernadette, la vidente de Lourdes, fueron: “Santa
María, Madre de Dios, ruega por mí, pobre pecadora, ahora y en la hora de mi
muerte. Amén”.
Si perseveras en el hábito de rezar el Santo Rosario, orarás cincuenta
veces: “Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
Y junto a su
cama cuando estés a punto de expirar e ir ante el tribunal de Dios, María estará presente para ayudarte a pasar
en estado de gracia y ganar el cielo por toda la eternidad. En el viaje de
nuestra vida al cielo nunca estamos solos. Tenemos nuestro ángel de la
guarda, los santos que son nuestros amigos muy cercanos y queridos. Sin
embargo, la figura de mayor importancia
es la Virgen. Hagamos un hábito
de caminar con la Virgen, hablar con ella, confiar en ella, entregar todo
nuestro ser a ella y ella va a allanar el camino hacia nuestro destino
eterno que es el Cielo. Para reforzar nuestra devoción aquí hay algunas cosas que han dicho los santos sobre la santísima Virgen
María.
QUÉ
DICEN LOS SANTOS SOBRE MARÍA
1) Ante
Dios, los ruegos de los santos son ruegos de amigos, pero los ruegos de María son ruegos de Madre
(san Alfonso).
2) Siempre
tuve fe en María Auxiliadora y he visto
suceder cosas admirables (san Juan Bosco).
3) Había
trabajado mucho por convertir a un gran pecador y nada lograba. Entonces decidí encomendárselo totalmente a la
Santísima Virgen y la gracia se obtuvo prontamente (santa Gemma
Galgani).
4) He
recomendado muchas veces a la gente que repita frecuentemente esta oración: “Oh María, rogad a Jesús por
mí” y los resultados obtenidos
son maravillosos (san Alfonso Ligorio).
5) Si tú
haces algo por la Virgen María, la
Virgen María hará mucho por ti (siervo de Dios Felipe Rinaldi).
6) Hay que predicar a todos, grandes y chicos,
que son hijos de María santísima, que ella los quiere librar de los
peligros del mundo y llevarlos a la gloria celestial, y que a los que la honran
con sus oraciones y con el cumplimiento exacto de su deber, ella les concederá
infinitas gracias y favores (san Juan Bosco).
7) Nunca he
visto que un pecador haya rezado con fe y perseverancia a la Santísima Virgen y haya tenido mala muerte (san
Alfonso).
8) Si yo no
tuviera a la Madre de Dios, que me defiende a cada paso de los peligros del alma,
ya habría caído en poder de Satanás
(Santo Cura de Ars).
9) Hay una
novena bienaventuranza. Dice así: Bienaventurados
los devotos de la Santísima Virgen, porque tendrán sus nombres escritos en el
libro de la Vida Eterna (san Buenaventura).
10) Cuando las
tentaciones pongan en peligro tu salvación, y la tristeza te quite las fuerzas
y los deseos de seguir trabajando por conseguir la santidad, acuérdate de María y llámala en tu ayuda;
llámala insistentemente como el niño aterrorizado pide ayuda a su madre,
y ella que es causa de nuestra alegría, correrá a ayudarte. Te desafío a que
hagas la prueba. No te fallará ni una sola vez (san Bernardo).
11) No hay criatura que haya contribuido tanto
como María a la reconciliación de Dios con los hombres. Ella nos trajo
al Redentor. Ella es la Mediadora ante el único Mediador que es Cristo. Por
medio de ella vino al mundo el que hizo las paces entre Dios y los pecadores
(santo Tomás de Aquino).
12) San
Bernardo era un hombre de salud sumamente débil y, sin embargo, realizó
obras maravillosas. Él declaraba siempre que las fuerzas para hacer obras
tan grandes, siendo tan débil, se las
proporcionaba la poderosa intervención de la Virgen María en su vida (D.
Rops).
13) Cuando María ruega, todo se obtiene,
nada se niega; frase que san Juan Bosco mandó grabar en una gran campana de su
templo.
14) Si tenéis la dicha de grabar en el corazón de
los niños la devoción a la Virgen María, habréis asegurado su salvación
(san Marcelino Champagnat).
15) Tened la mirada puesta en María, que es la
obra maestra de Dios. Modelo ideal de toda vida consagrada. Fortaleza
para todos los heroísmos apostólicos (Pablo VI).
