Ella guarda en silencio, desde hace tanto tiempo, marcas que no se ven, lágrimas que se escondieron.
Por: Ma. Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Estos versos nacieron en mi corazón al observar una copia de la Sabana Santa que llego a la Iglesia Catedral de mi ciudad en estos días... Así, sin título... solo unos versos…
Permíteme Señora mía unos simples versos pues a la Sábana Santa se le ha
escapado un secreto
Ella guarda en silencio, desde hace tanto tiempo, marcas que no se ven lágrimas
que se escondieron
Al bajarlo de la Cruz en tus brazos lo pusieron y tus lágrimas
acariciaban aquel Rostro muerto
Tus brazos lo estrechaban como cuando en Belén, pequeño le acunabas
despacito para no alterar su sueño
Sus ojos no te miran y no te ampara su aliento yace entre tus brazos Jesús,
muerto
José de Arimatea junto con Nicodemo lo envuelven en la Sábana que ha
desafiado al tiempo
Ya no ves su rostro sólo un blanco lienzo, quien sabe por quién tejido eso,
también es secreto
Entre Su piel y tus labios se impone un blanco silencio que se bebe tus
lágrimas tus abrazos, tus besos…
Y allí quedaron por siempre su Sangre y tus besos entre los blancos
hilos de un misterioso lienzo
Tu silencioso dolor es un grito de esperanza que se funde en un abrazo en
la muda sábana blanca
Y fue el último abrazo y fue el último beso y la última caricia que tus
manos le dieron
Y allí quedo en el sepulcro cuando la piedra corrieron Su Cuerpo y tu
dolor en una sábana, envueltos
Y aquel glorioso Domingo donde venció a la muerte, la Vida hubo una flor
escondida que un ángel se llevó al cielo
Eran tus lágrimas, Madre eran todos tus besos que Jesús te devolvía en
un abrazo perfecto
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