Con
el correr de los siglos se ha ido consolidando una leyenda negra de la
conquista de América, cuyo objetivo es atacar al catolicismo.
Detrás de estas leyendas se
puede ver a protestantes europeos y a las fuerzas masónicas de la naciente
burguesía americana.
Los
católicos son atacados con notable regularidad por supuestos crímenes contra los pueblos nativos
del Nuevo Mundo.
Se ha escrito mucho, por ejemplo, sobre la demolición de las culturas mesoamericanas,
como los aztecas.
Y la de la
civilización andina sudamericana de los Incas por los conquistadores
españoles.
La
severa opresión de los pueblos indígenas, y la devastación de las tribus través a través
del destierro, la enfermedad, la guerra y la esclavitud.
ES INJUSTO CULPAR A LA IGLESIA
CATÓLICA
Pero
en verdad, la difícil situación de los nativos americanos fue fuente de gran
preocupación para la Iglesia.
Y los
misioneros se distinguieron por su heroica defensa de los derechos indígenas.
Es injusto culpar a la Iglesia
por las acciones de las potencias europeas que amonestaron regularmente a
los jesuitas, franciscanos, agustinos, y un sinnúmero de sacerdotes, monjas y
laicos por hablar en defensa de los indígenas.
.
Especialmente las potencias protestantes.
.
Especialmente las potencias protestantes.
John
Tracy Ellis, uno de los padres de la historiografía católica estadounidense, escribió: La voz indignada del fraile Bartolomé de las
Casas hizo a Europa consciente de que miles de los nativos habían caído
en la esclavitud por los conquistadores españoles.
La agitación provocada por Fray Bartolomé impulsó el Papa Pablo III en 1537 para emitir
la bula Sublimis Deus en la que declaró:
“Los dichos indios y todas las
demás personas que más tarde pueden ser descubiertas por los cristianos, no
pueden ser de ningún modo privados de su libertad o de la posesión de su
propiedad, aunque permanezcan fuera de la fe de Jesucristo“.
Durante la Era de la Exploración, dos factores básicos influenciaron a los
europeos en sus esfuerzos.
Se dieron cuenta que la apertura en masa de la
tierra delante de ellos era mucho más
grande de lo que esperaban.
Y que este Nuevo Mundo no eran las tentadoras Indias.
La
España católica comenzó a conquistar México y el Imperio Inca, y la católica
Francia ocupó lo que hoy en día es Canadá norte.
Cristóbal Colón, por ejemplo,
fue firme en su creencia de que había un propósito más elevado para sus
exploraciones.
Daba
las gracias a Dios por el espíritu y la fuerza para llevar a cabo su hazaña. Y
escribió: “demos gracias a
Jesucristo, que nos ha concedido tan gran victoria y tal prosperidad…
Permitamos
que Cristo se regocije en la tierra, como se goza en el cielo, en la
perspectiva de la salvación de las almas de tantas naciones hasta entonces perdidas.”
El auténtico enfoque de la historia del encuentro
entre los nativos americanos y la Iglesia se expresó de manera elocuente por el
Papa Juan Pablo II en 1987, cuando se
dirigió a una reunión de indios en Phoenix, Arizona.
El Papa señaló: El encuentro temprano entre sus culturas tradicionales y el modo de vida
europeo fue un acontecimiento de tal importancia y el cambio influye
profundamente en su vida colectiva aún hoy en día.
Ese encuentro fue una realidad
dura y dolorosa para sus pueblos. Hay que reconocer la opresión cultural,
las injusticias, la interrupción de su vida y de sus sociedades
tradicionales.
Al mismo tiempo, con el fin de ser objetivo, la
historia debe registrar los aspectos
positivos del encuentro profundo de su gente con la cultura que vino de
Europa.
Entre estos aspectos positivos, deseo recordar el
trabajo de los muchos misioneros que
vigorosamente defendieron los derechos de los habitantes originales de esta
tierra.
