Por el siglo XIV Santa Brígida
recibió de Jesús la revelación de cuál será el destino eterno de cada persona.
Esto es de mucha actualidad
porque presenta las pautas que probablemente use en el Aviso a la humanidad, en
que cada uno verá el estado de su alma tal como Él la ve.
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Y más útil aún es para cuando luego de la muerte nos tengamos que enfrentar a Él en el Juicio Particular.
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Y más útil aún es para cuando luego de la muerte nos tengamos que enfrentar a Él en el Juicio Particular.
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QUIEN FUE SANTA BRIGIDA DE
SUECIA
Brígida Birgersdotter (1303-1373), conocida como
Santa Brígida de Suecia, fue una mística,
escritora y teóloga sueca a la que Juan Pablo II proclamó Patrona de Europa.
Hija de un gobernador y de la hija de otro
gobernador, Brígida formaba parte de la clase alta de Suecia.
Sin embargo, a los siete años
tuvo una visión de María Santísima y a los diez soñó con Jesús sangrante y a
partir de ese momento se convirtió en devota de la Pasión de Nuestro Señor.
Casada a los catorce años, tuvo 28 años de
felicidad con su esposo, interrumpidos cuando ambos decidieron dedicarse a la vida consagrada.
Llamada a la Corte, como dama de compañía de la
reina, Brígida intentó por todos los medios
enderezar a un rey débil y vicioso, así como a su esposa, la Reina. Ambos la escuchaban ocasionalmente, volviendo
a caer en sus faltas.
Su
vida estuvo signada por visiones, milagros, peregrinaciones y un gran compromiso con los
pobres y los incrédulos.
No la asustaban ni la peste ni las burlas a sus sueños y visiones.
Fue la fundadora de la Orden del Santísimo Corazón. Murió en el año 1373, a los 70 años,
en Roma, Italia.
LAS VISIONES DE SANTA BRIGIDA
Estamos frente a una persona cuyas visiones eran realmente significativas para la época.
Eran tan populares que se las discutieron en tres Concilios (de Constanza, de Basilea y Quinto
de Letrán)
El
libro de sus revelaciones fue publicado por primera vez en 1492.
Por orden del Concilio de
Basilea, Juan de Torquemada, quien fue más tarde cardenal, examinó el libro de
las revelaciones de la santa y declaró que podía ser muy útil para la
instrucción de los fieles. Las clasificó de tres tipos: corporales,
espirituales e intelectuales.
Acerca de sus visiones, el Papa Benedicto XIV dijo:
“Aunque
muchas de esas revelaciones han sido aprobadas, no se les debe el asentimiento
de fe divina; el crédito que merecen es puramente humano, sujeto al juicio de
la prudencia, que es la que debe dictarnos el grado de probabilidad de que
gozan para que creamos píamente en ellas.”
Su
canonización fue confirmada en 1415 en el concilio de Constanza por el antipapa Juan
XXIII.
Sin embargo los reyes de Suecia querían una
canonización legítima y obtuvieron en 1419 la confirmación por el papa Martín
V, Sumo Pontífice de toda la cristiandad.
En
el año 2000 el papa Juan Pablo II la designó Patrona de Europa.
REVELACIONES SOBRE EL JUICIO
DE JESUCRISTO
En su libro de las revelaciones, Libro 1, capítulo
41, Santa Brígida habla sobre las revelaciones que le hizo Jesús sobre el destino de 5 hombres que representan a
toda la humanidad.
Estas revelaciones a Santa
Brígida, efectuadas delante de toda la Corte Celestial, tienen todas las
características de un juicio.
En estos cinco hombres, Él resumirá todas las miserias o riquezas de la humanidad en su conjunto.
Las revelaciones tienen una coincidencia
sorprendente con lo que puede suceder a cada uno de nosotros durante el Gran Aviso y en el momento del Juicio
Particular en nuestra muerte.
Los cinco tipos de hombre sobre los que Jesús
revela su juicio son:
El primer hombre representa a
la cabeza de la Iglesia y sus sacerdotes;
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El segundo, a los laicos corruptos;
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El tercero a los judíos;
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El cuarto a los paganos;
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Y el quinto a mis amigos (los amigos de Jesús).
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El segundo, a los laicos corruptos;
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El tercero a los judíos;
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El cuarto a los paganos;
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Y el quinto a mis amigos (los amigos de Jesús).
