sábado, 4 de octubre de 2014

DE CRISTÓBAL COLÓN Y LA LENGUA PORTUGUESA, SEGÚN D. RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL


En la edición de enero marzo de 1940 del Bulletin Hispanique, el gran sabio español Ramón Menéndez Pidal escribe un artículo que titula “La lengua de Cristóbal Colón”, en el que mediante el análisis de la original manera de hablar (y sobre todo de escribir, que es lo que D. Ramón puede analizar) de Cristóbal Colón, intenta aportar claves sobre sus enigmáticos orígenes. Como me ha parecido sumamente interesante es por lo que me propongo traer aquí una serie de tres entradas con las principales aportaciones que sobre el interesante tema. La primera, la de hoy, sobre la relación que unía a quien con la inestimable e inestimada colaboración de los Pinzones descubrió América con la lengua portuguesa. Para luego realizar una segunda sobre su relación con la lengua italiana. Y finalmente una tercera con las conclusiones que extrae D. Ramón.

Que la lengua castellana no era la lengua materna de Colón cabe deducirlo de dos tipos de testimonios. Primero, los relativos a su manera de hablarla. El propio Pidal recoge el testimonio del Padre Las Casas en su “Historia de las Indias”, donde afirma de Colón “ser natural de otra lengua, porque no penetra del todo la significación de los vocablos de la lengua castellana ni del modo de hablar de ella” o “todas estas son palabras del Almirante con su humilde y falto de la propiedad estilo, como que en Castilla no había nacido”. Y también el de García Ferrando, físico de Palos, que en 1515 asegura que cuando Colón llegó al convento de la Rábida con su hijo Diego, habló con él Fr. Juan Pérez “viéndole despusicion de otra tierra o reino ageno a su lengua”.

Y segundo, los relativos a su manea de escribirla, que es la que D. Ramón puede analizar. Pues bien, después de informarnos Pidal de que el primer escrito colombino en español del que disponemos es tan temprano como cuatro años anterior a su llegada a España, -data por lo tanto de 1481, año en que Colón podría tener unos treinta años-, expone finalmente su hipótesis, dividida en dos premisas:

1º.- “Veremos que los dialectismos del occidente de la Península que muestra el habla del Almirante no son propiamente gallegos, sino portugueses […]

2º.- “[…] y por esta obra, observaremos igualmente que el portugués no es tampoco lengua materna de Colón”.

Para demostrar la primera de las premisas de su hipótesis, D. Ramón realiza un detallado inventario de las palabras y expresiones que Colón hace en “español aportuguesado”, las cuales clasifica en nada menos que veintinueve grandes grupos, cada uno con varios ejemplos, en los que no me voy a detener aquí limitándome a exponer que es, efectivamente, muy esmerado y convincente.

Para demostrar, en cambio, que tampoco el portugués es la lengua materna del marino de enigmático origen, D. Ramón sin embargo aporta una única razón:

“Cualquiera que haya leído algunos escritos de portugueses castellanizantes echará de menos entre los lusismos de Colón el idiotismo más típico, el que ningún portugués castellanizante es capaz de desarraigar de su español, el infinitivo flexionado (“por seres de mi querida eres menos piadosa”, Canc. Rosende, fol. 45 b; serem, fol. 44 e; mostrares, fol. 45 a; poesías de Duarte Brito; ‘serem mis ojos testigos’ fol. 54 b, don Juan Manuel); lo usan los poetas del Cancionero, lo mismo que Gil Vicente; pero Colón no. Ese infinitivo es algo tan puramente portugués que resulta incomprensible al español, al italiano y a las demás lenguas románicas. Colón no lo comprendía, porque no tenía el portugués como lengua materna”.

Y ahora, muy breve, mi opinión personal sobre el análisis: así como D. Ramón se muestra exhaustivo demostrando el aportuguesamiento del español hablado por Colón, el argumento aportado para demostrar que el portugués NO es la lengua materna del Almirante se me antoja escaso y poco convincente. Y es que al fin y a la postre, no por cometer otros portuguesismos, no pudo Colón haberse desembarazado para hablar español del que Pidal llama bien el “infinitivo flexionado portugués”, precisamente por comprender que no era español, pasando a utilizar el infinitivo, mucho más sencillo, de la lengua castellana.

No es esto todo, porque de la misma manera que analiza D. Ramón la relación de Colón con el idioma portugués, va a analizar, también, su relación con la lengua italiana, una relación que nos ha de deparar sorpresas aún más inesperadas. Pero eso será mañana, que por hoy ya les he dado bastante la tabarra. Así que sin más por hoy me despido de Vds. deseándoles como siempre que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos.

Luis Antequera

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