VATICANO, 16 Oct. 16 / 05:10 am (ACI).- El Papa Francisco presidió
este domingo en la Plaza de San Pedro la ceremonia de canonización de siete
nuevos santos, entre ellos el Cura Brochero (Argentina), José Sánchez del Río
(México) y Mons. Manuel González (España), y afirmó que todos ellos alcanzaron
la meta del Reino de Dios porque “han combatido con
la oración la buena batalla de la fe y del amor. Por ello han permanecido
firmes en la fe con el corazón generoso y fiel”.
“Los santos son hombres y mujeres que entran hasta
el fondo del misterio de la oración. Hombres y mujeres que luchan con la
oración, dejando al Espíritu Santo orar y luchar en ellos; luchan hasta el
extremo, con todas sus fuerzas, y vencen, pero no solos: el Señor vence a
través de ellos y con ellos”, afirmó el Pontífice ante los
miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
En ese sentido, Francisco reflexionó durante su homilía sobre la
importancia de la oración en la vida
del cristiano, abordado en las lecturas del domingo.
En la oración de la colecta, recordó el Papa, “hemos
dirigido al Señor esta oración: ‘Crea en nosotros un corazón generoso y
fiel, para que te sirvamos siempre con fidelidad y pureza de espíritu’”.
“Nosotros solos no somos capaces de alcanzar un
corazón así, sólo Dios puede hacerlo, y por eso lo pedimos en la oración”, señaló Francisco.
En ese sentido, señaló que los nuevos santos –entre los cuales también
están los franceses Elizabeth de la Trinidad y Salomón Leclercq; y los italianos
Ludovico Pavoni y Alfonso María Fusco–, alcanzaron la meta y adquirieron “un corazón generoso y fiel, gracias a la oración: han
orado con todas las fuerzas, han luchado y han vencido”.
Por ello, puso también como ejemplo el relato de la primera lectura,
cuando Aarón y Jur sostuvieron los brazos de Moisés para que siguiera pidiendo
a Dios por la victoria en la batalla contra Amalec. “Este
es el estilo de vida espiritual que nos pide la Iglesia: no para vencer la
guerra, sino para vencer la paz. En el episodio de Moisés hay un mensaje
importante: el compromiso de la oración necesita del apoyo de otro”, afirmó.
El Papa dijo que “el cansancio es
inevitable, y en ocasiones ya no podemos más, pero con la ayuda de los hermanos
nuestra oración puede continuar, hasta que el Señor concluya su obra”. Sin
embargo, aclaró que no debe ser “una oración
esporádica e inestable, sino hecha como Jesús enseña en el Evangelio de hoy:
‘Orar siempre sin desanimarse’”.
“Este es el modo del obrar cristiano: estar firmes
en la oración para permanecer firmes en la fe y en el testimonio”, señaló el Papa. “No estamos solos, hacemos
parte de un Cuerpo. Somos miembros del Cuerpo de Cristo (…). Y sólo en la
Iglesia y gracias a la oración de la Iglesia podemos permanecer firmes en la fe
y en el testimonio”, señaló.
Francisco, que insistió en su llamado a no cansarse de rezar porque “Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan día y
noche”, advirtió que “orar no es refugiarse
en un mundo ideal, no es evadir a una falsa quietud. Por el contrario, orar y
luchar, y dejar que también el Espíritu Santo ore en nosotros. Es el Espíritu
Santo quien nos enseña a rezar, quien nos guía en la oración y nos hace orar
como hijos”.
Antes de culminar, el Pontífice pidió que Dios “nos
conceda también a nosotros ser hombres y mujeres de oración; gritar día y noche
a Dios, sin cansarnos; dejar que el Espíritu Santo ore en nosotros, y orar
sosteniéndonos unos a otros para permanecer con los brazos levantados, hasta
que triunfe la Misericordia Divina”.
Por Eduardo Berdejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario