En los últimos días hemos visto una vez más este tema entre los titulares, especialmente porque Caitlyn Jenner (fmr. Bruce Jenner) en una entrevista informal se pronunció en contra de incluir a las mujeres trans en los equipos de deporte femeninos en las escuelas norteamericanas.
«Esta es una
cuestión de justicia. Yo me opongo a que chicos biológicos (nacidos varones),
que hicieron su transición, compitan (en deportes) contra mujeres. Es
simplemente injusto».
Estas declaraciones han
levantado gran polémica. Jenner es una actual y muy activa defensora de los
derechos de las comunidades transexuales por lo que sus declaraciones han
dejado a muchos desconcertados.
LA POSICIÓN DE CAITLYN JENNER
En una posterior entrevista
otorgada a CNN, Jenner reafirma lo dicho:
«No esperaba que
me fueran a preguntar sobre esto a la hora que iba por mi café matutino de los
sábados, pero tengo una posición clara sobre lo que apoyo.
Esto
es un asunto de justiciar y necesitamos proteger el deporte de las mujeres
jóvenes en nuestras escuelas».
Tratando de entender, aclarar
y tratar con justicia este tema que está en juego no solo en los EEUU sino en
algunos países latinoamericanos, exponemos tres puntos a propósito de las
declaraciones de Jenner y la presente controversia.
Y además, este video de Noticias Telemundo que resume lo sucedido.
1. DIFERENCIAS BIOLÓGICAS ENTRE HOMBRES Y
MUJERES. UN DATO CIENTÍFICO
Las posiciones dentro de esta
controversia son dos. La primera, defendida por la posición LGTB afirma que no
existe evidencia científica confirmada que confirme que las jóvenes mujeres
trans (atletas nacidos varones que han hecho su transición hacia el género
femenino) tengan una ventaja comparativa sobre las mujeres.
Y que la cantidad de
testosterona en una joven trans (varón biológico sometido a tratamiento
hormonal) no tendría un efecto relevante que signifique ventaja sobre el
rendimiento deportivo de las mujeres nacidas e identificadas con su sexo
biológico. Lo relevante, afirman, es el nivel de entrenamiento y rendimiento
personal.
La posición contraria,
conservadora, por el otro lado, sustenta que sí existe esta
evidencia científica sobre esta ventaja. Que no solo se trata del
nivel de testosterona, sino de una serie de rasgos fenotípicos ligados a su
estructura corporal masculina.
Como el metabolismo, sistema
endocrino, cerebral, capacidad pulmonar, estructura ósea, entre otros que sí
proporcionaría una ventaja sobre las mujeres genéticamente femeninas.
¿QUÉ DICEN LOS ESTUDIOS CIENTÍFICOS?
Los estudios científicos
llevados a cabo hasta el momento, sostienen esta última posición. De hecho, el Journal of Medical Ethics se pronunció al respecto proponiendo una
recategorización más balanceada en los deportes de alto rendimiento.
Que significaría una
categorización ya no por sexo (masculino y femenino) sino por rangos de
rendimiento y características corporales. Más allá de considerar una
recategorización en los deportes de alto rendimiento, lo que debería quedar en
claro es que sí hay una diferencia que parece apuntar hacia una ventaja
consistente entre las mujeres trans y las mujeres genéticamente femeninas.
2. EL SUFRIMIENTO DE LOS SERES HUMANOS. ENTENDIENDO
LA COMUNIDAD LGTB
Por otro lado, no podríamos
negar el sufrimiento de miles de adolescentes que afirman no estar
identificados con su sexo biológico.
Además atraviesan un duro
tratamiento hormonal para conseguir la «anhelada
transición» y aunque traten, no pueden desplegarse en los ámbitos que
tanto sueñan, uno de ellos, el deporte.
El sufrimiento es real, y sin
embargo, nos preguntamos si la transición hormonal o las nuevas regulaciones
impuestas disminuyen realmente estos sufrimientos y buscan honestamente un
encuentro real y personal con la verdadera identidad de cada una de estas
personas.