EL PRIMER HOMBRE: LA CABEZA DE
LA IGLESIA
Jesús es muy duro con este
Papa, que no sabemos quién es aunque podríamos pensar que es el Falso Profeta
anunciado en el Apocalipsis.
Recuerda que esto fue escrito por el siglo XIV.
Jesús le revela a Santa Brígida:
Ahora
declaro mi disgusto contigo, cabeza de mi Iglesia, tú que te sientas en mi
asiento.
Les concedí este asiento a Pedro y a sus sucesores para que se sentaran con una triple dignidad
y autoridad:
Primero, para que pudieran tener el poder de atar y desatar a las almas del
pecado;
Segundo, para que pudieran abrirle el Cielo a los penitentes;
Tercero, para que cerraran el Cielo a los condenados y a aquellos que me desprecian.
Pero tú, que deberías estar absolviendo almas y
presentándomelas, eres realmente un
asesino de almas.
Designé a Pedro como el pastor y el sirviente de
mis ovejas, pero tú las disipas y las
hieres, eres peor que Lucifer.
Él [Lucifer] tenía envidia de mí y no persiguió matar a nadie más que a mí,
de forma que pudiera él gobernar en mi lugar.
Pero tú eres lo peor en que, no sólo me matas al
apartarme de ti por tu mal trabajo sino que, también, matas a las almas debido a tu mal ejemplo.
Yo redimí almas con mi sangre y te las encomendé
como a un amigo fiable. Pero tú se las devuelves al enemigo del que yo las
redimí. Eres más injusto que Pilatos.
Este Papa, al que Jesús le
dice “peor que Lucifer, más injusto que Pilatos” posiblemente que causará la
Abominación de la Desolación profetizada por Daniel.
Aclara el Señor que Pilatos sólo lo condenó a
muerte:
Pero tú no sólo me condenas como si yo fuese un
pobre hombre indigno, sino que también condenas
a las almas de mis elegidos y dejas libres a los culpables.
Mereces
menos misericordia que Judas.
El juicio continúa y Jesús nos recuerda sus críticas enfrentando a los fariseos y
doctores de la ley:
Judas tan solo me vendió. Pero tú, no solo me vendes a mí, sino que también
vendes a las almas de mis elegidos en base a tu propio provecho y vana
reputación.
Tú eres más
abominable que los judíos.
Ellos tan sólo crucificaron mi cuerpo, pero tú crucificaste y castigaste a las almas de
mis elegidos para quienes tu maldad y transgresión son más afiladas que
una espada.
La actitud de Jesús es la de
un justiciero que, según recitamos en el Credo “vendrá a juzgar a vivos y
muertos” y a “separar el trigo de la cizaña”.
Así,
puesto que eres como Lucifer, más injusto que Pilatos, menos digno de
misericordia que Judas y más abominable que los judíos, mi enfado contigo está
justificado.
EL SEGUNDO HOMBRE: EL
LAICO APÓSTATA
El Señor dijo al segundo hombre, es decir, al que
representa a los laicos: Yo creé todas las cosas para tu uso. Tú me diste tu
consentimiento a mí y Yo a ti. Tú me
prometiste tu fe y me juraste que me servirías. Ahora, sin embargo, te has apartado de mí como alguien que no
conoce a Dios.
Esto está reflejando la pérdida de fe dentro de la Iglesia.
Se parece mucho a nuestra
época, en la cual los hombres han dado rienda suelta a sus instintos y desechan
todo lo que le es molesto, para eliminar los obstáculos a una vida fácil y
placentera.
Te refieres a mis palabras como mentiras y a mis trabajos como carentes de
sentido.
Tú dices que mi voluntad y mis mandamientos son muy duros.
Has violado la fe que prometiste. Has roto tu
juramento y has abandonado mi Nombre.
También esto se nos hace muy
familiar, cuando se reclama una modernización de la Iglesia y Su doctrina, para
“adecuarla a los tiempos que corren”.
El Juicio continúa: Te has disociado a ti mismo
de la compañía de mis santos y te has
integrado en la compañía de los demonios, haciéndote socio suyo. Tú no crees que ninguno merezca alabanza y honor
salvo tú mismo.
Esto nos recuerda a los mensajes de la Nueva Era que endiosan al hombre llamando a que cada uno
puede ser Dios.
Y la
ciencia sobrepasando límites naturales está jugando a ser Dios
modificando los eslabones elementales de la vida.
Pero además la vida
contemporánea transcurre en la búsqueda del placer y en el alejamiento de
cualquier sufrimiento, endiosando al hedonismo.
