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¿Cuál es la Razón por la que
Hemos Venido?
¿Cuál es tu
llamado? ¿Cuál fue una razón clave para que estés aquí? Cuando se nos lo
pregunte al final de nuestros días ¿Qué contestamos? ¿Lo hemos comprendido? ¿Lo
hemos pensado siquiera alguna vez?
Muchos de nosotros tenemos
claro que hemos recibido una misión para Dios en nuestra vida, pero cuando
tratamos de seguir ese camino nos encontramos con infinidad de trabas y
problemas.
Y esto sucede porque la misión
que Dios nos encomendó, siempre lleva a una guerra espiritual con el maligno,
que trata de entorpecer nuestro camino y el de Dios. La misión y la profecía
que hay detrás, llevan a una guerra espiritual.
Realmente
es intrigante la idea de que cada uno de nosotros tiene una causa especial para
estar aquí, y que reside en las mayores profundidades de la
espiritualidad. Es un secreto muy profundo y tenemos la vida para
resolverlo.
¿QUE DICE LA TEORÍA DE QUE
CADA UNO VIENE CON UN PLAN PRESTABLECIDO A LA TIERRA?
Esta
teoría es manejada por muchos cristianos y no ha podido ser refrendada o desestimada. Por
lo tanto esto es un material para tu discernimiento.
La teoría dice que tú y tu
familia han sido enviados aquí por una razón específica que es conscientemente desconocida
para ti (por lo menos en cuanto a los detalles), y es importante para que
puedas cumplir con tu parte de esa asignación.
La
vida es como tierra extranjera – un desierto – y tenemos que cruzar desiertos,
escalar acantilados, soportar la falta de alimento, buscar refugio, redescubrir
caminos, decidir cuales se vuelven a tomar (y cuales son peligrosos), vadear
ríos (que pueden tener rápidos), cortar a través de “pasadizos”, sobrevivir al
calor y al frío, atravesar montañas y barrancos.
Eres como un explorador en un planeta extraño que
un día verás que no era tu verdadero hogar, sino un lugar para el aprendizaje y los logros, el
crecimiento y la santificación.
Nuestro
trabajo se reduce a mantener nuestros ojos en la luz y guiar a nuestros seres
queridos llevándolos con nosotros.
Todos
tenemos misiones y están relacionadas con las pruebas de la vida en la tierra, que es una
carrera de obstáculos.
Mientras, en un sentido “mundano”, puede ser difícil de creer, lo que
Dios te ha asignado es tan importante como lo que Él ha asignado a cualquier
otra persona.
Eso no significa necesariamente debes saber
exactamente cuál es la misión. Esto
compromete las “pruebas” de la vida.
Si
supiéramos exactamente lo que Dios esperaba, tendríamos la “prueba” demasiado fácil, y no nos
engañemos, ese no es el objetivo, la vida es una prueba constante.
Cuando tenemos éxito,
purificamos nuestras almas y ayudamos a nuestras familias – que suelen estar
con nosotros en este viaje.
De
hecho, algunas misiones pueden centrarse casi exclusivamente en las relaciones.
O bien, una
misión puede tener que ver con lo que hacemos por los demás en el mundo:
un trabajo, una vocación, una amistad, o un ministerio.
El
Señor te ha puesto a ti donde Él te quiere, y requiere que sirvas a los demás en cualquier
papel que tengas. Las grandes almas se encuentran en todas las estaciones
de la vida. Tal vez Él ha establecido que tu misión sea ser un conserje,
un cartero, un abogado.
NO IMPORTA SI TE EXTRAVIASTE
EN EL CAMINO, SIEMPRE PUEDES VOLVER
No importa lo que te haya
pasado en tu vida – no importa cómo posiblemente te hayas
extraviado, y no importa cuánto tarde apareces en el juego
– recuerda que Dios siempre puede volver al plan original que tenía
para ti.
Si
estás en oración, si te arrepientes, si buscas trabajar para Él en cualquier
obra en la tierra que ha asignado para ti, Él puede permitir que se produzcan las
circunstancias para que de alguna manera recuperes lo que puedes haber perdido.
O
quizás, algunos teorizan, que el camino que recorriste cuando te extraviaste
era necesario para tu formación y la misión posterior, porque hay cosas que
eran necesarias que vivieras en carne propia para después operar con ellas.
El crecimiento en la tarea implica el cumplimiento
de cualquier plan que Dios tiene para ti. Significa diligencia. Significa la excelencia en lo que sea que
haga (aún si el mundo considera tu vocación “pequeña”).
Una misión implica siempre fe, servicio y amor. También significa pureza.
Podemos
pedir ayuda especial en la búsqueda de nuestras propias misiones cuando tomamos
la comunión.
