"Jesús decía:
- ¿A qué se parece
el reino de Dios y a qué podré compararlo? Es como una semilla de
mostaza que un hombre siembra en su campo, y que crece hasta llegar a ser
como un árbol tan grande que las aves anidan entre sus ramas.
También dijo Jesús:
- ¿A qué podré
comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer mezcla con
tres medidas de harina para que toda la masa fermente."
Estas dos parábolas nos dicen lo mismo. Que el Reino de Dios nace de lo pequeño, un grano de mostaza, la levadura, y no de las grandes acciones.
El grano de mostaza y la levadura son el amor. El único que nos hace crecer. Que hace que demos lo mejor de nosotros.
Pero este amor necesita condiciones para transformarse en algo grande. Una tierra que la acepte, una humedad que lo mantenga vivo. Por desgracia, en nuestra sociedad hay demasiadas cosas que dejan nuestra tierra estéril: el egoísmo, el orgullo, las ansias de poder. Si sólo pensamos en nosotros este grano morirá.
Otra condición es la paciencia. La levadura necesita tiempo para poder fermentar la masa. Nosotros querríamos que el mundo cambiara en un instante, pero es poco a poco que puede hacerlo. Es nuestro amor aplicado día a día, el que conseguirá grandes frutos.
Estas dos parábolas nos dicen lo mismo. Que el Reino de Dios nace de lo pequeño, un grano de mostaza, la levadura, y no de las grandes acciones.
El grano de mostaza y la levadura son el amor. El único que nos hace crecer. Que hace que demos lo mejor de nosotros.
Pero este amor necesita condiciones para transformarse en algo grande. Una tierra que la acepte, una humedad que lo mantenga vivo. Por desgracia, en nuestra sociedad hay demasiadas cosas que dejan nuestra tierra estéril: el egoísmo, el orgullo, las ansias de poder. Si sólo pensamos en nosotros este grano morirá.
Otra condición es la paciencia. La levadura necesita tiempo para poder fermentar la masa. Nosotros querríamos que el mundo cambiara en un instante, pero es poco a poco que puede hacerlo. Es nuestro amor aplicado día a día, el que conseguirá grandes frutos.
Enviat per Joan Josep
Tamburini
No hay comentarios:
Publicar un comentario