Consideras
difícil todo lo que tiene que ver conmigo y lo que estás obligado a hacer por mí, mientras
que las cosas que te gusta hacer son fáciles para ti.
La
tibieza espiritual hace pesadas las cargas que con oración y vida
sacramental serían soportables.
Esta revelación de Jesús pone
el acento en lo que él ya nos ha dicho que todos tenemos que llevar nuestra
Cruz.
La
humanidad hoy va camino a enfrentarse a un juicio duro, según leemos
las revelaciones de Jesús a Santa Brígida.
Y llega a su fin el juicio a los laicos que lo
olvidaron: Es por esto que mi enfado
contigo está justificado, porque tú has quebrado la fe que me prometiste en el
bautismo y en adelante.
Encima,
me acusas de mentir sobre el amor que te he mostrado de palabra y de hecho.
Dices que yo era un loco por sufrir.
EL TERCER HOMBRE: LOS JUDÍOS
Acá Jesús se
duele de todo lo que entregó al pueblo de Israel, su pueblo elegido, que
habiéndolo negado, aún espera el Mesías.
Yo
comencé mi amoroso idilio contigo. Te elegí como mi pueblo, te libré de la
esclavitud, te di Mi Ley, te conduje hasta la Tierra que les había prometido a
tus padres y te envié profetas que te consolaran.
Después,
elegí una Virgen de entre vosotros y tomé de ella naturaleza humana.
Mi disgusto contigo es que aún rehúsas creer en mí, diciendo: “Cristo no ha venido todavía
sino que tiene que venir”.
Estas palabras tienen una
increíble actualidad hoy cuando los Judíos piensan que en este año o el que
viene llegará su Mesías y están haciendo los planes para reconstruir el Templo.
Pero sin embargo aparece en las revelaciones a Santa Brígida, como una brisa refrescante,
una ráfaga de aire fresco, un oasis en el desierto.
Jesús nos habla, sorprendentemente, de unos judíos especiales.
He hecho una excepción con todos los judíos que son cristianos en secreto y
que me sirven en caridad sincera, conforme a la fe y en sus trabajos
perfectos en secreto.
No
se está refiriendo, indudablemente a los judíos mesiánicos, que confiesan
abiertamente su fe en Jesús, la predican y la justifican por medio de las
Escrituras.
Sino que nos
muestra que Jesús lee en el corazón de cada persona y nos juzgará de
acuerdo a eso.
Y por lo visto parece que hay
un grupo de judíos, que aún sin confesar públicamente que Jesús es el mesías,
creen en él. Notable revelación.
EL CUARTO HOMBRE: EL PAGANO
Antes de emitir el juicio contra el cuarto hombre, el Señor hace una aclaración: En
relación a ti, pagano, he hecho una excepción con todos aquellos que con gusto
caminarían por la senda de mis mandamientos si tan solo supieran cómo, y si fueran instruidos.
Los
que tratan de poner en práctica todo lo que pueden y de lo que son
capaces.
Éstos,
no serán de ninguna manera sentenciados con vosotros.
Este es un caso claro del
evangelio que aún no ha llegado a todas las personas.
Hecha esta aclaración, el Señor se dirige a los que no entran en esta excepción:
Yo
te creé y te redimí para que fueras cristiano. Hice contigo
todo el bien.
Pero tú eres como alguien que está fuera de sus
sentidos, porque no sabes lo que haces.
Eres
como un ciego, porque no sabes hacia dónde te diriges.
Adoras
a las criaturas en lugar de al Creador, a la falsedad en lugar de a la verdad.
Te
arrodillas ante las cosas que son inferiores a ti. Esta es la
causa de mi disgusto en relación a ti.
Todos lo conocemos. Personas que quieren más a su perro que a sus hermanos.
Otros que integran organizaciones ecológicas pero no le conceden a Dios el crédito por haber
creado esas mismas criaturas que dicen defender.
Observamos en exposiciones animales lustrosos,
cuidados por peones mal vestidos. El
caballo de carreras tiene instalaciones que desearían tener muchos niños.
Vemos en algunas agrupaciones telúricas una adoración a la Pachamama, la Madre Tierra,
como si fuera un ídolo, en lugar de colocarla en su justo lugar de criatura de
Dios y adorar al Creador.
Muchos
adoran a las estrellas, basando su vida y sus decisiones en las
predicciones de cartas astrales u horóscopos.
