Estamos
viviendo tiempos difíciles. No hay mucho más que pueda
decir, que no se haya dicho ya. Todo el mundo está conectado, informándose y
sobreinformándose respecto a lo que ocurre con el COVID-19, los contagios, las muertes, las recuperaciones, las
recaídas, etc.
Pero no me equivoco si digo
que, en este momento, la infección por coronavirus no es la única amenaza a la
salud. Creo que esta pandemia también se ha convertido en
un desafío para el cuidado de la salud mental.
Para quienes de por sí ya
batallaban con alguna afección, como la ansiedad, la depresión, el
trastorno obsesivo-compulsivo, el aislamiento, la incertidumbre, el estrés, la
preocupación— entre otras características propias de estos meses— pueden ser
desencadenantes de nuevos o mayores malestares.
Creo que, así como se
comparten miles y millones de noticias de cómo lavarse las manos adecuadamente
o cómo desinfectar superficies, también es necesario tener más información que
ayude a cuidar la salud mental. Porque, como dije, está en una situación de
gran vulnerabilidad.
Por eso quise recolectar
algunos consejos que, espero, puedan ser de ayuda para llevar mejor estos
últimos acontecimientos.
1. HUYE DE LA SOBREINFORMACIÓN
Es comprensible querer estar
al tanto de lo que ocurre, y preocuparse por esto es lógico. Pero para quienes
ya tienen algún problema de salud mental existente, el exceso de noticias
alarmantes puede ser contraproducente.
Entonces sigue informándote,
pero limita ese consumo a un determinado momento del día, y luego apaga la
pantalla, busca otra actividad. No te quedes todo el día viendo noticias o
leyendo acontecimientos trágicos.
2. ACEPTA LA INCERTIDUMBRE
Para las personas que sufren
de ansiedad, la incertidumbre es terrible. A veces, se siente mejor una
catástrofe conocida que una situación incierta, que podría ni siquiera tener
lugar. Lo desconocido, preocupa y uno está a la espera de que suceda algo.
Para lidiar con las preocupaciones
y la ansiedad a causa del «no saber lo que va a
pasar», primero se debe reconocer, admitir, aceptar esa incertidumbre
que viene a la mente. Sin reaccionar ante ella… simplemente, hacer una pausa.
La organización AnxietyUK sugiere: «Repítete
que es la preocupación que te está afectando y que una aparente necesidad de
certeza no es útil ni necesaria. Se trata solamente de un pensamiento o
sentimiento. No creas todo lo que piensas. Los pensamientos no son declaraciones ni
hechos. Despídete de algunos pensamientos y sentimientos. Pasarán.
No tienes que reaccionar».
3. RESPIRA
Parece poca cosa, pero si por
algo nos la siguen recomendando, es porque es útil. Ante las preocupaciones e
incertidumbre que mencionamos, respira. Mídela y procura pasar tu atención de
lo terrible que está ocurriendo, a solo atender tu respiración.
Hazlo hondo y despacio,
preferiblemente en un lugar privado donde no tengas interrupciones. Luego,
cuando te sientas más calmado, podrás pasar esa atención a otra cosa que
necesites hacer.
4. VIVE EL MOMENTO PRESENTE
Otra cosa —que está
relacionada con la incertidumbre que mencioné— es la preocupación por lo que
podría venir. ¿Cuánto tiempo más estaremos
encerrados?, ¿cómo pagaré mis deudas?, ¿será que me despedirán? Y muchas
otras preguntas como estas se presentan y alimentan la ansiedad.
Sé que no es fácil hacerlo,
pero procura vivir solo el momento presente. «No os
inquietéis, pues, por el mañana, porque el día de mañana ya tendrá sus propias
inquietudes» nos dice el Evangelio (Mt 6, 34). Vive un día
a la vez.
George Chevrot escribió «Vivir en la presencia de Dios es vivir únicamente en el
presente, en una paz que no turba ninguna inquietud». También dijo que «El día es una medida divina del tiempo» y que «la preocupación, en efecto, roe, es deprimente. No suprime
la desgracia temida, sino que la anticipa, agranda las dificultades, concentra
la atención sobre todas las razones de desesperar».
5. AISLAMIENTO NO SIGNIFICA ESTAR SOLOS
La depresión muchas veces nos
puede mentir y hacer creer que estamos solos. Si añadimos que ahora estamos,
muchos de nosotros, literalmente solos, encerrados, este sentimiento puede
empeorar. Pero, como dije, la mente nos engaña. No estamos solos,
todos estamos atravesando exactamente por lo mismo.
Desde la distancia, podemos
apoyarnos. Por la Comunión de los Santos, podemos acompañarnos. También podemos
recordar: «Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo» (Jn 16, 32). Además… ¡gracias
Dios por el Internet! Nunca fue tan útil como ahora, el que a ratos
parecía separar a las personas, hoy las puede unir.
Organiza con tus amigos una
videollamada, escribe a alguien con quien puedas hablar y distraerte, llama a
tu familia si no están contigo. Aunque la idea no te termine de convencer ¡inténtalo!
6. BUSCA TU ESPACIO
Quizás, contrario a lo
anterior, estás viviendo en una casa o en un departamento con tu familia, y la
convivencia ya se está complicando. Si las relaciones se dañan, es lógico que
también afecte la salud mental, por sentir presión por hacer una u otra cosa,
culpa, agotamiento, etc.
Es buenísimo que la familia
comparta más en estos días, pero busca un espacio en el que puedas estar
contigo mismo. Puedes escuchar música, leer,
tal vez tomar un baño relajante… algo para disminuir la tensión.
