"Al salir Jesús
de allí, dos ciegos le siguieron, gritando:
– ¡Ten compasión de
nosotros, Hijo de David!
Cuando entró en la
casa, los ciegos se le acercaron. Él les preguntó:
– ¿Creéis que puedo
hacer esto?
– Sí, Señor – le
contestaron.
Entonces Jesús les
tocó los ojos y les dijo:
– Hágase conforme a la
fe que tenéis.
Y recobraron la vista.
Jesús les advirtió severamente:
– Procurad que nadie
lo sepa.
Pero en cuanto
salieron, contaron por toda aquella región lo que Jesús había hecho."
Jesús devuelve la
vista a dos ciegos, pero la humanidad sigue caminando ciega. Nos atraen mil
cosas, que no nos dejan ver la realidad. Necesitamos luz. Estamos cegados por
el dinero, por el poseer, por nuestro egoísmo. No nos damos cuenta de que para
ser felices nos sobran muchas cosas.
En este Adviento,
pidamos que nos llegue la luz que nos permita ver a las personas que están a
nuestro alrededor. La luz que nos muestre, que el amor se encuentra en los
pequeños detalles. Que no estamos solos. La luz que nos lleve a los que
necesitan de nosotros. La luz que nos lleve a Dios a través de los hombres.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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