Sin temor a que muchos nos
juzguen, la Iglesia católica ha puesto sobre el tablero no solo el respeto y la
no discriminación hacia cualquier persona (digna solo por
el hecho por ser persona), sino también la verdad
científica.
Que hasta el momento el ser
humano conoce y la ciencia va reafirmando, sobre la identidad masculina y
femenina. Sobre unas diferencias que son innegables y
complementarias entre sí.
CADA SER HUMANO ES DUEÑO DE SUS PROPIAS DECISIONES
Someterse a un tratamiento
hormonal para pasar de un sexo al otro, no es algo ligero. Es duro y conlleva
consecuencias grandes, pero no deja de ser algo que «mimetiza»,
que hace parecer al otro, pero que no lo cambia en su totalidad.
Es un hecho innegable, y solo
aceptando este hecho como una verdad, es que las personas podrían tomar
decisiones correctamente informados que van a impactar en su vida de una manera
honda.
3. ¿DÓNDE TENDRÍA LUGAR LO JUSTO?
Se habla de un desequilibrio
injusto en la alta competencia deportiva. Tanto por el lado de las deportistas
genéticamente femeninas que se enfrentan a mujeres trans (varones bajo
tratamiento hormonal), como por el lado de los varones trans (mujeres bajo
tratamiento hormonal) que compiten contra deportistas varones.
Un
varón trans se encontraría en desventaja frente a un deportista genéticamente
masculino. El enredo con esto de la
identidad de género no es menor, y solo estamos hablando del ámbito deportivo
de alto rendimiento.
La justicia trata de dar a
cada uno lo que le corresponde, lejos de dar a todos lo mismo. La legislación
en nuestros días se mueve, pareciera, más por movidas políticas que por un
genuino interés por la persona humana y su realidad concreta.
Se critica la posición
conservadora tildándola de anticuada, discriminadora e intolerante y los
conservadores (en su mayoría) satanizamos la posición LGTBI sin entenderla muy
bien.
4. ¿Y DÓNDE QUEDA LA FE EN TODO ESTO?
Creo que la controversia y el
alejamiento entre ambas partes es grande. El sufrimiento de las personas tanto
en el lado conservador como el el lado LGTI es real.
Como cristiano ¿dónde me ubico?, ¿cuál es el rol que me corresponde?, ¿cómo
podría actuar si me encontrara en una situación tal con mis hijos, hermanos,
amigos?
Es difícil tomar parte, muchas
veces nos radicalizamos hasta que nos encontramos cara a cara con la situación.
Y muchas veces terminamos apoyando ideologías más por sentimiento que por
convicción, razón y mucho menos por fe.
Recurrir a la ciencia en estos
casos, es importantísimo, y recurrir a la justicia también. Pero creo que falta
un factor aún más importante.
En este sentido, me atrevería
a decir que Cristo, que es el camino, la verdad y la vida misma tiene la
respuesta. Para muchos que me lean, no debería estar mezclando la cuestión
científica con la fe (lo he escuchado tantas veces).
Pero creo que para un católico
practicante es imposible no hacerlo. Porque no es que el cristianismo
sea un estilo de vida, sino que es nuestra vida.
Cristo que es el amor mismo es
el único que tendrá la última palabra. Por medio de su acción y la de su
espíritu de sabiduría, quien es capaz de iluminar nuestras decisiones, nuestras
posturas, posturas que deberían apuntar en primer lugar a su lado, es que necesitamos
embarcarnos a buscar la verdad.
Una verdad que nos impulse a
amar al otro, a amarlo con verdad y con caridad. Con ternura y a la medida de
lo que el otro necesita.
Y que quede subrayado que esto
no significa tratar al otro desde un sesgo religioso o sintonizar con su
sentimiento y abandonar todo lo que la fe me pueda haber enseñado al respecto.
Sino, que en primer lugar
necesitamos abrirnos a descubrir a Cristo realmente. Solo Él dará luz al
conocimiento que vayamos adquiriendo sobre las ciencias y la realidad misma.
Y desde ahí poder actuar en un
mundo que es complicado, que nos presenta situaciones tan enredadas, donde discernir el bien no es tan sencillo.
Escrito por Silvana Ramos
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