Ellos trabajaron para mejorar
las condiciones de vida y establecer sistemas educativos, y el aprendizaje de
los idiomas con el fin de hacerlo.
Por encima de todo, proclamaron la Buena Nueva de la salvación en nuestro Señor Jesucristo,
una parte esencial de la cual es que todos los hombres y las mujeres son
igualmente hijos de Dios y deben ser respetados y queridos como tal. (14 de
septiembre, 1987)
Pero
hay un material el excelente del libro de Vittorio Messori, Leyendas Negras
de la Iglesia que queremos reproducir aquí.
MATANZA DE INDÍGENAS
Desde el siglo XVI las
potencias nórdicas reformadas -Gran Bretaña y Holanda in primis– iniciaron en
sus dominios de ultramar una guerra psicológica.
.
Al inventarse la “leyenda negra” de la barbarie y la opresión practicadas por España, con la que estaban enzarzadas en la lucha por el predominio marítimo.
.
Al inventarse la “leyenda negra” de la barbarie y la opresión practicadas por España, con la que estaban enzarzadas en la lucha por el predominio marítimo.
Pierre
Chaunu,
historiador de hoy, fuera de toda discusión por ser calvinista, escribió: “La pretendida matanza de los indios por
parte de los españoles en el siglo XVI encubrió
la matanza norteamericana (…).
La América protestante logró
librarse de este modo de su crimen lanzándolo de nuevo sobre la América
católica.”
Con
ello no se pretende afirmar que la ocupación española -y portuguesa- de
América del Sur fuera del todo pacífica. Para nada.
Sin embargo, históricamente, ¿qué ocupación o conquista lo fue?
Por poner un ejemplo: si bien la llegada de los
europeos a estas tierras acarreó actos de violencia, dichos europeos se enfrentaron a su vez con usurpadores.
El
imperio de los aztecas y de los incas se había creado con violencia, y se mantenía
gracias a una fuerte opresión sobre los nativos.
En muchas ocasiones, los ibéricos
fueron saludados como liberadores y recibieron el apoyo de los pobladores
americanos.
Ello
explica que sólo un puñado de españoles (con escasos cañones, armas que no funcionaban por
la humedad, y caballos que no podían ser usados en grandes cargas) haya podido doblegar a miles de guerreros.
Para juzgar la conquista europea de América, es preciso liberarnos de utopías moralistas.
Hay conquistas y conquistas, y a pesar de todo, la católica fue preferible a la protestante.
Según Jean Dumont (historiador)
“Si por desgracia, España (y
Portugal) se hubiera pasado a la Reforma (“lo dice la biblia, el indio es un
ser inferior, hijo de Satanás” – principio postulado y aplicado en América del
Norte), un inmenso genocidio habría eliminado de América del Sur a todos los
pueblos indígenas”.
EL EXTERMINIO
Siguiendo con la Leyenda Negra de la colonización
de américa, volvamos a la población indígena.
Mientras en los Estados Unidos
de hoy, donde están registradas como “miembros de tribus indias”
aproximadamente un millón y medio de personas, en el sur la situación es
exactamente la contraria.
.
En la zona mexicana, en la andina y en muchos territorios brasileños, casi el noventa por ciento de la población o bien desciende directamente de los antiguos habitantes o es fruto de la mezcla entre los indígenas y los nuevos pobladores (y africanos, en el caso de Brasil).
.
En la zona mexicana, en la andina y en muchos territorios brasileños, casi el noventa por ciento de la población o bien desciende directamente de los antiguos habitantes o es fruto de la mezcla entre los indígenas y los nuevos pobladores (y africanos, en el caso de Brasil).
Las formas de conquista de las Américas se originan precisamente en las distintas
teologías.
Los
españoles no consideraron a los pobladores de sus territorios como una especie
de basura
que había que eliminar para poder instalarse en ellos como dueños y señores.
Los protestantes en cambio,
influenciados por la teología de la predestinación no dudaron en exterminar a
los nativos de los territorios que fueron conquistando.
El
indio es subdesarrollado porque está predestinado a la condenación, el
blanco es desarrollado como signo de elección divina.