16) “Llena de gracia, bendita entre todas las
mujeres”. No le habría hablado así el ángel si María no hubiera sido
perfectamente pura y santa (san Agustín).
17) Si María
consigue tantos favores para este pobre cuerpo que pronto se acaba, ¿cuántos más favores concederá para el alma
que es inmortal? (venerable Luis Comollo).
18) María nos ama mucho, porque una madre siente
gran amor por sus hijos, y todos nosotros somos hijos suyos y hermanos de su
Hijo queridísimo, Jesucristo. María ama a sus devotos por gratitud,
porque si nosotros le demostramos amor, aprecio y devoción, ¿cómo no va ella a
retribuirnos amor por amor?. Ella sí que cumple lo que dice la Sagrada Biblia
en el libro de la Sabiduría: “Yo amo a los que me
aman” (san Luis María Grignon).
19) Santo
Domingo Savio, al aparecerse a san Juan Bosco después de muerto, le dijo: “Tus discípulos llegarán a la santidad si se esfuerzan
mucho por conservar la virtud de la castidad, y si cultivan una gran devoción a la Madre de Dios”.
20) Tu amor
a la Virgen María debe tener una cualidad especial: debe provenir del gran aprecio que tú tienes a sus grandes cualidades y
virtudes, por ejemplo que es Madre de Dios, Virgen purísima, consoladora
de los afligidos, etc. Porque si tu amor a la Virgen proviene sólo de tus
mezquinos intereses por conseguir favores o de tus sentimentalismos, tu
devoción puede ser falsa (san Luis María Grignon).
21) San Juan
Berchmans estaba moribundo. Su director espiritual le preguntó: “¿Cuál es el secreto para que la Santísima Virgen te haya
favorecido tanto?”. Y el respondió: “El secreto es ofrecerle cada día algún
homenaje, aun que sea pequeño, pero no dejar ningún día sin hacerlo”.
22) San José
Cafasso estaba tan convencido de que en la obra de conversión de los pecadores,
la mejor colaboradora es la Virgen María, que cuando iba a convertir a alguno
condenado a muerte, decía: “Voy confiado, porque la que lo va a convertir es mi socia: la Madre de
Dios”.
23) ¡Si supiéramos de cuántas desgracias nos ha
librado la Virgen María! ¡Y cuántos favores nos ha concedido y nos
quiere conceder! ¡En el cielo lo sabremos y nos quedaremos atónitos! (san Juan
Bosco).
24) Jesús, María: éstos sean los nombres que yo
pronuncie al morir, para que llevando este ramo de olivo en la
boca, sea recibido en el Arca santa del paraíso , (san Germán).
25) Las más
poderosas armas que yo conozco para vencer al príncipe de este mundo y alejar
el pecado, son: la recepción frecuente del Cuerpo de Cristo y una confianza ciega en su Santísima Madre.
Hace muchos años que vengo recomendando la devoción a la Madre de Dios y no
dejaré de hacerlo hasta que tenga la dicha de contemplarla allá arriba en los
cielos (san Gregorio Vil, Papa).
26) El culto de la Virgen debe consistir en lo
siguiente:
1. En una alta estimación de sus grandes cualidades y de su inmensa dignidad.
2. En una filial confianza.
3. En una estudiosa imitación de sus virtudes.
4. En propagar el culto mariano (san Buenaventura).
1. En una alta estimación de sus grandes cualidades y de su inmensa dignidad.
2. En una filial confianza.
3. En una estudiosa imitación de sus virtudes.
4. En propagar el culto mariano (san Buenaventura).
27) El
hombre tiene: como mediador de su causa ante el Padre, al Hijo. Y como mediador
ante el Hijo, a la Madre (san Buenaventura).
28) A las
almas privilegiadas, sobre las cuales tiene particulares designios de
misericordia, Dios les otorga
especialísima devoción a la Madre de Dios (san Marcelino Champagnat).
29)
Preguntaron a santa Teresita cuál era el secreto para que los consejos que ella
daba tuvieran tanta eficacia y tan buen efecto, y ella respondió: “Mi secreto es éste: yo nunca doy un buen consejo sin haber invocado antes a la Virgen María,
y sin haberle pedido que me inspire lo que debo decir a la otra persona, para
su mayor bien”.
30) Si he logrado conservar la virtud de la
castidad ha sido por un favor constante de la Virgen María. A ella le
debo también el haber aumentado mi inteligencia para comprender mejor cómo debía
obrar en la vida (san Benito Cottolengo).
