En el viaje de regreso a Roma en
el boeing 777 de la aerolíneas israelí, el papa Francisco saludó a los
periodistas que le acompañaron en el vuelo y respondió a 11 preguntas, sin
eludir los temas, y no faltó, indican las agencias, candor, e incluso el
sentido del humor que le caracteriza.
Sobre el encuentro que se
realizará en el Vaticano en junio, entre el presidente de Israel, Shimon Peres
y el del Estado Palestino, Abbu Mazen, el Santo Padre redimensionó, indicando
que no es una mediación de paz: "Nos reuniremos a rezar, y después todos
se regresan a su casa", si bien reiteró, "creo que la oración es
importante, y que recemos juntos".
Otro tema al que respondió fue
sobre el celibato eclesiástico. Les recordó a los periodistas allí presentes
que no se trata de un "dogma de fe" y que hay en diversos ritos
orientales de la Iglesia católica hay sacerdotes casados. Y que al no ser un
dogma se puede siempre abordar el tema. Si bien precisó que los temas “sobre el
tapete", en este momento son otros.
Reitero entretanto que el
celibato “es una regla de vida, yo lo aprecio mucho y creo que es un don para
la Iglesia". El tema era particularmente recurrente hace dos o tres de
décadas atrás en las ruedas de prensa, aunque sigue siempre despertando
interés.
Otra de las preguntas se refirió
a los casos de abusos sexuales por parte de clérigos. El Papa dijo “tolerancia
cero” con cualquier eclesiástico que se salpique de este crimen. Añadió, según
indican varias agencias, que en el mes de junio se reunirá en el Vaticano con
un grupo de seis víctimas de abuso sexual, y les invitará a la misa cotidiana
que él celebra en Santa Marta. Reveló también que existen tres obispos
investigados, aunque no quedó claro el motivo, pudiendo referirse no a que
hayan cometido abusos, sino por haber ocultado casos existentes. Lo que si
indicó es que “nadie tiene privilegios” en el combate a este mal.
Sobre que un papa pueda presentar
su renuncia y volverse emérito, como sucedió con Benedicto XVI, indicó que su
predecesor abrió esta posibilidad, “tenemos que ver al papa emérito como una
institución”, dijo, y se interrogó si habrá más renuncias papales, a lo que
respondió: "Sólo Dios sabe si habrá otras, pero la puerta está
abierta". E indicó que no tiene un programa fijado, que en el momento
oportuno "haré lo que el Señor me diga, rezar y tratar de encontrar la
voluntad de Dios. Pero creo que Benedicto XVI no fue un caso único".
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