NOVIEMBRE 1, 2017.
Christina
Gallagher fue una vidente irlandesa de los ’80. Recibió muchos
mensajes de María entre ellos sobre el Purgatorio y el Cielo. Y una sombrosa
afirmación: La mayoría irá al purgatorio, y
aquellos que irán al Cielo provendrán del purgatorio.
Las palabras de nuestra Madre relacionadas con los 3 estados de la vida
después de nuestra muerte son muy claros.
VIDA
DESPUÉS DE LA MUERTE
En su
mensaje a fines de Octubre de 1992,
nos informó:
“Hay muchas calamidades que vendrán al
mundo. El alma de la humanidad será limpiada.
Dios
desea que venga a muchas partes del mundo para prevenir a mis hijos.
Algunos responden por un tiempo, otros no desean
oírme,
otros no desean conocerme.
Habrá muchos que irán al Infierno. La mayoría irá
al Purgatorio, y aquellos que vayan al Cielo, irán desde el Purgatorio…
Mi corazón está perforado y lleno de amargura. Deseo darles a
mis hijos muchas gracias y paz.
Ellos desean continuar en la oscuridad y el pecado y correr tras
todos los deseo de la carne y del mundo”
PURGATORIO
Christina ha
visto el Purgatorio muchas veces. Una
vez miró almas en el Purgatorio que fueron permitidas venir ante ella. Ella
describe el sentimiento de compasión como el que siente una madre al
mirar a sus hijos atrapados en el sufrimiento pero sin poder llegar a ellos. En
ocasiones por separado, Christina ha visto tres diferentes niveles del Purgatorio. Uno de ellos le fue mostrado por
Jesús quien la acompañó; fue una experiencia dolorosa, lastimosa y
detestable, tanto que ella estaba convencida que debía ser el infierno. Esto
sucedió cuando Christina fue tomada por Jesucristo a las profundidades como en un pasaje de arenas movedizas. Cuando
se acercaron se abrieron automáticamente ante ellos unas portones enormes, un tufo repulsivo lo envolvía todo, la gente
que vio vestían atuendos con capuchas cafés. Vinieron hacia ella un sacerdote y un seglar a quienes ella
conoció durante su vida en el mundo aunque de manera superficial. Sus cabezas estaban agachadas como si
estuvieran cargando un gran peso de sufrimientos. La vivencia en su totalidad
impactó a Christina, así lo relató: “El piso era de
apariencia fangosa y despedía un hedor.
Pude sentir un sentimiento particular
de agonía y tristeza por esas almas, no conocía personalmente a esa
gente. Solamente conocía de vista a un sacerdote y un seglar, pero en el
momento en el que estaba ahí, me
pareció que eran tan cercanos a mí como mi propia madre o padre.
Los amaba tanto, obviamente, Dios los estaba amando a través de mí y
haciendo que les tuviera lástima mediante Su propio amor hacia ellos.
Cuando me ofrecí a sufrir en su lugar, Jesús
se fue.
Entonces quedé atrapada en lo que parecía ser una
pared, es difícil de describir, no me podía mover, pero no me importaba,
tan sólo gritaba “Jesús, por favor libera esta dos almas y si es Tu voluntad, déjame
quedarme aquí, pero libera a estas dos almas”. Durante esta experiencia, me resigné a esperar ahí, de pasar por todo lo que tuviera que
sufrir y soportar. Vi demonios jugando
con fuego que tomaban en sus garras y que arrojaban hacia mí en mi
estado de indefensión. Era más doloroso
que cuando en la vida terrenal te quemas tu cuerpo. Sin embargo mi simpatía por estas dos almas para que
fueran liberadas era algo más allá de lo que podía entender. Después de
esto, una enorme bola de luz blanca
vino y fui atraída hacia ella. Todo había acabado” Jesús más tarde le
confirmó a Christina que esas dos almas
habían sido liberadas.
Le dijo que éste no era el nivel más bajo del Purgatorio, el cual se
llamaba la Cámara del Sufrimiento.
Y que Christina no estaba lista para
verlo, aún. Ella espera nunca verlo debido al grado de sufrimiento que testificó en el nivel que le fue
revelado. En otra ocasión Christina no sólo observó el sufrimiento de las almas
en el Purgatorio sino que tuvo que
sufrir ella misma sus sufrimientos, sucedió cuando fue conducida en un
pasadizo embotador y lúgubre en el cual se abrían una serie de portales a cada
lado.
