VATICANO, 23 Ago. 15 /
09:04 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir hoy el rezo del Ángelus, el Papa Francisco aseguró a los
miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro que creer en
Jesús no significa estar encadenado, sino ser profundamente libre.
El Santo Padre señaló que “creer en Jesús significa hacer de Él el
centro, el sentido de nuestra vida.
Cristo no es un elemento accesorio: es el ‘pan vivo’, el alimento
indispensable”.
“Ligarse a Él, en una verdadera relación de fe y de amor, no significa
estar encadenados, sino ser profundamente libres, siempre en camino”.
Francisco se refirió al Evangelio de hoy y recordó que luego de que
Jesús hablara sobre “que era el Pan bajado del cielo y que daba su carne
como alimento y su sangre como bebida”, aludiendo a su sacrificio, algunos de
quienes lo seguían quedaron desilusionados por considerar esas palabras
“indignas del Mesías, no ‘exitosas’”.
“Algunos miraban a Jesús como a un Mesías que debía hablar y actuar de
modo que su misión tuviera éxito, ¡enseguida!”, señaló el Papa, y aseguró que
“precisamente sobre esto se equivocaban: sobre el modo de entender la misión
del Mesías”.
El Santo Padre destacó que “ni siquiera los discípulos logran aceptar
ese lenguaje, lenguaje inquietante del Maestro”.
“En realidad, ellos entendieron bien las palabras de Jesús. Tan bien que
no quieren escucharlo, porque es un leguaje que pone en crisis su mentalidad.
Siempre las palabras de Jesús nos ponen en crisis; en crisis por ejemplo, ante
el espíritu del mundo, a la mundanidad”.
Sin embargo, destacó, “Jesús ofrece la clave para superar la dificultad;
una clave hecha con tres elementos. Primero, su origen divino: él ha bajado del
cielo y subirá allí donde estaba antes”.
“Segundo, sus palabras se pueden comprender sólo a través de la acción
del Espíritu Santo, Aquel que ‘da la vida’. Y es precisamente el Espíritu Santo
el que hace comprender bien a Jesús”.
Y el tercer elemento, señaló, es que “la verdadera causa de la
incomprensión de sus palabras es la falta de fe: ‘hay entre ustedes algunos que
no creen’, dice Jesús”.
Ante el alejamiento de muchos discípulos, dijo el Papa, “Jesús no hace
descuentos y no atenúa sus palabras, aún más obliga a realizar una opción
precisa: o estar con Él o separarse de Él, y dice a los Doce: ‘¿También ustedes
quieren irse?’”.
“Entonces, Pedro hace su confesión de fe en nombre de los otros
Apóstoles: ‘Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna’. No
dice: ‘¿dónde iremos?’, sino ‘¿a quién iremos?’”.
Francisco subrayó que “el problema de fondo no es ir y abandonar la obra
emprendida, sino a quién ir. De esa pregunta de Pedro, nosotros comprendemos
que la fidelidad a Dios es cuestión de fidelidad a una persona, con la cual nos
enlazamos para caminar juntos por el mismo camino”.
“Y esta persona es Jesús. Todo lo que tenemos en el mundo no sacia
nuestra hambre de infinito. ¡Tenemos necesidad de Jesús, de estar con Él, de alimentarnos
en su mesa, con sus palabras de vida eterna!”.
A continuación, el Santo Padre invitó a los fieles a cuestionarse:
“¿Quién es Jesús para mí? ¿Es un nombre, una idea, es un personaje histórico
solamente? O es verdaderamente aquella persona que me ama, que ha dado su vida
por mí y camina conmigo”.
“¿Para ti quién es Jesús? ¿Intentas conocerlo en su palabra? ¿Lees el
Evangelio todos los días, un pasaje, del Evangelio para conocer a Jesús?
¿Llevas el Evangelio todos los días, en la bolsa, para leerlo, en todas partes?
Porque cuanto más estamos con Él, más crece el anhelo de permanecer con él”.
Al finalizar, el Papa pidió a la Virgen María que “nos ayude a ‘ir’
siempre a donde Jesús, para experimentar la libertad que Él nos ofrece, y que
nos consiente limpiar nuestras opciones de las incrustaciones mundanas y de los
miedos”.
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