31) Si no nos va mejor, es porque no somos más
devotos de María (san Luis María Grignon).
32) Miguel
Magone, el alumno santo está moribundo (21 de enero de 1859). Don Bosco se le
acerca y le dice: “¿Qué es lo que más te consuela
de estos últimos momentos de tu vida?” y el joven le responde: “Dos cosas me consuelan ahora que llega la muerte: haber
comulgado muchas veces, y haber rezado y confiado mucho en la Virgen María. ¡Oh María! ¡María! ¡Qué felices son tus devotos
a la hora de la muerte!” (Una hora después expiró. Tenía 17
años).
33) De María nunca se hablará demasiado bien.
Su grandeza nunca la lograremos comprender, porque para comprender la grandeza
de la Madre será necesario poder comprender la del Hijo (san Luis María
Grignon).
34) Dios
Padre reunió en un lugar todas las aguas y lo llamó mar. Y reunió en otro lugar todas las gracias y todas las
bendiciones y lo llamó: María (san Luis María Grignon).
35) Dios
tiene un tesoro en que ha guardado todas sus joyas, incluso a su Hijo. Ese tesoro es María (san Luis María
Grignon).
36) Jesús
sigue siendo en el cielo el mejor hijo que ha existido, y por lo tanto,
supremamente atento con su Madre la
Virgen María y pronto a acceder a su más pequeño deseo (san Luis María
Grignon).
37) Las tres cosas que más alejan a Satanás
son:
1. Confesarse muy bien, con verdadero propósito y verdadero dolor de los pecados.
2. Comulgar con frecuencia y muy devotamente.
3. Tener una gran devoción a la Virgen María (san Juan Bosco).
1. Confesarse muy bien, con verdadero propósito y verdadero dolor de los pecados.
2. Comulgar con frecuencia y muy devotamente.
3. Tener una gran devoción a la Virgen María (san Juan Bosco).
38) He
llegado a comprobar plenamente esta gran noticia de san Bernardo: “Jamás se ha oído
decir que alguno haya implorado con confianza y perseverancia la ayuda de María
santísima, y ella no lo haya ayudado poderosamente“.(san Antonio
María Claret).
39) La Virgen no tiene nada de austero o temible
que nos pueda alejar. Ella es siempre amable, y bondadosamente se
presenta ante su Hijo cuando se lo pedimos. Y nos obtiene cuanto necesitamos
(san Luis María Grignon).
40) Por ti, oh María, están llenos los
cielos y vacíos los infiernos (san Bernardo).
41) Hay tantos peligros en el camino de la vida
que es frecuentísimo el caso de personas que volaban muy alto en santidad, y
han caído entre el fango y han sido desvalijadas lastimosamente por los
enemigos del alma.
A cada rato caen cedros del Líbano. ¿Por qué? Porque se creyeron más
fuertes de lo que eran, imaginaron más segura su casa y más seguros sus cofres
de lo que en realidad estaban; se apoyaban en sí mismos aun creyendo apoyarse
en Dios, y el Señor permitió que fueran robados por los enemigos del espíritu.
¡Ah, si hubieran sido verdaderos devotos de María! No les hubieran sucedido
tales desgracias, porque ella sabe preservar y defender a los que la honran
(san Luis María Grignon).
42) El demonio como astuto falsificador, hace
pasar por verdadera devoción a la Santísima Virgen lo que no es; por
ejemplo: rezarle muchas oraciones, pero mal dichas, sin darnos cuenta de
lo que decimos; hacer devociones exteriores, pero no cambiar de vida y seguir
pecando lo mismo que antes; decir con los labios que la amamos, pero mientras
tanto no cumplimos los deberes de cada día. Cuando el enemigo se da cuenta de que no puede quitarle a una
persona la devoción a la Virgen, entonces trata de que esa devoción sea falsa,
sin cambio de vida (san Luis María Grignon).
43) Una devoción a la Virgen que no obtenga la
enmienda de tu vida, no es grata al Señor (siervo de Dios Felipe
Rinaldi).
44) San
Alonso Rodríguez decía a la Virgen: “¡Ah, si tú me
amaras como yo te amo! Y ella le respondió: “¿Qué
dices, Alonso?, entre lo que tú me amas y lo que yo te amo hay tanta
desproporción como entre la tierra y el cielo. Yo te amo un millón de veces más de lo que tú me amas a mí“.
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