El problema de la inmigración
masiva no se arregla ni con dureza férrea ni con perfecta indulgencia. Ningún
país puede evitar totalmente la inmigración, a menos que como Suiza estés
rodeado de países ricos como Alemania y Austria. Tampoco, y lo lamento, la
solución es abrir las puertas y que entre el que quiera. Tanta cuanta gente
entre, así disminuirán en esa proporción los salarios y las prestaciones sociales
en ese país.
¿Cuál es la solución? Yo no tengo
la respuesta a esta pregunta. Me atrevería a aconsejar a los países ricos la
generosidad y el control, las dos cosas. Tener la determinación de permitir la
entrada de un cupo anual generoso, pero perseguir la inmigración ilegal al
mismo tiempo.
La entrada de cientos de miles de
inmigrantes requiere de una reforma del mercado laboral. Si el mercado es
flexible, estas personas trabajarán en condiciones mucho mejores que en sus
países y crearán riqueza. Pero si se pretende que todos sigan manteniendo las
rigideces actuales de países como España, pasarán a engrosar las filas del paro
aumentando el déficit.
Ésa es la razón por la que en los
países con un sistema laboral flexible, como Alemania y el Reino Unido, la
inmigración masiva se ha podido asumir en la maquinaria industrial y de
servicios. Mientras que en países como Italia y España, eso resulta mucho más
difícil.
Pero ciertas reformas no son
consideradas de izquierdas. Y muchos gobiernos prefieren que aumente la pobreza
de todos a que la población diga que no están haciendo una política de
izquierdas. Y los políticos no hacen mal, porque si no la población les castiga
en las urnas. Así que muchos presidentes han dicho: Pues nada, os daremos lo
que queréis.
Post data: Aconsejo a los padres predicadores que eviten los sermones buenistas
llenos de buenas intenciones pero que sólo son cantos al sol.
P.
FORTEA
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