EL ESCRITOR MICHAEL CRICHTON YA DENUNCIÓ ESTA TENDENCIA HACE TREINTA AÑOS
'Funeral laico' por un glaciar islandés en agosto
de 2019, con presencia de la primer ministro del país. El ecologismo adopta
cada vez más formas tomadas del concepto antropológico de religión.
Ritos, tabúes alimentarios, días
santos, "pecados
de energía": la defensa del medio
ambiente ha tomado actualmente un aspecto confesional, muy diferente a la tutela de la
Creación. Lo explica Giulio Meotti en
el número de diciembre del mensual católico de apologética Il
Timone:
EL
ECOLOGISMO CORRE EL RIESGO DE CONVERTIRSE EN RELIGIÓN
En 1992 se publicó un llamamiento
[llamamiento de Heidelberg] de 500 científicos, entre ellos 62
premios Nobel, contra el ecologismo irracional.
Afirmaban que no eran indiferentes a los problemas medioambientales, sino a la "tendencia fundamentalista que transforma la
ecología en dogma y en una nueva religión".
Se adhirieron Manfred Eigen y Jean-Marie
Lehn (ambos premio Nobel de Química), Philip Anderson (Nobel
de Física), Christian B. Anfinsen (Nobel de Química)
y los premios Nobel de Medicina Julius Axelrod y Baruj Benacerraf.
"Consideramos
que es una irresponsabilidad manipular la opinión pública y
fomentar entre la población el temor de una inminente catástrofe
climática", escribieron estas mentes
brillantes, entre las cuales se incluía Rita
Levi-Montalcini.
Posteriormente, el 15 de
septiembre de 2003, el escritor Michael Crichton pronunció un discurso en el
Commonwealth Club de
San Francisco cuyo título fue: El
ecologismo es una religión.
Michael Crichton explica por qué,
desde el punto de vista antropológico, ve el ecologismo como una religión. Fue
el 16 de marzo de 2005, en conversación con unos estudiantes de
la Cleveland High School de Reseda (California). Pueden activarse
subtítulos en español.
"TIEMPOS
DUROS PARA LOS HEREJES"
Esto es tan evidente, que hoy se
ha convertido casi en un lugar común definirlo como tal. Todos somos pecadores
de energía, destinados a morir, a menos que busquemos la salvación que ahora se
llama sostenibilidad.
"El ecologismo
se está convirtiendo en una religión" ha dicho James
Lovelock, el científico de la hipótesis de Gaia.
"La protección
del planeta Tierra es más que una misión, es mi religión", declara entusiasmado Rajendra Pachauri,
que ha dirigido la agencia de la ONU para el Clima, el IPCC.
"La última
religión occidental": así define el ecologismo el filósofo alemán Peter
Sloterdijk. En el libro Den Himmel zum Sprechen bingen. Elemente der Theopoesie, el filósofo de Karlsruhe, protagonista de tantos
y feroces folletines en Alemania, explica que nunca antes la religión había
sido solo un hecho privado. Sin embargo, esto no significa que haya
desaparecido. "Un fantasma se perfila en el
mundo occidental, el fantasma de la religión. No tiene necesidad de ser útil
para nada, ya no tiene que funcionar, no tiene un mandato". Por
consiguiente, concluye el filósofo, el ecologismo se convierte en la religión
perfecta. "La sensibilidad climática colectiva
será la última religión mundial y, además, la primera que alcanzará a
todos. Se prevén tiempos difíciles para sus herejes".
Esta "religión ecológica", nueva
ilusión progresista, conlleva tres amenazas para la civilización: convertir
en fetiche a
la naturaleza y los animales; el panteísmo (divinización
de la naturaleza) y, como consecuencia de estas dos, el anti-humanismo.
De hecho, transmite implícitamente una acusación ontológica contra el
hombre y reniega su
transcendencia sobre la naturaleza.
"A los pueblos
que se desesperaban por el reino de los cielos, el marxismo les prometió el
reino del hombre", escribió Albert
Camus. A los pueblos que se desesperan por el reino del hombre, el
ecologismo les promete el reino de la naturaleza.
CEREMONIAS
PAGANAS
Basta leer a David Brower, el fundador de Friends of the Earth. "Los seis días del Génesis son una imagen que
representa lo que sucedió en cuatro mil millones de años. Nuestro planeta nació
un lunes. Del martes al miércoles, hasta el mediodía, se formó la Tierra. La
vida comienza el miércoles y se desarrolla en toda su belleza durante los
cuatro días sucesivos. El domingo, a las cuatro de la tarde, aparecen los
reptiles. A las nueve de la noche, las secoyas surgen de la tierra. Un
cuadragésimo de segundo antes de la medianoche, empieza la revolución
industrial. Ahora es medianoche y estamos rodeados de personas que creen que lo
que han hecho puede continuar indefinidamente".
Seis días, seis grados para la condenación. Ahora también tenemos los
nuevos ritos religiosos verdes. En Islandia, los ecologistas incluso han
celebrado un funeral a un glaciar. Una verdadera ceremonia pagana en el terreno
árido, pero antes cubierto por el glaciar del Okjökull. Estaban presentes la
primera ministra del país -Katrin Jakobsdottir- y la excomisaria de las Naciones Unidas para los
derechos humanos, Mary Robinson. Se
puso una placa con escrito: "Una carta al
futuro".
Unos días, antes, en la catedral
anglicana de Liverpool (la más grande de Inglaterra), había llegado un modelo
de Gaia, que se instaló en el centro de la nave principal. Esta religión verde está sustituyendo al cristianismo como matriz de las sociedades occidentales.
GAIA, EN LA CATEDRAL
ANGLICANA DE LIVERPOOL.
Lo explica Jerôme Fourquet, máximo estudioso de la opinión pública
francesa: "Estamos asistiendo al nacimiento de
una nueva matriz, laica y no religiosa, alrededor de la ecología".
"SANTUARIOS"
DE LA BIODIVERSIDAD
El ecologismo funciona
sociológica y culturalmente como lo hacía en pasado la matriz católica.
Existen semejanzas sorprendentes en los términos y en las
referencias utilizadas.
También estamos hablando de "santuarios" de
la biodiversidad. El ecologismo radical no quiere, como el marxismo, prometer
el paraíso en la tierra o, como el cristianismo, prepararnos al paraíso después
de la muerte. Se limita a denunciar el infierno de las sociedades occidentales. El hombre de los ecologistas no tiene historia, ni profundidad temporal,
ni identidad; es una criatura
natural aplanada en el presente, un viajero sin equipaje, un migrante
ideológico. De ahí su defensa de una política migratoria de acogida
incondicional y de una sociedad llamada "inclusiva".
Cuando Crichton hizo su denuncia,
al ecologismo le faltaba un mito persuasivo del Apocalipsis. El aire
más limpio, los ríos, las playas y la lucha a la contaminación no eran
suficientes. El descubrimiento del calentamiento global ha llenado esa laguna. El ecologismo está
edificando un verdadero culto: tiene sus días santos (el Día de la Tierra);
tabúes alimentarios (veganismo y campañas para reducir el consumo de carne de
vaca); templos (las universidades occidentales) y proselitismo (los escépticos
son tratados como herejes). Una religiosidad gnóstica con su rechazo de los cuerpos, de la carne,
acompañada al mismo tiempo por la nueva moralidad sexual: el género, el
andrógino, la igualdad sexual radical. Post y transhumano, mezcla
de todos los géneros.
Traducido por Verbum
Caro.
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