EL PAPA FRANCISCO UN CEO
COMO CASO DE ESTUDIO
Para The Economist, el Papa Francisco es un magnífico ejemplo que deben estudiar los alumnos de un MBA pues es un “turnarond CEO”, es decir el Director General capaz de reconducir una empresa hacia éxitos pasados, en este caso, en términos de producto más que de rentabilidad.
“Las
escuelas de negocios suelen enseñar a sus alumnos experiencias de Directores y
Presidentes de Consejo que insuflaron nueva vida a sus moribundas compañías.
Algunos ejemplos son Lou Gerstner en IBM, Sergio Marchionne en Fiato
Steve Jobs en Apple. Pues bien, deberían incorporar otro caso para el
estudio: Jorge Bergoglio, el hombre que ha revitalizado la marca global Iglesia
católica (IC) en apenas
un año.
Cuando el
Papa Francisco celebró su primera Semana Santa como CEO –a los pocos días de
haber llegado al cargo–, la multinacional más antigua del mundo vivía una
profunda crisis. Los evangelistas le robaban
cuota de mercado aceleradamente en los mercados emergentes, incluyendo
América Latina, donde Francisco dirigía la oficina argentina. Mientras, en sus
áreas tradicionales de influencia, los escándalos
alejaban a los clientes de las tiendas y tenían desmoralizada a la fuerza de
ventas. Conseguir nueva mano de obra
se había convertido en todo un reto pese a ofertar empleo de por vida en un
entorno económico tan difícil.
Las finanzas de la empresa eran un caos, fruto de la
incompetencia y la corrupción a partes iguales. El consejo de administración se
encontraba debilitado y dividido. Benedicto XVI, su predecesor en el cargo,
había renunciado, cosa insólita en los últimos 600 años de la firma. Y lo había
hecho entre rumores de intervención del fundador y presidente de la compañía,
un anciano barbudo cuyo retrato preside el centro de operaciones de la
sociedad, situado en la llamada Capilla Sixtina.
OPERACIÓN PROFETA
Sin
embargo, doce meses más tarde, el negocio ha recuperado buena parte la fe en sí
mismo. El nuevo CEO es extraordinariamente popular: un 85% de los católicos americanos –una clientela difícil
de complacer– aprueban su liderazgo. La asistencia
a las tiendas –entiéndase, lugares de culto– se está recuperando. El
efecto Francisco ha insuflado un nuevo impulso a los comerciales.
¿Cómo ha
sido este septuagenario capaz de revitalizar uno de los grupos más rancios del
mundo? Básicamente tirando de tres principios básicos de gestión:
En primer
lugar, poniendo foco a la organización.
Francisco ha situado a los pobres en el centro de la misión de la IC. Una de
sus primeras decisiones fue renunciar a los aposentos papales para vivir en una
casa donde comparte comida y cama con otros 50 inquilinos, entre sacerdotes y
visitantes. Tomó su nombre de San Francisco de Asís, entregado a la causa de
los más necesitados. El Jueves Santo lavó y besó los pies de 12 chavales
internos en un reformatorio. Se deshizo de las capas de piel y terciopelo que
han usado los Papas desde el Renacimiento, cambió los zapatos rojos de Prada de
BXVI por unos negros de uso corriente y sustituyó el Mercedes fully equipped
a su disposición por su baqueteado Ford de toda la vida. De este modo, las
disputas doctrinales o la pompa innecesaria han quedado relegadas. Su apuesta
por los pobres es especialmente significativa en los mercados emergentes, donde
el potencial de crecimiento es alto pero la competencia feroz
Junto a
este nuevo enfoque estratégico, el Papa se apoya en dos herramientas clásicas
de gestión, hasta ahora, con excelente resultado.
El reposicionamiento de la marca es
clave. Francisco mantiene la ortodoxia doctrinal en cuestiones como el aborto o
el matrimonio homosexual, pero sin la carga de juicio moral de la que solía
venir acompañada (“¿Quién soy yo para juzgarlos?”, contestó cuando le
preguntaron acerca de los gais).
Junto a
ella, la necesaria restructuración.
Ha nombrado un equipo de ocho directivos –el C8, siendo la C de cardenales–
para revisar la estructura operativa y financiera de arriba abajo y ha
contratado los servicios de McKinsey y KPMG(consultores de Dios)
para ordenar la maquinaria administrativa de la Iglesia y auditar el banco
vaticano.
¿Funcionará? Los detractores de Francisco aseguran que todo es
un espejismo con aroma de incienso. Otros insisten en que el cambio es
insuficiente, quedando cuestiones pendientes como el del mayor rol que habría
de tener la mujer en la IC.
No se
puede esperar pronunciamiento alguno del fundador. ¿Será la ausencia de plagas
su particular forma de aprobación? En cualquier caso, los caminos del Señor son
insondables…”
Fuente: El economista
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