VATICANO, 25 Nov. 16 / 08:21 am (ACI).- En un nuevo videomensaje,
enviado esta vez a los participantes en el VI Festival de la Doctrina Social de
la Iglesia,
el Papa Francisco advirtió del daño que puede hacerle a las personas el
aislamiento y de la urgente necesidad de encontrarse con los demás.
En sus palabras a los participantes del evento que este año se realiza
en la ciudad italiana de Verona y que tiene como lema “En
medio de la gente”, el Santo Padre recordó que “estamos
hechos para estar con los demás” ya que “el
aislamiento es caldo de cultivo para el miedo y la desconfianza e impide
disfrutar de la fraternidad”.
“Se corren
más riesgos cuando nos aislamos que cuando nos abrimos a los demás: la
capacidad de hacerse daño no es propia del encuentro, sino del cierre y del
rechazo”, resaltó el Pontífice.
Esto mismo puede aplicarse a la ayuda al prójimo: “pienso en una persona enferma, en un anciano, en un
emigrante, en un pobre, en un desempleado. Cuando nos ocupamos de los demás nos
complicamos menos la vida
que cuando estamos centrados solamente en nosotros mismos”, indicó el
Santo Padre.
En este sentido, el Papa destacó que “hay
una verdadera riqueza humana entre nuestra gente. Son innumerables las
historias de solidaridad, de ayuda, de apoyo, vividas en nuestras familias y en
nuestras comunidades. Es impresionante cómo algunas personas viven con dignidad
las dificultades económicas, el dolor, el trabajo duro, las pruebas”.
Por todo ello, es importante estar en medio de la gente, lo cual “no
significa solamente estar abiertos y encontrar a los demás, sino también
dejarse encontrar”.
“Estando en
medio de la gente tenemos acceso a la enseñanza de los hechos”.
El Papa puso un ejemplo de esto: “me dijeron
que hace poco murió una chica de 19 años. El dolor fue inmenso, muchísimos
asistieron al funeral. Lo que sorprendió a todos no fue solo la ausencia de la
desesperación, sino la percepción de una cierta serenidad. Las personas,
después del funeral, se decían unas a otras con asombro que habían salido de la
celebración como liberadas de un peso. La madre de la joven dijo: ‘He recibido
la gracia de la serenidad’”.
“La vida cotidiana está entretejida con estos
hechos que marcan nuestra existencia: nunca pierden eficacia aunque no pasen a
ser titulares de los diarios. Sucede así: sin discursos ni explicaciones se
entiende lo que en la vida vale o no la pena”.
Por otra parte, el Obispo de Roma destacó que “estar
en medio de la gente también significa darse cuenta de que cada uno de nosotros
es parte de un pueblo”. “Estar juntos nos ayuda a ver el conjunto”,
resaltó.
El Pontífice recordó que los gobernantes
no pueden regir de espaldas al pueblo ya que “cuando
se separa al pueblo de los que mandan, cuando se toman decisiones basadas en el
poder y no en la compartición popular, cuando el que manda es más importante
que el pueblo y las decisiones las toman unos pocos, o son anónimas, o están
siempre dictadas por emergencias verdaderas o presuntas, la armonía social se
ve amenazada y las consecuencias son graves para las personas: aumenta la
pobreza, peligra la paz, manda el dinero y la gente está mal”.
“Por lo tanto –subrayó–
estar en medio de la gente no solamente hace bien a
la vida del individuo, sino que es un
bien para todo el mundo”.
“Para resolver los problemas de la gente hay que
empezar desde abajo, ensuciarse las manos, tener valor, escuchar a los
últimos”, concluyó.
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