Se supone que debemos limpiarnos a nosotros mismos
en esta vida. Estamos hechos para
limpiarnos nosotros mismos en este tiempo de vida. Nosotros somos
limpiados por las gotas de su amor. Estas gotas extienden su poder. Son como
tinte, trayendo hermosos colores y anulando las obras del enemigo.
Si
no amamos, estamos perdiendo nuestra misión. El amor significa la pureza
de intención. Si
estamos en el campo de la educación, significa enseñar a amar a los que
enseñamos (y no simplemente obtener un cheque de pago). Si trabajamos en
un restaurante es para satisfacer a los demás. Si se trata de un médico, el
motivo es ayudar a otros con su salud.
Cuando
un cocinero reza durante la cocción, o un médico mientras el examen, o un maestro
antes de entrar en un salón de clases, algo particularmente bueno se añade al
producto terminado, y este es el toque de Dios, que es parte de la misión de cada
persona.
Es
el enemigo que distorsiona nuestras misiones por el egoísmo, y puede tentar
a un médico a trabajar para su propio lujo o a un vendedor a agarrar todo lo
que puede para sí, y esto hay que purificarlo.
Cuando morimos, vamos a estar asombrados de por qué
nos pasó todo lo que nos ocurrió y veremos
que no hay tragedias en esta vida si mantenemos nuestros ojos en Dios y en la
vida posterior (las tragedias son lecciones).
Todo es una oportunidad para brillar delante de
Dios.
DEBEMOS ELEGIR LOS CAMINOS
CORRECTOS
Es nuestra tarea elegir el
rumbo adecuado para cumplir nuestra misión.
Cuando
éramos niños no teníamos demasiados problemas para hacer elecciones. Íbamos con nuestro
instinto y estómago, y si alguien no estaba de acuerdo, tirábamos una moneda al
aire, y luego nos lanzábamos a lo que fuera.
En
algún momento, las cosas se complicaron. Empezamos a ver que había caminos que se
bifurcaban y aprendimos que una opción puede definir una vida. Y si
queríamos hacer la voluntad de Dios, comenzábamos a angustiarnos cuando
teníamos que tomar decisiones.
Entonces
nos preguntamos con más insistencia ¿cuál es la voluntad de Dios para mi vida,
y como puedo encontrarla?
A
veces nos preguntamos si estamos destinados a angustiarnos con las “opciones de
vida”,
porque “Hagan lo que hagan, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para
los hombres”, dice San pablo a los colosenses en 3:23, claramente más interesado
en la forma que en el qué hacer.
Pero el hecho es que sabemos que la voluntad de
Dios en cuanto a la forma es: Nuestra
santidad: “Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra
santificación” (1 Tes 4:03) la “santificación” se refiere al
crecimiento en la santidad.
Nuestras
acciones correctas: “Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo
que el Señor te exige: tan sólo que practiques la justicia, que seas amigo de
la bondad y te portes humildemente con tu Dios” (Miqueas
6:8)
Nuestro
corazón agradecido: “Estén siempre alegres, oren sin cesar y
den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación
de cristianos” (1 Tesalonicenses 5:16-18)
Nuestro
amor a Él y a los demás: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente… [y]: Amarás a tu prójimo como
a ti mismo” (Mateo 22:37 – 39).
Cumplir lo que sabemos que es
la voluntad de Dios para que recorramos el camino debería ser nuestra principal
prioridad.
Cada
uno tiene talentos y habilidades dados por Dios, únicos. Hemos de ser
administradores responsables de esos dones, para que podamos “ir y dar
fruto” en su amor. Y para ayudarnos a hacer eso, tenemos una
conciencia y la capacidad de razonar.
Y tenemos libre albedrío.
Parte de ser humanos es tomar decisiones, incluso
cuando es difícil. De este modo, aprendemos a seguir a Dios y a escuchar
su voz. Crecemos en la fe. Y aunque
Dios nos muestra el objetivo y proporciona señales en el camino, largos tramos
de nuestro camino pueden estar en la oscuridad.
BUSCANDO PISTAS
Uno de los procesos más útil
para identificar la misión con la que vinimos es comenzar a notar esas cosas
que haces que te apasionan, que despiertan tu creatividad, esas cosas por las
que obtienes energía a partir de cuándo las haces y encuentras satisfacción en
hacerlas, no por lo que te paguen por ello, sino simplemente en hacerlo.
Esas cosas que hacemos que nos ponen en ese tipo de
ambiente son nuestros recursos
naturales, la mayor parte de lo que nos hace más eficaces en nuestras
carreras, actividades empresariales, nuestras amistades y vidas.
Muchas personas no hacen eso. Pasamos mucho tiempo haciendo lo que tenemos
que hacer y no bastante tiempo haciendo lo que fuimos creados para hacer.
