VATICANO, 02 Oct. 15 /
04:32 am (ACI).- El Papa Francisco dedicó su homilía de hoy en la Misa de la Casa de Santa
Marta a los Ángeles de la Guarda, o también llamados Ángeles Custodios, puesto
que hoy es su Fiesta.
“Cada uno
de nosotros tiene uno” que “nos acompaña” porque “el Señor se lo ha dado a todos”, explicó. Pero
para escucharlo uno debe ser dócil: “el cristiano
debe ser dócil al Espíritu Santo. La docilidad del Espíritu Santo comienza con
esta docilidad a los consejos de este compañero de camino”, añadió
después.
El Pontífice citó algunos salmos y oraciones para recordar cómo la
figura del Ángel guardián está siempre presente en cada acontecimiento de la vida. “He aquí
que yo envío un ángel delante de ti para custodiarte en el camino y para
hacerte entrar en el lugar que he preparado”, dice el Libro del Éxodo que
se proclamó en la primera lectura.
El ángel de la guarda “está siempre con
nosotros”, aseguró Francisco. “Esta es una
realidad. Es como un embajador de Dios con nosotros. Y el Señor nos aconseja:
‘¡Ten respeto por su presencia!”.
“Y cuando nosotros, por ejemplo, hagamos una maldad
y pensemos que estamos solos: no, él está”,
manifestó.
El Pontífice pidió de nuevo “tener respeto por su presencia.
Escuchar su voz, porque él nos aconseja”.
“Cuando sentimos la inspiración: ‘haz esto… esto es
mejor… esto no se debe hacer…’ ¡Escucha! ¡No te rebeles a él!”.
El Papa advirtió que a veces “pensamos que
podemos esconder muchas cosas”, “cosas feas”, “que
al final verán la luz”. Y el ángel está allí “para
aconsejarnos”, para “protegernos” como
haría “un amigo”.
“Un amigo
que no vemos, pero que escuchamos”. Un amigo
que un día “estará con nosotros en el Cielo, en la alegría
eterna”.
“Sólo pide que lo escuchemos, que le respetemos.
Solamente esto: respeto y escucha.
Y este respeto y escucha a este compañero de camino se llama docilidad”.
Para ser dóciles, aconsejó el Papa, hay que hacerse pequeño, como niños.
“Pidamos hoy al Señor la gracia de esta docilidad,
de escuchar la voz de este compañero, de este embajador de Dios que está junto
a nosotros en Su nombre, que nos sostiene con su ayuda”.
“Siempre en camino… y también en esta Misa, con la
cual bendecimos al Señor, recordamos lo bueno que es el Señor que justo después
de haber perdido la amistad nosotros con él no nos ha dejado solos, no nos ha
abandonado”.
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