Así
ocurrió no sólo en américa y con los ingleses, sino en todas las demás zonas del mundo a las que
llegaron los europeos de tradición protestante.
El
apartheid sudafricano, por citar el ejemplo más clamoroso, es una
creación típica y teológicamente
coherente del calvinismo holandés.
Sorprende
que la Conferencia de obispos católicos sudafricanos se sumaran sin mayores
distinciones
a la “Declaración de arrepentimiento” de los cristianos blancos hacia los
negros de aquel país.
El
término “exterminio” no es exagerado.
Muchos ignoran que la práctica de arrancar el cuero
cabelludo era conocida tanto por los indios del norte cuanto por los del sur,
pero entre estos últimos, desapreció
pronto, prohibida por los españoles.
La enciclopedia
Larousse dice: “La práctica de arrancar el cuero cabelludo se
difundió en el territorio de lo que hoy es Estados Unidos a partir del siglo
XVII, cuando los colonos blancos
comenzaron a ofrecer fuertes recompensas a quien presentara el cuero cabelludo
de un indio fuera hombre, mujer o niño.”
En 1703 el gobierno de
Massachusetts pagaba doce libras esterlinas por cuero cabelludo, lo que motivó
que la caza de indios -organizada con caballos y perros- no tardará en
convertirse en una suerte de deporte muy rentable.
Nadie niega que también hubo innumerables muertes de indios en América Central y del Sur.
Pero
nunca como para estar al borde de la extinción, y este exterminio no se debió exclusivamente a
las espadas de acero y armas de fuego (que por la humedad, no siempre
funcionaban), sino a los invisibles y
letales virus del Viejo Mundo.
El choque microbiano y viral
que en pocos años causó la muerte de la mitad de la población autóctona de
Iberoamérica; fue estudiado por el grupo de Berkeley, formado por expertos de
esa universidad.
El
fenómeno es comparable a la peste negra, que procedente de India y China, asoló Europa en
el siglo XIV.
Enfermedades
como la tuberculosis, la pulmonía, la gripe, el sarampión o la viruela eran
desconocidas en el nicho ecológico aislado de los indios.
Como
también lo fueron para los españoles las enfermedades tropicales de aquéllos,
frente a las cuales carecían de las defensas inmunológicas necesarias.
Faltaba aún mucho para Pasteur.
LAS DENUNCIAS DE FRAY
BARTOLOMÉ DE LAS CASAS
Brevísima Relación de la
Destrucción de las Indias. Obra de Fray Bartolomé de las Casas, quien calificó así la
colonización de América.
¿Se trata de una calificación cerrada y definitiva?
Veamos.
Bartolomé
de las Casas nació en Sevilla, en 1474, hijo del rico Francisco Casaus (apellido
que delata orígenes judíos).
El
padre de Bartolomé acompañó a Colón en su segundo viaje al otro lado
del atlántico, quedándose en Antillas.
Donde creó
una gran plantación donde se dedicó a esclavizar a los indios.
Práctica que caracterizó el primer período de la
conquista, suprimida por Isabel la
Católica.
Después de estudiar en la Universidad de Salamanca,
Bartolomé partió a América para hacerse
cargo de la herencia paterna.
Y hasta los
35 años empleó los mismos métodos que más tarde denunciaría.
Luego
de su conversión, de las Casas se ordenó cura primero y luego dominico.
Y dedicó el
resto de su larga vida a defender la causa de los indígenas ante las
autoridades de España.
Con demasiada frecuencia se escribe la historia
dando por sentado que sus protagonistas
se comportan pura y exclusivamente de forma racional.
Algunos estudiosos, al realizar un análisis psicológico de la “vociferante”
personalidad de Las Casas han llegado incluso a hablar de un “estado paranoico de alucinación”;
juicios severos que han sido defendidos por historiadores como el español Ramón
Menéndez Pidal.
Asimismo, el norteamericano William S. Maltby,
profesor de Historia de Sudamérica en una universidad de EEUU, y quien en 1971
publicó un estudio del tema en cuestión, escribió que “ningún historiador que se precie puede hoy
tomar en serio las denuncias injustas y desatinadas de Las Casas”.
Concluyendo que:
“En resumidas cuentas, debemos
decir que el amor de este religioso por la caridad fue al menos mayor que su
respeto por la verdad.”
Sea como fuere, tras su insistencia, las autoridades de la madre patria atendieron
sus consejos y aprobaron severas leyes de tutela de los indígenas, lo
que más tarde iba a tener un perverso efecto.
Los propietarios españoles,
necesitados de abundante mano de obra, dejaron de considerar conveniente el uso
de las poblaciones autóctonas que algún autor define hoy como “demasiado
protegidas”.
.
Y comenzaron a prestar atención a los holandeses, ingleses y franceses que ofrecieron esclavos importados de África y capturados por los árabes musulmanes.
.
Y comenzaron a prestar atención a los holandeses, ingleses y franceses que ofrecieron esclavos importados de África y capturados por los árabes musulmanes.
Esclavos a
quienes posteriormente también llegaría una ley española de tutela.
Es preciso rescatar que de las Casas haya podido atacar impunemente y con expresiones terribles
no sólo el comportamiento de los particulares sino el de las autoridades.
Lo que se debió, en palabras de Maltby
“además de a las cuestiones de
fe, al hecho de que la libertad de expresión era una prerrogativa de los
españoles durante el Siglo de Oro.
Tal
como se puede corroborar estudiando los archivos, que registran
toda una gama de acusaciones lanzadas en público -y no reprimidas- contra las
autoridades”.
Más aún, este furibundo contestatario no sólo no
fue neutralizado, sino que se hizo
amigo íntimo del emperador Carlos V, y éste le otorgó el título de protector
general de todos los indios.
Y
fue invitado a presentar proyectos que, una vez discutidos y aprobados, se
convirtieron en ley en las Américas
españolas.
Nunca
antes un “profeta” había sido tomado tan en serio por un sistema
político al que se nos presenta entre los más oscuros y terribles.
LA DESTRUCCIÓN POR LA FUERZA
DE LAS RELIGIONES AUTÓCTONAS
Jean
Dumont señaló
respecto de Bartolomé de las Casas:
“El fenómeno de Las Casas es
ejemplar puesto que supone la confirmación del carácter fundamental y
sistemático de la política española de protección de los indios.
Desde 1516, cuando Jiménez de Cisneros fue nombrado
regente, el gobierno ibérico no se
muestra en absoluto ofendido por las denuncias, a veces injustas y casi
siempre desatinadas del dominico.
El
padre Bartolomé no sólo no fue objeto de censura alguna, sino que los
monarcas y sus ministros lo recibían con extraordinaria paciencia, lo
escuchaban, mandaban que se formaran juntas para estudiar sus críticas y sus
propuestas, y también para lanzar, por indicación y recomendación suya, la
importante formulación de las “Leyes Nuevas” (…)”
Es
más, Carlos V mandó nombrar a de las Casas obispo.
Y por efecto de sus denuncias y las de otros
religiosos, en la Universidad de Salamanca se crea una escuela de juristas que elaborará el derecho internacional moderno,
sobre la base fundamental de la “igualdad natural de todos los pueblos”.
¿Necesitaba la gente del nuevo mundo esta
protección?
Jane
Fonda, actriz norteamericana que desde la época de Vietnam intenta presentarse
como “políticamente comprometida” se sumó al conformismo denigratorio que hizo presa de no pocos católicos frente a lo que llaman la “destrucción
de las grandes religiones precolombinas”.
Afirmando que éstas “tenían una religión y un sistema social mejores que el impuesto por los
cristianos mediante la violencia”.
Un estudioso, también
norteamericano, le contestó en uno de los principales diarios recordándole cómo
era el ritual de las continuas matanzas de las pirámides mexicanas:
”Cuatro
sacerdotes aferraban a la víctima y la arrojaban sobre la piedra de
sacrificios.