7. QUIZÁS QUIERAS EXPRESARTE
Por ejemplo, podrías buscar
una agenda o diario donde puedas expresarte, ordenar tus ideas, poner lo que
sientes por escrito. Algo así como poner en el papel lo que no quieres que
luego esté dándote vueltas insistentemente y te dañe la cabeza.
También sirve para compartir
nuevas ideas, metas o proyectos que tienes en mente y que has dejado en pausa.
Aprovecha este tiempo para poner por escrito todo lo que quieras, incluso tus
sentimientos. (Tampoco es mala idea hablar por la ventana con el vecino como lo
vemos en la caricatura)
8. NO TE EXIJAS MÁS DE LO QUE PUEDES
Para quienes sufren de
ansiedad por desempeño o quienes tienden a ser muy perfeccionistas, estar todo
el día en la casa puede ser agobiante, por el hecho de creer que no se está
siendo lo suficientemente productivo.
Mira,
haz una lista de cosas que puedes hacer, pero que sea una guía. Haz lo que puedas, si hay
trabajo que no puedes terminar, porque te faltan recursos al trabajar desde tu
casa… no pasa nada, lo harás después. Háblalo con tu jefe o colegas y encárgate
de hacer lo que sí puedes.
Para quienes no pueden
trabajar desde sus casas, quizás aparezca la tentación de querer ser
productivos en el descanso. Pero no es necesario: no necesitas leer un libro
por día, no necesitas escribir una novela, no tienes por qué convertirte en youtuber o influencer.
Está bien leer, escribir,
pintar, subir videos… pero no seas tú el peor jefe que podrías tener, ¡date un respiro! En Imitación de Cristo, vemos a
Jesús decir al alma: «Eres hombre y no Dios, eres de
carne y no como los ángeles».
9. EVITA EL ESTRÉS Y TRABAJA DE MANERA SALUDABLE
Un trabajo, de por sí, puede
ser un motivo de estrés y sabemos que este empeora la salud mental. Trabajar desde
la casa no es fácil, aunque algunos quisieran
idealizarlo. Quizás tengas que terminar trabajo pero tus clientes no pueden
darte un retorno ahora, quizás tenías deadlines que ahora hay que cambiar.
Quizás te sientas culpable
porque tuviste que atender a tu hijo o cocinar o limpiar en un horario que, en
otro momento, correspondía al trabajo. O ya llevas frente a la computadora más
de 13 horas y no puedes soltarla porque aún no terminas un informe… ¡y aquí te presento un súper motivo de estrés!
Piensa y procura aceptar que
tu trabajo de hoy no será igual al que desarrollabas antes de la cuarentena.
Todo el mundo está atravesando por lo mismo, así que encontrarás mucha
comprensión si tienes que cambiar la forma en que trabajas o cambiar algunas
fechas.
10. CUMPLE CON LOS HORARIOS
El sueño es sumamente
importante durante los tratamientos psicológicos o psiquiátricos. Al no tener
que levantarnos temprano para llegar a la oficina, o acostarnos tarde por la
misma razón, se puede desconfigurar un poco el horario que seguíamos antes de
que empezara toda esta locura.
Pero, habiendo tantas cosas
que no podemos controlar, aprovecha para controlar lo que sí puedes. Un horario
adecuado y saludable. Respeta la cantidad de horas de sueño que necesitas, así
como también los horarios de las redes sociales, la televisión, el trabajo, las
comidas… evita los excesos.
11. NO PIENSES DE MÁS
Sé lo difícil que es esto. Y sé que no piensas de más porque quieres, sino porque no puedes
evitarlo. Y, cuanto más aislados estemos, más tiempo hay para
pensar, y pensar, y pensar… y terminamos más ansiosos o deprimidos.
Si tienes algún pensamiento
distorsionado, quizás te sirva hacerte algunas preguntas como: ¿Qué datos de la realidad están a favor de este
pensamiento?, ¿hay otra forma de interpretar lo que ocurre?, ¿qué le diría a
otra persona que piensa esto?
¿Qué hago cuando
pienso esto?, ¿hay alguna ganancia en pensar o actuar de esta manera?, ¿qué
pasaría si ocurre lo que pienso? Estas son solo algunas, pero quizás necesites algo diferente. Yo te
sugeriría que contactes a tu terapeuta, y le hagas saber si los pensamientos
negativos que tienes te están haciendo pasar un mal rato. Quizás él o ella
podría darte algunas indicaciones más acordes, específicas a lo que tú
necesitas.
12. NO OLVIDES LAS MEDICACIONES
En caso de que estés bajo
medicación, cumple en tomarlas en el momento adecuado. Si el horario se
desordena, posiblemente también se desordene esto. Tal vez olvides tomarla, te
saltes alguna dosis, etc. Ponte un recordatorio o una alarma si lo necesitas.
13. PIDE AYUDA, SI CREES NECESITARLA
Quizás algunos consultorios
han cerrado por un tiempo, pero estoy segura de que, si lo necesitas y escribes
a tu terapeuta, este te podrá dar una mano en lo que necesites. Incluso he
visto algunos psicólogos que han optado por mantener los horarios de citas con
sus pacientes, para hacerlas a través de videollamada. Con esto quiero
decirte: no asumas que nadie puede ayudarte, haz la llamada. Pide ayuda, pide atención.
Estos son algunos consejos que
creo podrían serte útiles para tu salud mental, ya sea por sugerencias ajenas o
por experiencia personal. Si se te ocurre algún otro, que creas que pueda ser
de ayuda para cuidar la salud mental, por favor, ¡cuéntanos
en los comentarios!
Escrito por María Belén Andrada
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