Se natural. Se quien eres. Da rienda
suelta, a tu “unidad innata”. Si
tienes un don, ésta es tu pista. En realidad, todos lo tenemos; sólo
tenemos que reconocerlo.
¿Qué
te gusta hacer? ¿Lo
que te resulta más natural? ¿Qué te trae inspiración? ¿Qué te da energía
(y a la inversa lo que te fatiga)?
¿CUÁL PUEDE SER LA MISIÓN?
Tu corazón tiene el
secreto. Tu puedes encontrar tu misión a través de “accidentes”, a través
de encuentros casuales, a través de las palabras de otros, a través de un
“trauma”, a través de algo que cae de la nada, o de algo que siempre ha estado
ahí en frente tuyo – algo que estás haciendo, pero no del todo con el espíritu
correcto.
Una
misión puede ser muchas cosas – y más de una. Puede ser la maternidad
simplemente. ¡Qué gran llamado! Esta fue la misión de la Santísima
Madre.
Puede
ser en la profesión médica (cuando el motivo no es el dinero). Puede ser en
la plomería o carpintería – ayudar a los demás, ayudar a la gente
vivir. Puede ser cultivando. Puede ser evangelizando. Puede ser
enseñar, o puede estar en ayudar a los inválidos. Puede ser la oración –
simplemente orar por otros. Puede ser la música, o trabajar en el jardín o
la cocina, cuando se hace algo en alabanza a Dios.
Cualquier
cosa que sirva para mejorar la vida y las cosas pueden ser parte de tu misión: un empleado de
supermercado, sonriendo a los clientes; un paisajista, embelleciendo el
mundo que le rodea; un conserje de escuela, bendiciendo a los
niños; un alcalde; un policía, manteniendo a raya al mal.
PREGÚNTALE AL ESPÍRITU SANTO
Solamente en oración al
Espíritu Santo, podemos discernir la dirección que debemos tomar y cómo debemos
acercarnos a nuestros puestos de trabajo.
Puedes estar haciendo el trabajo correcto, pero de
la forma equivocada. Casi cualquier cosa que no conduzca a pecar se puede
utilizar para ayudar a los demás; si se hace bien, significa la mayor gloria de
Dios. No importa la edad que tengamos, y aunque no tengamos idea de lo que podría ser, tenemos una misión que
cumplir en el tiempo que estamos vivos.
Mira en Hechos 20:24: “Pero ya no me
preocupo por mi vida, con tal de que pueda terminar mi carrera y llevar a cabo la misión que he recibido del
Señor Jesús: anunciar la Buena Noticia de la gracia de Dios”.
Ve con tus instintos. Sé más consciente de lo
que son tus instintos. ¿Qué te conduce a la alegría? ¿Que hace que te
sientas contento? ¿Qué te parece que vale la pena hacer? ¿Qué te trae paz? ¿Hay
algún bagaje espiritual en tu familia que te ata y te detiene?
Quizás nada interfiere más que la orientación hacia
el dinero, que ha causado que muchos hagan lo que ellos piensan que
deben hacer en lugar de lo que ellos sienten que deben hacer; lo que Dios
quiere que hagas.
Cuando
hacemos lo que Dios quiere, el dinero está ahí cuando lo necesitamos. Él
nos envía sustento. Si hay una gran cantidad de él, puede ser un
regalo que podemos utilizar para ayudar a los demás.
¿Qué ayuda a alguien o a algo? Pregúntale al
Espíritu Santo.
Es
a través del portal de su corazón que entrarás en la eternidad.
PERO LA MISIÓN CONLLEVA UNA
GUERRA ESPIRITUAL
La asignación de una misión es Dios que está
anunciando su voluntad específica para ti. Las palabras de edificación, de
exhortación y consuelo no tienden a suscitar muchos demonios, pero las profecías que te direccionan o palabras
reveladoras acerca de tus tareas, o llamamientos o destinos, dan al enemigo una
nueva agenda.
En otras palabras, una vez que
el enemigo tiene conocimiento sobre donde Dios quiere llevarte, él estará
tratando de establecer trampas a lo largo de tu camino para llegar allí,
como un Judas para traicionarte, una enfermedad para reducir tu velocidad,
dificultades financieras para asustarte, problemas de relación, o situaciones
estresantes que te hacen olvidar la profecía y apagar tus fuegos
personales.
DOS CASOS
Esto es bíblico. Dos ejemplos enseguida vienen
a la mente son el de David y el de José.
David
fue el rey profetizado, ungido por Samuel en medio de sus hermanos (1 Sam.
16:13). Pero David pasó por el infierno y estuvo de regreso antes que el
acto profético se convirtiera en una realidad. Fue casi inmediatamente
sacado de su casa y se le asigna convertirse en el escudero del rey
Saúl. En el renglón seguido, se enfrentaba a la batalla de todas las
batallas con el gigante Goliat.