El
Gran Sacerdote le clavaba entonces el cuchillo debajo del pezón izquierdo, le abría la
caja torácica y después hurgaba con las manos hasta que conseguía arrancarle el corazón aún palpitante para depositarlo en
una copa y ofrecérselo a los dioses.
Después, los
cuerpos eran lanzados por las escaleras de la pirámide.
Al pie, los esperaban otros sacerdotes para
practicar en cada cuerpo una incisión
desde la nuca a los talones y arrancarles la piel en una sola pieza. (…)
Una vez curtidas, las pieles servían de vestimentas
a la casta de los sacerdotes.”
Menos
sanguinarios eran los Incas. Como recuerda un historiador:
“Los incas practicaban sacrificios humanos para alejar un peligro, una carestía, una
epidemia.
Las víctimas, a veces niños, hombres o vírgenes, eran estranguladas o degolladas, en
ocasiones se les arrancaba el corazón a la manera azteca.”
Volviendo a Las Casas y la conquista.
A diferencia de los
anglosajones, que se limitarían a exterminar a aquellos “extraños” que
encontraron en el Nuevo Mundo, los ibéricos aceptaron el desafío cultural y
religioso con una seriedad que constituye una de sus glorias.
No
pretendiendo con ello ocultar los errores que efectivamente se cometieron.
Por primera vez en la historia, los europeos se enfrentaban a culturas muy
distintas y muy lejanas.
DESPREOCUPACIÓN POR EL
ALMA DE LOS INDÍGENAS
Resulta significativo cuanto escribe el protestante
Pierre Chaunu sobre la colonización
española de las Américas y las denuncias como las de las Casas: “Lo
que debe sorprendernos no son los abusos iniciales, sino el hecho de que esos
abusos se encontraron con una resistencia que provenía de todos los niveles de una profunda conciencia cristiana.”
Resulta lamentable que obras
como Brevísima relación de la destrucción de las Indias de fray
Bartolomé fueran utilizadas sin escrúpulos por la propaganda
protestante. Y después, por la iluminista.
Cuando en
realidad constituyen el testimonio de la sensibilidad hacia el problema
del encuentro con un mundo absolutamente nuevo e inesperado.
Ahora bien, sobre
el triste panorama que pinta la obra de de las Casas sobre la conquista,
Luciano Perena, de la Universidad de Salamanca señala que:
“de las Casas se pierde siempre en vaguedades e imprecisiones.
No
dice nunca cuándo ni dónde se consumaron los horrores que denuncia.
Tampoco
se ocupa de establecer si sus denuncias constituyen una excepción.
Al contrario, en contra de toda verdad, da a entender que las atrocidades eran el
único modo habitual de la Conquista.”
Una empresa como la conquista de América jamás se habría podido realizar con buenas
maneras.
Hernán
Cortés,
quien puso fin al imperio de los aztecas y a quien de las Casas presenta de
modo pesimista, fue quien vio bajar de
las pirámides el río de sangre humana de las víctimas sacrificadas.
Sea como fuere, como buen converso, de las Casas estaba más preocupado por la salvación
de las almas de los nativos.
Sólo
si se los trataba de forma adecuada iban a aceptar el bautismo.
De ahí que no sea posible
presentarlo como una suerte de precursor de la “teología de la liberación”
al estilo marxista.
La
preocupación de España por la salvación de las almas de los nativos
no tuvo precedente.
Y hasta que la
corte de Madrid no sufrió la contaminación de masones e “iluminados”, no
reparó en gastos ni en dificultades para cumplir con los acuerdos con el Papa,
que había concedido los derechos de
patronato a cambio del deber de evangelización.
Los resultados hablan: gracias
al sacrificio y al martirio de generaciones de religiosos mantenidos con
holgura por la Corona, en las Américas se creó una cristiandad que es hoy la
más numerosa de la Iglesia católica.
Y que ha dado vida a una fe “mestiza” encarnada por el encuentro vital de distintas culturas.