EL QUINTO HOMBRE: LOS AMIGOS
DE JESÚS
Al quinto hombre le dijo: “¡Acércate más, amigo!” Y se
dirigió directamente a la Corte Celestial:
Queridos amigos, este amigo mío representa a mis muchos amigos.
Él es como un hombre cercado entre los corruptos y mantenido en un duro cautiverio.
Cuando
dice la verdad le arrojan piedras en la boca. Cuando hace
algo bueno, le clavan una lanza en el pecho.
Los católicos hemos leído y escuchado en Misa, el
texto del Evangelio que la Iglesia llama “El juicio de las Naciones”.
En ese pasaje, Jesús es bien claro, con respecto a
lo que debe ser un creyente para merecer el “Venid, benditos de Mi Padre, porque tuve sed y me disteis de beber, tuve
hambre y me disteis de comer, etc., etc.”
Pero además deja claro que
parte de la misión del cristiano pasa por el martirio provocado por la
incomprensión.
Pero esto no termina aquí. A partir de ahora, Jesús invita a participar a la Corte
Celestial en el juicio.
Y así vemos figuras
bíblicas que intervienen, diciendo su parecer sobre lo que Él ha
demostrado.
EL JUICIO DE LA CORTE
CELESTIAL
¡Ay, mis amigos y santos! ¿Cómo puedo soportar a esas personas y cuánto tiempo me mantendré
con semejante desprecio?
San
Juan Bautista
respondió: Eres como un espejo
inmaculado. Vemos y sabemos todas las cosas en ti como en un espejo, sin
necesidad de palabras. Eres la dulzura incomparable en la que saboreamos todo
lo bueno. Eres como la más afilada de
las espadas y un Juez justo.
A estas palabras, el Señor respondió: Amigo mío, lo que has dicho es cierto. Mis elegidos ven toda la bondad y justicia en
mí. Aún los espíritus diabólicos lo hacen.
Yo soy como una espada que corta en dos. Le doy a cada persona lo que él o ella
merecen.
Aquí, Santa Brígida vio al Señor dirigirse a Pedro:
Entonces, el Señor agregó,
hablando al Bienaventurado Pedro: Tú eres el fundador de la fe y de mi Iglesia.
Mientras lo escucha mi Ejército, ¡declara la sentencia de estos cinco hombres!
LA RESPUESTA DE PEDRO Y LA 1ª
SENTENCIA
Entonces, dijo Pedro: ¡Gloria y honor para Ti, Señor, por el amor que has demostrado a
la tierra! ¡Que toda tu Corte te bendiga, porque Tú nos haces ver y saber en Ti
todo lo que es y lo que será! Vemos y sabemos todo en Ti.
LA SENTENCIA A LA CABEZA DE LA
IGLESIA
Es verdaderamente justo que el
primer hombre, el que se sienta en tu asiento mientras que realiza los hechos
de Lucifer, vergonzosamente deba renunciar a ese asiento en el que presumió
sentarse y compartir el castigo de Lucifer.
LA SENTENCIA AL
LAICO APÓSTATA
Pedro continuó:
La sentencia del segundo
hombre es que aquél que haya abandonado la fe debe descender al infierno con la
cabeza abajo y los pies arriba, por haberte despreciado a Ti, que deberías ser
su cabeza y por haberse amado a sí mismo.
LA SENTENCIA AL JUDÍO
La sentencia del tercero es
que no verá Tu rostro y será condenado por su perversidad y avaricia, puesto
que los que no creen no merecen contemplar la visión de Ti.
LA SENTENCIA AL PAGANO
La sentencia del cuarto es que
debería ser encerrado y confinado en la oscuridad, como un hombre fuera de sus
sentidos.
LA SENTENCIA AL AMIGO DE JESÚS
La sentencia del quinto es que
deberá serle enviada ayuda.
Cuando
el Señor oyó esto, respondió: Prometo por Dios, el Padre, cuya voz oyó Juan el
Bautista en el Jordán, que haré
justicia a éstos cinco.
LOS TERRIBLES CASTIGOS
Después, ante
los ojos sin duda asombrados de Santa Brígida, el Señor continuó,
Diciendo al primero de los
cinco hombres:
La
espada de mi severidad atravesará tu cuerpo, entrando desde lo alto de tu cabeza y penetrando
tan profunda y firmemente que nunca podrá ser sacada.
Tu
asiento se hundirá como una piedra pesada y no cesará hasta que alcance la parte más baja de
las profundidades.
Tus
dedos, es decir, tus consejeros, arderán en un fuego sulfuroso e inextinguible.