Cuando David
derrotó a Goliat, Saúl se puso celoso y trató de matarlo. David
terminó huyendo al desierto y se encontró con todo tipo de peligros en el
camino, como el ejército de Saúl que lo perseguía. Sus esposas fueron
capturadas. Sus hombres se volvieron contra él. Los salmos de David
revelan las emociones de un hombre frente a la guerra viendo su destino
profético haciéndose realidad.
Luego
está José. Él tuvo dos sueños proféticos como adolescente. Los dos
sueños esencialmente indicaban que gobernaría sobre sus hermanos
mayores. Cuando se enteraron la guerra comenzó. Los hermanos de José
lo tiraron a un pozo y lo vendieron como esclavo. Fue acusado falsamente
de intentar tratar de violar a la esposa de Putifar. Y fue echado en la
cárcel.
SE VIENEN LAS PRUEBAS
Entonces, cuando
recibes una verdadera misión de Dios y un camino, ella trae la guerra
espiritual. Probablemente no vas a ser perseguido por el desierto por un
rey celoso, pero puedes tener problemas en tu parroquia. No serás vendido como
esclavo, pero puedes ser traicionado por las personas más cercanas a
ti. Tal vez no puedas ser falsamente acusado de violación, pero puedes ser
falsamente acusado de algo. Usted quizás no puedas ser puesto en la
cárcel, pero puedes ser arrojado fuera de su zona de confort.
La guerra espiritual viene en
todas las formas y tamaños. A veces son niños desobedientes que se meten en
problemas por haber perdido su camino. A veces es la enfermedad por las
presiones financieras mencionadas antes. A veces es una batalla furiosa en
tu mente que te hace morder el cebo del enemigo, generándote agotamiento,
depresión, confusión o algo más.
¿CÓMO ME MANEJO EN ESTA
GUERRA?
Con
la gracia de Dios, por supuesto, pero también tomando el consejo del
apóstol Pablo a Timoteo: “Al darte
estas recomendaciones, Timoteo, hijo mío, pienso en las profecías que fueron
pronunciadas sobre ti; que ellas te guíen en el buen combate que debes realizar”.
(1 Tim. 1:18).
¿Qué es lo que significa
prácticamente? Significa que sigas la palabra profética sobre tu
vida. Aunque una palabra profética no está a la par con las Escrituras, una profecía que se ha juzgado
verdadera puede ser utilizada como una espada en el reino
espiritual para luchar contra el enemigo. Después de todo, el
enemigo no quiere que la palabra profética suceda porque cuando lo hace, la
voluntad de Dios viene a la tierra.
Si estás en tu camino y en
guerra, espera. Recuerda, que pasaron por lo menos 15 años entre la unción
profética David y el reinado de David. Y alrededor de 13 años entre el
sueño de José y su promoción a primer ministro de Egipto. Es probable que
no tome tanto tiempo para que puedas ver los primeros frutos de esas
palabras proféticas pronunciadas sobre tu vida. Pero incluso si lo
hace, no cedas a las estrategias del enemigo.
Recuerda que esta es la batalla del Señor. Sigue la palabra profética
sobre tu vida y continúa peleando la buena batalla de la fe.
5 PASOS PRÁCTICOS PARA
ENCONTRAR TU CAMINO EN LA VIDA
Tal
vez hayas oído decir, “Dios no puede dirigir un barco que no está en
movimiento”.
Hay verdad en eso. Entonces, ¿cómo empezar a moverse? He aquí cinco
maneras de empezar:
PERSEVERA
Termina lo que ya te han dado para hacer. No
puedes ver a dónde ir después, si no puedes terminar lo que estás haciendo.
ORA
Busca a Dios y comprométete con Él “Encomienda tu
suerte al Señor, confía en él, y él hará su obra” (Salmo 37:5). Cultiva la
actitud de Jesús, “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
DISCIERNE
Ten en cuenta los pros y los contras delante suyo,
la situación, los posibles resultados. ¿Dónde puedes utilizar mejor tus
dones? Presta atención a lo que Dios te llama, a lo que te pone en frente
y también lo que no te concede. Busca el consejo de asesores de confianza.
EVALÚA
Descarta las cosas que están en contra de la
Escritura o la enseñanza de la Iglesia, que causan daño o son pecados, y que
actúan en contra de tu vocación elegida.
NAVEGA
Ahora haz tu mejor elección, permaneciendo atento a
Su voz y muévete donde tengas paz interior.
Tal vez San Agustín lo dijo mejor:
“Ama a Dios y [entonces] haz lo que
quieras… Que la raíz del amor esté dentro de ti y nada pueda salir sino lo
que es bueno”.
Foros de la
Virgen María
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