Hoy la Iglesia Universal celebra la Solemnidad de la Ascensión del Señor al cielo, a los cuarenta días de su resurrección.
San Juan Pablo II al meditar esta Solemnidad, en su homilía del 24 de
mayo de 2001, señaló que “la contemplación
cristiana no nos aleja del compromiso histórico. El ‘cielo’ al que Jesús
ascendió no es lejanía, sino ocultamiento y custodia de una presencia que no
nos abandona jamás, hasta que él vuelva en la gloria”.
“Mientras tanto -continúa el Santo- es la hora
exigente del testimonio, para que en el nombre de Cristo ‘se predique la
conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos’”.
Uno de los pasajes bíblicos que narra este episodio de la vida del Señor
está en el Evangelio de San Marcos 16,15-20:
“Conclusión del santo evangelio según san Marcos:
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: ‘Id al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará;
el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán
estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán
serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño.
Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos’. Después de hablarles, el
Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a
pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la
palabra con las señales que los acompañaban”.
Redacción ACI Prensa
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