Tus
brazos, es decir, tus vicarios, que deberían haber conseguido el beneficio de
las almas, pero que en su lugar consiguieron provechos
mundanos y honores, serán sentenciados al castigo del que habla David: ‘Que sus
hijos queden huérfanos y su mujer viuda, que los extraños le arrebaten su
propiedad’.
Explica
Jesús aquí los términos que ha pronunciado: ¿Qué significa ‘su mujer’
sino el alma que ha sido separada de la gloria del Cielo y que quedará viuda de
Dios?
‘Sus
hijos’, es decir, las virtudes que aparentaron poseer y mi gente sencilla,
aquellos que se les sometieron, serán apartados de ellos.
Su
rango y propiedad caerá en manos de otros, y ellos heredarán la eterna vergüenza en lugar de
su rango privilegiado.
Sus
mitras se hundirán en el barro del infierno y ellos mismos nunca se levantarán de él.
Por ello, lo mismo que el honor y el orgullo que alcanzaron sobre otros aquí en la tierra,
se hundirán en el infierno tan profundamente, más que los demás, que les será
imposible levantarse.
Sus
extremidades, o sea, todos los sacerdotes aduladores que les
secunden, serán separados de ellos y aislados.
Igual que una pared que se derrumba, en la que no quedará piedra sobre piedra y el
cemento ya no se adherirá a las piedras.
La
misericordia nunca les llegará, porque mi amor nunca les calentará ni les
repondrá en la eterna Mansión Celestial.
En su lugar, despojados de todo bien, serán eternamente atormentados junto a sus
líderes.
Al segundo hombre, le dijo:
Dado que tú no quieres mantenerte en la fe que me
prometiste ni manifestar amor hacia mí, te
enviaré un animal que procederá del torrente impetuoso para devorarte.
Y, lo mismo que un torrente siempre corre hacia
abajo, así el animal te llevará a las
partes más bajas del infierno.
Tan imposible como es para ti viajar corriente
arriba contra un torrente impetuoso, igual
de difícil será para ti ascender desde el infierno.
Al tercer hombre, le dijo:
Ya que tú, judío, no quieres creer que Yo ya he
venido, por ello, cuando vuelva para el
segundo juicio, no me verás en mi gloria sino en tu conciencia, y
comprobarás que todo lo que te dije era verdad.
Entonces ahí quedará que seas castigado como mereces.
Al cuarto hombre, le dijo:
Como no te has ocupado de creer ni has querido
saber, tu propia oscuridad será tu luz
y tu corazón será iluminado para que comprendas que mis juicios son verdaderos
pero, sin embargo, tú no alcanzarás la luz.
EL JUICIO PARA EL QUINTO
HOMBRE, EL AMIGO DE JESÚS
Haré
tres cosas por ti, dijo el Señor:
Primero, te llenaré
internamente de mi calor.
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Segundo, haré que tu boca sea más fuerte y más firme que cualquier piedra, de modo que las piedras que te arrojen serán rebotadas.
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Tercero, te armaré con mis armas, de forma que ninguna lanza te dañará sino que todo cederá ante ti como la cera frente al fuego.
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Segundo, haré que tu boca sea más fuerte y más firme que cualquier piedra, de modo que las piedras que te arrojen serán rebotadas.
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Tercero, te armaré con mis armas, de forma que ninguna lanza te dañará sino que todo cederá ante ti como la cera frente al fuego.
Por
tanto, ¡hazte fuerte y resiste como un hombre!
Como un soldado que, en la guerra, espera la ayuda
de su Señor y lucha mientras le quedan fluidos de vida, así también tú, ¡mantente firme y lucha!
El
Señor, tu Dios, Aquél a quien nadie puede resistir, te ayudará.
Y, como ustedes son pocos en número, les daré honor
y los convertiré en muchos.
Fuentes:
- http://ladivinaprovidenciaymaria.blogspot.com.uy/2014/08/destino-de-5-hombres-que-representan.html
- http://www.corazones.org/santos/brigida.htm
- https://es.wikipedia.org/wiki/Br%C3%ADgida_de_Suecia
- http://www.santos-catolicos.com/santos/santa-brigida-de-suecia/Las-Profecias-y-Revelaciones-de-Santa-Brigida-de-Suecia.pdf
- http://www.corazones.org/santos/brigida.htm
- https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Br%C3%ADgida_7_23.htm
Escrito por María de los
Ángeles Pizzorno
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