jueves, 2 de abril de 2020

13 CONSEJOS PARA CUIDAR TU SALUD MENTAL DURANTE LA CUARENTENA


Estamos viviendo tiempos difíciles. No hay mucho más que pueda decir, que no se haya dicho ya. Todo el mundo está conectado, informándose y sobreinformándose respecto a lo que ocurre con el COVID-19, los contagios, las muertes, las recuperaciones, las recaídas, etc.
Pero no me equivoco si digo que, en este momento, la infección por coronavirus no es la única amenaza a la salud. Creo que esta pandemia también se ha convertido en un desafío para el cuidado de la salud mental.
Para quienes de por sí ya batallaban con alguna afección, como la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo, el aislamiento, la incertidumbre, el estrés, la preocupación— entre otras características propias de estos meses— pueden ser desencadenantes de nuevos o mayores malestares.
Creo que, así como se comparten miles y millones de noticias de cómo lavarse las manos adecuadamente o cómo desinfectar superficies, también es necesario tener más información que ayude a cuidar la salud mental. Porque, como dije, está en una situación de gran vulnerabilidad.
Por eso quise recolectar algunos consejos que, espero, puedan ser de ayuda para llevar mejor estos últimos acontecimientos.
1. HUYE DE LA SOBREINFORMACIÓN
Es comprensible querer estar al tanto de lo que ocurre, y preocuparse por esto es lógico. Pero para quienes ya tienen algún problema de salud mental existente, el exceso de noticias alarmantes puede ser contraproducente.
Entonces sigue informándote, pero limita ese consumo a un determinado momento del día, y luego apaga la pantalla, busca otra actividad. No te quedes todo el día viendo noticias o leyendo acontecimientos trágicos.
2. ACEPTA LA INCERTIDUMBRE
Para las personas que sufren de ansiedad, la incertidumbre es terrible. A veces, se siente mejor una catástrofe conocida que una situación incierta, que podría ni siquiera tener lugar. Lo desconocido, preocupa y uno está a la espera de que suceda algo.
Para lidiar con las preocupaciones y la ansiedad a causa del «no saber lo que va a pasar», primero se debe reconocer, admitir, aceptar esa incertidumbre que viene a la mente. Sin reaccionar ante ella… simplemente, hacer una pausa.
La organización AnxietyUK sugiere: «Repítete que es la preocupación que te está afectando y que una aparente necesidad de certeza no es útil ni necesaria. Se trata solamente de un pensamiento o sentimiento. No creas todo lo que piensas. Los pensamientos no son declaraciones ni hechos. Despídete de algunos pensamientos y sentimientos. Pasarán. No tienes que reaccionar».
3. RESPIRA
Parece poca cosa, pero si por algo nos la siguen recomendando, es porque es útil. Ante las preocupaciones e incertidumbre que mencionamos, respira. Mídela y procura pasar tu atención de lo terrible que está ocurriendo, a solo atender tu respiración.
Hazlo hondo y despacio, preferiblemente en un lugar privado donde no tengas interrupciones. Luego, cuando te sientas más calmado, podrás pasar esa atención a otra cosa que necesites hacer.
4. VIVE EL MOMENTO PRESENTE
Otra cosa —que está relacionada con la incertidumbre que mencioné— es la preocupación por lo que podría venir. ¿Cuánto tiempo más estaremos encerrados?, ¿cómo pagaré mis deudas?, ¿será que me despedirán? Y muchas otras preguntas como estas se presentan y alimentan la ansiedad.
Sé que no es fácil hacerlo, pero procura vivir solo el momento presente. «No os inquietéis, pues, por el mañana, porque el día de mañana ya tendrá sus propias inquietudes» nos dice el Evangelio (Mt 6, 34). Vive un día a la vez.
George Chevrot escribió «Vivir en la presencia de Dios es vivir únicamente en el presente, en una paz que no turba ninguna inquietud». También dijo que «El día es una medida divina del tiempo» y que «la preocupación, en efecto, roe, es deprimente. No suprime la desgracia temida, sino que la anticipa, agranda las dificultades, concentra la atención sobre todas las razones de desesperar».
5. AISLAMIENTO NO SIGNIFICA ESTAR SOLOS
La depresión muchas veces nos puede mentir y hacer creer que estamos solos. Si añadimos que ahora estamos, muchos de nosotros, literalmente solos, encerrados, este sentimiento puede empeorar. Pero, como dije, la mente nos engaña. No estamos solos, todos estamos atravesando exactamente por lo mismo.
Desde la distancia, podemos apoyarnos. Por la Comunión de los Santos, podemos acompañarnos. También podemos recordar: «Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo» (Jn 16, 32). Además… ¡gracias Dios por el Internet! Nunca fue tan útil como ahora, el que a ratos parecía separar a las personas, hoy las puede unir.
Organiza con tus amigos una videollamada, escribe a alguien con quien puedas hablar y distraerte, llama a tu familia si no están contigo. Aunque la idea no te termine de convencer ¡inténtalo!
6. BUSCA TU ESPACIO
Quizás, contrario a lo anterior, estás viviendo en una casa o en un departamento con tu familia, y la convivencia ya se está complicando. Si las relaciones se dañan, es lógico que también afecte la salud mental, por sentir presión por hacer una u otra cosa, culpa, agotamiento, etc.