El final del pasadizo conducía a una puerta más
amplia. Esta puerta en particular provocaba a
Christina una especial repulsión. Aunque
intentaba apartarse, era atraída directamente hacia ella, no tenía
opción alguna. Durante el camino hacia ella, tenía que parar en cada portal en donde soportaba las agonías íntimas
que afectaban las diferentes almas que estaban dentro de cada caverna. La última era la más horrenda. Al
preciso momento en que se rindió a fin de ir ahí, se vio envuelta en una bola
de luz. En noviembre 2 de 1993, Christina recibió una experiencia que describe el sufrimiento de aquellos en
el Purgatorio. “Las almas en el Purgatorio, las
puedo ver en un mar de nubes grises
tratando de alcanzarme y llamándome por mi nombre:
“Christina, reza por mí,
reza por mí, señalándome mi Rosario”.
Y en diciembre 4 de 1993, ella los volvió a ver implorando por su ayuda con sus manos en alto.
Christina dice que le recordaba la forma en que los peregrinos levantan las manos tratando de tocar al Santo Padre.
Christina ha sido visitada por muchas
almas en el Purgatorio -sacerdotes, laicos, hasta obispos- todos pidiéndole sus
oraciones, todos deseando ser liberados. Un obispo que vino ante ella
justo después de su muerte le suplicó
que Christina ofreciera una semana de sus sufrimientos por él. Esta
persona en particular, en vida creía en
las apariciones de Nuestra Señora a Christina pero no deseó conocer a Christina
o hacer cualquier cosa para poner en práctica los mensajes de Nuestra Señora.
Esto ocasionó que Christina le preguntara porqué debía ayudarlo ahora cuando él la ignoró mientras vivía.
Ella dijo que inclinó la cabeza avergonzada
y con tal arrepentimiento que por lástima a él, ella ofreció los sufrimientos
que necesitaba. En la Fiesta de Todos los Santos, noviembre 2 de 1994, Christina vio que el
Purgatorio se abría ante ella estando en su propia casa.
Sucedió de esta forma: Vio una gran extensión y almas santas elevándose como si no tuvieran
peso por encima de lo que parecía ser humo gris. Algunos gritaban el nombre de Christina y, como en forma de canto,
le pedían “reza por mí”. Lo que sintió
Christina fue una profunda tristeza y
simpatía, había miles de gentes, requerían de un gran esfuerzo para elevarse por encima del “humo” gris en el
que estaban sumergidos
En el día de Navidad de 1994, durante la Misa,
en el momento de la Oración Eucarística “Venimos
hacia Ti Padre, con alabanzas y en agradecimiento a través de Jesucristo, Tu
Hijo…” una gran muchedumbre de
almas provenientes del Purgatorio fue vista por Christina.
Levitaban pero
inclinaban sus cabezas con gran reverencia por la Consagración en la Misa.
Al momento de la consagración, una luz
proveniente de la Hostia los envolvió. Después de alrededor de dos
minutos cuando se disipó la luz, se fueron. En diferentes ocasiones, como en
febrero 25 de 1996, durante la Misa, Christina vio a las almas individuales que les han otorgado su libertad del Purgatorio
las cuales son atraídas a la Hostia Sagrada y desaparecen en ella. En
febrero 25 de 1996, vio a miles
aparecerse en una forma miniatura avanzando para ser consumidos en el Corazón
Latiente de Jesús que provenía de la Hostia.
LA REALIDAD DEL DEMONIO
“Es una experiencia que
sacude al alma, sacude cada célula de tu cuerpo“, dice Christina respecto al Demonio. Su presencia oscura, es “gélida y de gran odio”, permea el aire y
la llena de escalofríos espeluznantes. “Inmediatamente, me volví hacia Dios, Empecé a
alabar a Jesús y a Dios Nuestro Padre y al Espíritu Santo. Empecé a
alabar a Dios a mi estilo, con lo que
llega primero a mi corazón. Frecuentemente ofrezco el mismo ataque que estoy sufriendo, ese lapso de tiempo,
de lo que Satanás está tratando de hacer; lo ofrezco a Dios. Luego satanás parece desaparecer, de
cierta forma, me siento atraída a hacer oración a un nivel más profundo con más
sinceridad y amor. Luego todo termina” Nuestra Santísima Madre le
dijo a Christina del vacío y dolor que
hay detrás de satanás y cómo él medra con nuestro temor:
“El temor los está
reteniendo, el temor no proviene de Dios, sino del Príncipe de la Oscuridad.
