Un trauma de consecuencias
imprevisibles. ¿Cuáles son las consecuencias emotivas de un divorcio sobre los
hijos? Lo descubrimos con Antonello Vanni, autor de Hijos en la tempestad.
Su sufrimiento en la separación y en el divorcio. (Ediciones San Pablo). Vanni
excava en las consecuencias de la separación y en los aspectos más dramáticos
que ésta genera.
En su análisis parte de dos
conceptos vinculados entre sí: el primero es que cuanto mayor es la intensidad
del conflicto entre los padres, cuanto graves y profundas serán las heridas en
los hijos. El segundo es que son muy raros los casos en que no hay conflicto
entre los padres. Como diciendo que los hijos sufren siempre y a pesar de todo.
VÍCTIMAS
DE UNA BATALLA
En la desintegración de la
familia; la hostilidad, la rabia, el rencor y el resentimiento, o cuando la
violencia física y psicológica entre los cónyuges, están siempre presentes. Los
hijos, testigos y víctimas de una guerra de la que no tienen la culpa, se
enfrentan a situaciones devastadoras y emociones demasiado intensas que no
logran gestionar fácilmente. Y, además de todo, en esta tarea son dejados a
menudo solos, puesto que los adultos están completamente ocupados con sus
problemas y en luchas que les absorben la energía.
SE
DETIENE EL DESARROLLO PSICOLÓGICO
El conflicto entre los padres
interrumpe bruscamente el desarrollo psicológico de los hijos, produce stress y
ansiedad, miedo y sentimientos de culpa que comprometen de manera permanente la
formación de su identidad. No es casualidad si diversos estudios longitudinales
han advertido la presencia persistente de severos efectos del divorcio incluso
a largo plazo, es decir, a lo largo de toda la vida de estas personas.
COMO UN
SHOCK
El divorcio es en esencia, según
un estudio de la American Academy in Traumatic Stress, una sección de la
American Psychiatric Association, un trauma de stress para la vida de los
hijos, que tiene características de tipo incontrolable, imprevisible, y amenaza
la integridad psicofísica, desencadena el miedo, la ansiedad incluso de manera
acumulativa, causa cambios radicales en la vida de las personas, determina
trastornos psicológicos, emotivos, o afectivos e incluso crónicos.
TRAUMA
ACUMULATIVO INFANTIL
Respecto a otros traumas, existe
un aspecto que vuelve particular el trauma debido a la separación y al
divorcio; su dinámica repetitiva, acumulativa y prolongada en el tiempo,
incluso por años. Esta característica predispone en los hijos las bases de un
ulterior sufrimiento psicológico, conocido como trauma acumulativo infantil. Es
decir, la continua exposición del niño a diversas experiencias estresantes, con
consecuencias psicológicas “proporcionales en severidad y variedad de la
sintomatología, a la suma de experiencias negativas vividas”.
LOS
MIEDOS CON LOS QUE CRECERÁ EL HIJO
En
esencia, el divorcio no se vive nunca de manera serena. A menudo los padres
arrastran durante años su hostilidad. Los hijos son testigos de continuas
peleas, tensiones, resentimientos, angustias y roces entre el padre y la madre.
La reacción de los hijos es de una aceptación resignada, pero presenta también
estados de tristeza, ansiedad, confusión, rabia, agresividad. El hijo sufre
miedo al abandono, teme por su seguridad y se pregunta quién cuidará de él. El
núcleo familiar que se desintegra es la raíz de una profunda crisis en el hijo.
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