DENVER, 01 Nov. 17 / 07:12 pm (ACI).- Algunas órdenes religiosas
tienen una práctica para recordar la muerte todos los días, no como algo morboso
sino como un medio para tener presente que esta vida es pasajera y que lo más importante
es ganar el cielo.
Esta práctica es conocida en latín como “memento
mori”, que podría traducirse como “recuerda
tu muerte”. Tiene sus orígenes en la época del Imperio Romano y en la
Edad Media fue asumida por los cristianos ante los millones de muertos que
dejaron las epidemias en Europa y Asia.
Una de las órdenes que realizan la práctica del “memento
mori” en la actualidad son los monjes trapenses, una rama de los
cistercienses que, a su vez, se originó en los benedictinos.
El P. Timothy Scott, sacerdote trapense, dijo a CNA -agencia en inglés
del Grupo ACI- que en algunos monasterios en Suiza y Francia los monjes tienen cruces con calaveras en
varios lugares y que en la entrada de sus cementerios se lee la frase “Hodie mihi, cras tibi"
(Hoy muero, mañana serás tú).
El sacerdote explicó que estos elementos ayudan a los monjes a “recordar que
nuestro tiempo en la tierra es limitado” y que “algún día le rendiremos cuentas a Dios de todo lo que
hacemos. No tiene sentido perder el tiempo precioso que se nos ha concedido”.
UN MITO
En su libro “La Sombra Trapense”, el
P. Anselme Dimier desmiente un mito que aseguraba que los monjes de su orden se
saludaban con la frase “Piensa en la muerte,
querido hermano”. El P. Dimier precisa que los trapenses siempre se han
saludado con un gesto silencioso y que la frase que se ha convertido en mito
era pronunciada por la “Orden de los Ermitaños de
San Pablo", conocida como los “Hermanos
de los Muertos” porque “llevaron sus gustos
por lo macabro al extremo”.
Estos últimos usaban escapularios con calaveras y huesos, besaban un
cráneo que estaba al pie de una cruz antes de cada comida
y tenían cráneos en sus celdas. Por estas y otras razones la “Orden de los Ermitaños de San Pablo” fue
suprimida por el Papa Urbano VIII en 1633.
LOS DOMINICOS: LA MEJOR
ORDEN PARA MORIR
El P. Aquinas Guilbeau, profesor de la Pontificia Facultad de la
Inmaculada Concepción en la Casa Dominica de Estudios, dijo a CNA que el “memento mori” es “un constante
recordatorio de nuestra propia mortalidad, que nuestro objetivo es alcanzar el
cielo y la vida eterna y que la muerte es algo que todos enfrentaremos”.
El sacerdote dominico señaló que “cuando
morimos, nos vamos solos, no hay nadie que nos acompañe en ese momento. Pero al
rezar por aquellos que nos han precedido en la muerte, nos damos cuenta de que
esa unión y comunidad perdura en la próxima vida”.
El P. Guilbeau destacó que recordar la muerte a diario no es algo “macabro o depresivo” sino que al “vivir en el amor de Jesucristo y en la luz del Espíritu
Santo hay una constante preparación, una ayuda, una gracia y una fortaleza para
el momento en que pasemos de esta vida a la otra”.
El sacerdote comentó que los miembros de otras órdenes religiosas, como
los benedictinos, franciscanos y jesuitas, “quieren morir con los dominicos porque
nosotros constantemente rezamos por los muertos”.
Los dominicos, explicó, rezan de manera especial por los miembros
fallecidos de su orden los días 7 y 8 de noviembre. Además, como recordatorio
de la muerte, parte de sus vestiduras es una capa negra que usan sobre su
tradicional hábito blanco.
Otras órdenes religiosas, como los hermanos menores capuchinos y los
cistercienses, han construido varias iglesias y criptas decoradas con alusiones
a la muerte para que los visitantes experimenten el “memento
mori”.
Entre estos templos se encuentra la Iglesia Santa María de la Concepción
de los Capuchinos en Roma, Italia, que tiene capillas subterráneas cuyas
paredes están cubiertas con los esqueletos de los frailes fallecidos.
Otros casos similares son los del Osario de Sedlec, una capilla
construida por los cistercienses en el cementerio de Todos los Santos en Praga,
República Checa, decorada con los restos de 40 mil personas; y la Capilla de
los Huesos en Évora, Portugal.
Traducido y adaptado por María Ximena
Rondón. Publicado originalmente en CNA.
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