El los mantiene en la
oscuridad. Hagan todo por el amor de mi Hijo, Jesús”
Christina es ahora más fuerte en contra de los ataques de
satanás. Ella aconseja a la gente que:
“Tenemos siempre que recordar que Dios
es Luz y que satán es oscuridad, y aunque la oscuridad de una habitación
pueda asustarnos, la luz puede instantáneamente desaparecer toda oscuridad. Al abrir nuestros corazones a Dios,
Quien es Luz, vencemos el poder diabólico de la oscuridad y ya no debemos
temer. El único poder que tiene es el que Dios le permite. El hombre también puede darle un ámbito de
acción a través de nuestra libre voluntad, al omitir rezar y al rehusar
vivir dentro de los Mandamientos de Dios. No hay paz, no hay amor, sólo distracciones. Somos atraídos hacia
todo. En lugares del mundo no hay consideración o amor hacia los demás. Requerimos
de Dios, y con Dios y a través de la
gracia y ayuda de Dios, obtendremos la paz. Nuestra Madre Bendita desea que reconozcamos las necesidades de los
demás. Debemos amarlos porque Dios desea que nos amemos unos a otros así
como El nos ama. Cuando el demonio
intenta distraernos y molestarnos, perdemos nuestra paz, y cuando no
tenemos nuestra paz y nos sentimos distraídos, no podemos realmente orar con
propiedad.
Ahora bien, es diferente cuando alguien trata de orar y se percata que su mente se encuentra vagando
en algo que sucedió ese día. Podrían
estar preocupados en lo que están pensando. Esto es diferente a cuando
el demonio constantemente intenta separarnos de la oración. Si estamos rezando el Rosario, podemos
encontrar muchas dificultades. Enfado y
molestia pueden originarse en nuestras familias entre aquellos que
desean rezar el Rosario y los que no lo desean
Todo esto es el demonio que intenta detenernos,
pero la gente debe darse cuenta que cuando han optado por Dios, pueden vencer a
satanás y sus ataques por la gracia del amor de Dios a través de la intercesión
de nuestra Madre Bendita.
Entonces podrán realizar la voluntad de Dios y
liberarse de las tentaciones. ¿Cómo podemos vencer las tentaciones de Satanás? Mediante los Sacramentos, la oración
fervorosa, el ayuno y sacrificándonos, por amor -todas estas cosas
Satanás no las soporta. Lo que más odia
satanás es que los humanos amemos y confiemos en Dios”. Debido a la maldad esparcida por el mundo,
la gente en ocasiones culpa a Dios y se pregunta por qué Dios lo permite. Christina nos explica que es nuestra libre
voluntad. Dios nos ha hecho a su imagen
y semejanza, por lo tanto somos libres. Dios nunca nos retira nuestra libre
voluntad, la respetará por siempre. Por lo tanto, sólo puede invitarnos,
nunca nos forzará.
Christina nos dice: “Debido a
nuestra libre voluntad Dios nos dice, que recordemos usarla debidamente mediante discernimiento y la oración. Estamos
llamados a hacer las decisiones correctas. Sin embargo satanás también nos llama.
Mediante la oración y los sacramentos,
se fortalece nuestra voluntad para realizar la voluntad de Dios.
Pero satanás mediante
tentaciones y engaños, también está siempre
presente, está constantemente intentando influenciar nuestra libre voluntad
para que rechacemos a Dios”.
La batalla entre Dios y satanás, entre el bien y el mal, depende de nuestro uso de nuestra libre
voluntad que Dios nos ha otorgado.
Christina dice: “Pero no debemos temer a la oscuridad si estamos en
la luz, si permitimos y autorizamos a Jesús que viva en nuestras vidas. Esto
es lo que Nuestra Bendita Madre me ha enseñado. Mientras menos le temo a satanás y confíe más en Dios, estoy más
capacitada para aceptar la voluntad de Dios”.
Pero no debemos negar
la existencia de Satanás. Christina dice que Nuestra Madre le comentó
que si negamos la existencia de
satanás, negamos la existencia del pecado. Cuando negamos el pecado, negamos a Cristo y a Su Sacrificio de
Redención en el Calvario, que es un sacrificio hecho, – subraya Nuestra Madre-
para “redimirnos de nuestros pecados”. La negación de satanás, como la negación del
Infierno, dice Christina, nos causa que “bajemos nuestra guardia y pongamos nuestras
almas en peligro que es precisamente lo que Satanás siempre ha buscado
obtener”.
