martes, 7 de octubre de 2014

RELATOR GENERAL DEL SÍNODO: «LA MISERICORDIA NO CANCELA LA VERDAD»


El Relator General del Sínodo, el cardenal Péter Erdö, ha ofrecido la primera intervención de peso durante el Sínodo de la Familia, y la ha centrado en tres aspectos: pastoral familiar, situaciones familiares difíciles y Evangelio de la vida

Especiales web (06-X-2014)


El cardenal Erdö, Relator General del Sínodo, ha subrayado que la familia «tiene una vocación especial», la de «ser protagonista de la evangelización», por la que cada uno de sus miembros «tiene la misión de transmitir la fe a otras personas», participando activamente en la vida eclesial, especialmente en la vida parroquial, por lo que la parroquia debe ser «una familia de familias». Ha denunciado que la familia padece hoy «dificultades internas y presiones externas», como las preocupaciones laborales y económicas, la falta de tiempo para el diálogo y el descanso común, el clima divorcista, la pornografía, la ideología de género, la práctica de la convivencia extramatrimonial... Por todo ello, la familia «no es hoy sólo objeto de evangelización, sino también sujeto primario del anuncio de la Buena Noticia de Cristo para el mundo».

Ante las situaciones pastorales difíciles, el cardenal Erdö ha defendido que «no está en cuestión la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio», sino que el Sínodo debe incidir en «las cuestiones prácticas de naturaleza estrictamente pastoral» a la hora de acompañar esta situaciones. Como línea general, la Iglesia debe mostrarse como «una casa paterna», y ha pedido «una renovación de la pastoral familiar» en este campo que ofrezca «una óptica misericordiosa que sin embargo no cancele la verdad y la justicia» de las exigencias sobre el matrimonio y la familia. Sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar, ha manifestado que «sería engañoso centrarse exclusivamente» en este asunto. Hay que «ayudarles a comprender» qué falló en su primera unión, y ayudar a cada caso concreto de modo particular. «Los divorciados casados de nuevo civilmente pertenecen a la Iglesia», ha subrayado.

Sobre el asunto de las nulidades, el cardenal Erdö ha pedido que se mantenga la necesidad de la doble sentencia, algo que se ha cuestionado en estos últimos meses, para «evitar la sensación de ofrecer un mero trámite burocrático, como si se diera la impresión de conceder un divorcio», y para evitar asimismo «soluciones injustas o escandalosas». Y sobre la práctica de las Iglesias Ortodoxas sobre las segundas nupcias, ha pedido «evitar sacar conclusiones no suficientemente fundadas» a la hora de imitar su praxis.

Por último, el cardenal Erdö ha pedido «proponer de nuevo de manera positiva el mensaje de la Humanae vitae», recordando «la norma moral de la ley de la gradualidad» según el crecimiento de cada matrimonio.

En definitiva, el Sínodo debe «proponer de nuevo al mundo de hoy, en algunos aspectos muy similar al entorno en el que nació la Iglesia en los primeros siglos, la fascinación del mensaje cristiano sobre el matrimonio y la familia, en particular a aquellos que han sido heridos por la vida y ofrecerles una palabra de esperanza que sólo Cristo puede dar. El mundo tiene necesidad de Cristo. El mundo tiene necesidad de nosotros, porque pertenecemos a Cristo».

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