VATICANO, 23 Nov. 16 / 05:40 am (ACI).- La primera Audiencia General
después de concluir el Jubileo de la Misericordia tuvo lugar en el Aula Pablo
VI del Vaticano con miles de fieles que escucharon al Papa Francisco hablar de
dos obras de misericordia: aconsejar a los que dudan y enseñar a los
ignorantes.
En la catequesis,
el Papa habló también de las dudas de fe y explicó que estas “tocan la fe, en sentido positivo, son un signo de que
queremos conocer mejor y más a fondo a Dios, a Jesús y al misterio de su amor
hacia nosotros”.
“Es un bien que nos preguntemos sobre nuestra fe,
porque de este modo somos empujados a profundizar en ella”, destacó. No obstante, “las dudas, de todas
maneras, son superadas”. Para ello “es
necesario escuchar la Palabra de Dios y comprender todo lo que nos enseña”.
El Papa explicó que una ayuda importante a este respecto es la
catequesis con la que “el anuncio de la fe viene a
encontrarnos en lo concreto de la vida
persona y comunitaria”. El otro camino es el de “vivir
lo más posible la fe”. “No hagamos de la fe una teoría abstracta donde las
dudas se multiplican” sino “hagamos sobre
todo de la fe nuestra vida”, exhortó el Pontífice.
“Busquemos practicarla en el servicio a los
hermanos, especialmente a los más necesitados” y
entonces “muchas dudas se desvanecerán porque
sentimos la presencia de Dios y la verdad del Evangelio en el amor que, sin
nuestro mérito, habita en nosotros y compartimos con los otros”, pidió a
los miles de fieles que lo escuchaban.
Sobre las obras de misericordia de educar y aconsejar, el Obispo de Roma
apuntó que “se pueden vivir tanto desde una
dimensión sencilla, familiar, al alcance de todos como desde una dimensión
institucional, organizada”.
El Papa pidió pensar en “cuántos niños sufren
todavía de analfabetismo, de falta de instrucción”. “Es una condición de gran
injusticia que afecta a la dignidad misma de la persona”, añadió.
“Sin educación, después se convierte fácilmente en
presa de la explotación y de varias formas de malestar social”, manifestó en la catequesis.
El Santo Padre recordó también que la Iglesia a lo largo de los
siglos ha sido protagonista de la educación “porque su misión de evangelizar
comporta el compromiso de restituir la dignidad a los más pobres”.
“Del primer ejemplo de una ‘escuela’ fundada por
San Justino que está aquí en Roma, en el segundo siglo, para que los cristianos
conocieran mejor la Sagrada Escritura, hasta San José de Calasanz, que abrió
las primeras escuelas populares gratuitas de Europa, tenemos una larga lista de
santos y santas que en varias épocas han llevado educación a los más
desfavorecidos, sabiendo que a través de este camino podían superar la miseria
y las discriminaciones”.
Francisco señaló entonces que estos santos comprendieron el significado
de esta obra de misericordia y “a través de un
trabajo sencillo y pocas estructuras han sabido restituir la dignidad a muchas
personas”.
“La educación que daban a menudo estaba orientada
también al trabajo”, y de ese modo "han surgido muchas y diversas escuelas
profesionales, que habilitaban para el trabajo mientras educaban en los valores
humanos y cristianos”.
“La educación, por tanto, es de verdad una peculiar
forma de evangelización”, subrayó, y agregó luego: “cuánto más crece la educación, las personas adquieren
más certeza y conciencia”.
El Papa también dijo que “expresar la
misericordia hacia los dubitativos equivale a aliviar el dolor y el sufrimiento
que proviene del miedo de la angustia que son consecuencia de la duda”.
“Es por tanto un acto de verdadero amor con el cual
se tiene la intención de apoyar a una
persona en la debilidad provocada por la incertidumbre”.
Por Álvaro de Juana
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