EL INFIERNO
Después de mostrarle a Christina el Infierno en marzo 29 de
1989, Jesús le dijo:
“Este es el abismo del
pecado, el Infierno, para todos aquellos que no aman a Mi Padre.
.
Hija mía, une tu debilidad a Mí, quien Soy toda fortaleza”.
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Hija mía, une tu debilidad a Mí, quien Soy toda fortaleza”.
Christina recuerda: “El Infierno
era solamente fuego, Jesús estuvo
conmigo durante toda la experiencia. Era aterrador, más allá de cualquier palabra, nunca deseo
experimentarlo de nuevo. Era una gran
oscuridad y aterrador.
Todo lo que podía ver era
un interminable océano de fuego, y de alguna forma podía ver a través de ello,
flamas atravesando flamas; ahí había figuras de cuerpos, como en el mar,
nadando entre el fuego.
Los cuerpos eran negros y
las inmensas llamas los atravesaban. Había una grandísima cantidad de cuerpos. Sentí un espantoso sentimiento de terror. No
podía hacer mas que temblar y recé por
que nadie tuviera nunca que ir al Infierno“.
En una ocasión, después de 5 semanas de sufrimientos
extenuantes, Christina fue invitada a
ofrecerse a ser “crucificada”. Christina cumplió, diciéndole al Señor “si es necesario, crucifícame”. Después de esto Christina atestiguó la presencia de muchos demonios encolerizados. Al
día siguiente, Jesús le informó que a
través de su sufrimiento, cinco mil almas fueron salvadas del borde del
Infierno.
Esas almas estaban aún en vida, Jesús le
explicó.
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Y cuando Christina le preguntó; “¿Y si vuelven a su vida pecadora?”
.
Jesús le respondió: “Los he tocado de forma tal que se salvarán”.
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Y cuando Christina le preguntó; “¿Y si vuelven a su vida pecadora?”
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Jesús le respondió: “Los he tocado de forma tal que se salvarán”.
Christina dice que aquellos
que van al Infierno eligen su destino. “Según
lo entiendo yo, tiene que ver con la
libre voluntad y el pecado” dice Christina. “Ustedes saben, algunas
personas no están conscientes que están cometiendo pecado. Ahí es donde los pastores de la Iglesia
tienen que intervenir. Tienen que hacer que la gente se percate de la realidad del pecado. Demasiada gente no
reconoce la existencia del pecado.
Pero, Dios es misericordia
y está lleno de amor, así que alguien que no está consciente del pecado puede
pasar por grandes sufrimientos para concientizarse.
Esto es como una purificación.
Dios desea la salvación de todos pero
eso depende por completo de nosotros, acercarnos y buscar la mano
auxiliadora de Dios, y si lo hacemos, estaremos a salvo. Pero, hay algunos que saben que están haciendo mal
y de todas formas no tienen intención alguna de cambiar. Estas gentes pueden desear todo lo mundano
por encima de Dios: poder, lujos, y saben que está mal. Conscientemente
se percatan de ello y saben que están
sirviendo al demonio.
Él es el príncipe o el rey
de este mundo. Este mundo es su reino. Ahora
me percato de qué forma nos tienta la carne. La carne es débil. Debemos volver a Dios y suplicar por su gracia
mediante la oración y los sacramentos. Debemos
disminuirnos y permitir que el Espíritu de Dios crezca en nosotros. La
oración, ayuno y todo lo que podamos
ofrecer, es lo que Dios nos pide que hagamos. Dios nos da su fuerza a través de Su gracia,
mediante la oración y mediante los sacramentos. Así que cuando el hombre
intencionalmente se aleja de Dios y no quiere reconocerlo, debe comprender claramente que el camino que
lleva es el camino que conduce al Infierno. Así pues, el hombre elige por sí mismo el Infierno por
sus acciones“
Después de la aterradora escena del Infierno, Nuestra Madre Bendita informó a Christina:
“Hija mía, no tengas miedo de aquellos del
mundo. Pon todo lo mundano bajo tus pies, y trabaja solamente por la salvación.
La purificación está
próxima. Muchos se perderán por los pecados del mundo y los pecados de la carne.
Tú, hija mía, debes
hacer reparación por aquellos que blasfeman contra mi Hijo el sucesor de Pedro.
Mi hijo está rodeado por
muchos cuyos corazones están llenos de odio.
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