¡La diferencia entre el éxito y el fracaso a menudo es la habilidad e
levantarse una vez más que el número de tus caídas!
Moisés pudo haberse dado por vencido con facilidad. Él tuvo una niñez
interrumpida y vivió con una familia de crianza. Tenía un temperamento fuerte,
una lengua tartamuda y un historial criminal, cuando Dios lo llamó, al final
aceptó.
Josué había visto la Tierra Prometida y luego fue forzado a deambular por
el desierto durante cuarenta años con cobardes que no creyeron, como él creía,
que podrían conquistar a sus enemigos y poseer la tierra. Pudo haberse
entregado al desánimo, pero él estaba dispuesto a seguir cuando Dios dijera que
siguieran.
Pedro tuvo un momento difícil haciendo transición de pescador a pescador de
hombres. Se hundió mientras trataba caminar sobre el agua, fue fuertemente
reprendido por Jesús por tratar de decirle a él lo que debía hacer y negó
conocer a Jesús en esa hora cuando necesitan más de él. Bien pudo haberse visto
a sí mismo como un fracasado sin esperanzas. Pero cuando la oportunidad vino,
para predicar el Evangelio ante miles en el día de Pentecostés, él respondió.
No importa lo que hayas hecho, qué error hayas cometido, tú no eres un
fracaso hasta que no te hayas caído y rendido
Toda virtud se resume en actuar con justicia.
Proverbios 24:16
Porque el justo cae siete veces; y vuelve a levantarse.
Porque el justo cae siete veces; y vuelve a levantarse.
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