Es buenísimo que la familia comparta más en estos días, pero busca un espacio en el que puedas estar contigo mismo. Puedes escuchar música, leer, tal vez tomar un baño relajante… algo para disminuir la tensión.
7. QUIZÁS QUIERAS EXPRESARTE
Por ejemplo, podrías buscar una agenda o diario donde puedas expresarte, ordenar tus ideas, poner lo que sientes por escrito. Algo así como poner en el papel lo que no quieres que luego esté dándote vueltas insistentemente y te dañe la cabeza.
También sirve para compartir nuevas ideas, metas o proyectos que tienes en mente y que has dejado en pausa. Aprovecha este tiempo para poner por escrito todo lo que quieras, incluso tus sentimientos. (Tampoco es mala idea hablar por la ventana con el vecino como lo vemos en la caricatura)
8. NO TE EXIJAS MÁS DE LO QUE PUEDES
Para quienes sufren de ansiedad por desempeño o quienes tienden a ser muy perfeccionistas, estar todo el día en la casa puede ser agobiante, por el hecho de creer que no se está siendo lo suficientemente productivo.
Mira, haz una lista de cosas que puedes hacer, pero que sea una guía. Haz lo que puedas, si hay trabajo que no puedes terminar, porque te faltan recursos al trabajar desde tu casa… no pasa nada, lo harás después. Háblalo con tu jefe o colegas y encárgate de hacer lo que sí puedes.
Para quienes no pueden trabajar desde sus casas, quizás aparezca la tentación de querer ser productivos en el descanso. Pero no es necesario: no necesitas leer un libro por día, no necesitas escribir una novela, no tienes por qué convertirte en youtuber o influencer.
Está bien leer, escribir, pintar, subir videos… pero no seas tú el peor jefe que podrías tener, ¡date un respiro! En Imitación de Cristo, vemos a Jesús decir al alma: «Eres hombre y no Dios, eres de carne y no como los ángeles».
9. EVITA EL ESTRÉS Y TRABAJA DE MANERA SALUDABLE
Un trabajo, de por sí, puede ser un motivo de estrés y sabemos que este empeora la salud mental. Trabajar desde la casa no es fácil, aunque algunos quisieran idealizarlo. Quizás tengas que terminar trabajo pero tus clientes no pueden darte un retorno ahora, quizás tenías deadlines que ahora hay que cambiar.
Quizás te sientas culpable porque tuviste que atender a tu hijo o cocinar o limpiar en un horario que, en otro momento, correspondía al trabajo. O ya llevas frente a la computadora más de 13 horas y no puedes soltarla porque aún no terminas un informe… ¡y aquí te presento un súper motivo de estrés!
Piensa y procura aceptar que tu trabajo de hoy no será igual al que desarrollabas antes de la cuarentena. Todo el mundo está atravesando por lo mismo, así que encontrarás mucha comprensión si tienes que cambiar la forma en que trabajas o cambiar algunas fechas.
10. CUMPLE CON LOS HORARIOS
El sueño es sumamente importante durante los tratamientos psicológicos o psiquiátricos. Al no tener que levantarnos temprano para llegar a la oficina, o acostarnos tarde por la misma razón, se puede desconfigurar un poco el horario que seguíamos antes de que empezara toda esta locura.
Pero, habiendo tantas cosas que no podemos controlar, aprovecha para controlar lo que sí puedes. Un horario adecuado y saludable. Respeta la cantidad de horas de sueño que necesitas, así como también los horarios de las redes sociales, la televisión, el trabajo, las comidas… evita los excesos.
11. NO PIENSES DE MÁS
Sé lo difícil que es esto. Y sé que no piensas de más porque quieres, sino porque no puedes evitarlo. Y, cuanto más aislados estemos, más tiempo hay para pensar, y pensar, y pensar… y terminamos más ansiosos o deprimidos.
Si tienes algún pensamiento distorsionado, quizás te sirva hacerte algunas preguntas como: ¿Qué datos de la realidad están a favor de este pensamiento?, ¿hay otra forma de interpretar lo que ocurre?, ¿qué le diría a otra persona que piensa esto?
¿Qué hago cuando pienso esto?, ¿hay alguna ganancia en pensar o actuar de esta manera?, ¿qué pasaría si ocurre lo que pienso? Estas son solo algunas, pero quizás necesites algo diferente. Yo te sugeriría que contactes a tu terapeuta, y le hagas saber si los pensamientos negativos que tienes te están haciendo pasar un mal rato. Quizás él o ella podría darte algunas indicaciones más acordes, específicas a lo que tú necesitas.
12. NO OLVIDES LAS MEDICACIONES
En caso de que estés bajo medicación, cumple en tomarlas en el momento adecuado. Si el horario se desordena, posiblemente también se desordene esto. Tal vez olvides tomarla, te saltes alguna dosis, etc. Ponte un recordatorio o una alarma si lo necesitas.
13. PIDE AYUDA, SI CREES NECESITARLA
Quizás algunos consultorios han cerrado por un tiempo, pero estoy segura de que, si lo necesitas y escribes a tu terapeuta, este te podrá dar una mano en lo que necesites. Incluso he visto algunos psicólogos que han optado por mantener los horarios de citas con sus pacientes, para hacerlas a través de videollamada. Con esto quiero decirte: no asumas que nadie puede ayudarte, haz la llamada. Pide ayuda, pide atención.
Estos son algunos consejos que creo podrían serte útiles para tu salud mental, ya sea por sugerencias ajenas o por experiencia personal. Si se te ocurre algún otro, que creas que pueda ser de ayuda para cuidar la salud mental, por favor, ¡cuéntanos en los comentarios!

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