A pesar de los errores y los horrores, se trató de una de las más grandes aventuras religiosas y
culturales que tuvo una feliz evolución.
A
diferencia de lo ocurrido en Norteamérica, en Sudamérica el cristianismo y las culturas
precolombinas dieron vida a un hombre y a una sociedad realmente nuevos
respecto a la situación precolombina.
Fue sin duda un abuso instrumentalizar
a de las Casas como arma de guerra contra el “papismo”, fingiendo ignorar que
contra España se utilizaba la voz de un español escuchado y protegido por el
gobierno y la Corona de esa misma España.
GUERRA PSICOLÓGICA DE LOS
MASONES
“Arma cínica de una guerra
psicológica” es como define Pierre Chaunu el uso que las potencias protestantes
hicieron de la obra de las Casas.
Los
motivos fueron políticos, pero también religiosos.
La
separación de Roma efectuada por Enrique VIII había dado lugar a una iglesia de
Estado bastante poderosa.
Y estructurada como para ponerse al frente de las demás comunidades reformadas de Europa.
Holanda y Flandes desempeñaron
un papel importante en esta “guerra psicológica”.
Precisamente fue Theodor De Bry -flamenco- quien diseñó los grabados que acompañarían muchas
ediciones de la Brevísima Relación.
Dibujos en los que los ibéricos aparecen entregados a todo tipo de sádicas crueldades contra
los pobres indígenas.
Y
que no sólo tienen su origen en la imaginación del autor, sino que son
prácticamente las únicas imágenes antiguas de la Conquista, al punto de seguir
siendo reproducidas hasta hoy.
Para ahondar aún más en el tema, es preciso indagar
acerca de qué ocurrió con las colonias
luego del dominio español.
Luego de ser invadida por Napoleón, España tuvo que desatender los extensos
territorios americanos.
Luego de reconquistar su gobierno, ya era demasiado tarde para restablecer el statu
quo de las tierras de ultramar.
La Burguesía criolla siempre
había mantenido relaciones tensas con la corona.
.
Por abocarse esta última a “defender demasiado” a los indígenas e impedir su explotación.
.
Por abocarse esta última a “defender demasiado” a los indígenas e impedir su explotación.
Sentimiento
que se hizo extensivo a la Iglesia debido a los esfuerzos de las órdenes religiosas
para velar por el respeto y la mejora
de las normas que protegían a los indios.
Debido a esta oposición a la
Iglesia, vista como aliada de los indígenas, la élite criolla que condujo la
revolución contra la madre patria estaba profundamente contaminada por el credo
masónico.
El que dio
a los movimientos de independencia un carácter de duro anticristianismo
que se mantuvo hasta nuestros días.
Los jefes de la insurrección contra España fueron todos altos exponentes de las logias.
Un análisis de las banderas y los símbolos
estatales de América Latina permite comprobar la abundancia de elementos de la simbología de los “hermanos”.
Resulta innegable el hecho de que en cuanto se
liberaron de las autoridades españolas y de la Iglesia, los criollos invocaron los principios de hermandad universal masónica
y de los “derechos del hombre” de jacobina memoria, para liberarse de las leyes de tutela de los indios.
Casi
nadie dice la amarga verdad.
Pasado el primer período de la
colonización ibérica, fatalmente duro por el encuentro-desencuentro de culturas
tan distintas, no hubo ningún otro período tan desastroso para los autóctonos
sudamericanos como el que se inicia en los albores del siglo XIX, cuando sube
al poder la burguesía supuestamente “iluminada”.
Fuentes:
- http://www.catholic.com/magazine/articles/the-church-and-the-native-americans
- http://www.traditio-op.org/apologetica/Leyendas_negras_de_la_Iglesia.pdf
- https://es.wikipedia.org/wiki/Evangelizaci%C3%B3n_en_la_Nueva_Espa%C3%B1a
- http://www.conoze.com/doc.php?doc=7989
- http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=5150
Foros de la
Virgen María
No hay comentarios:
Publicar un comentario