¿Sabes qué es el
DESCANSO en el ESPÍRITU? ¿Lo has VIVIDO? El descanso en el Espíritu es un
fenómeno, o una reacción ante un clima de oración profunda. No siempre se da.
No debe buscarse de manera obsesiva, pero debe Acogerse cuando Llega. Por lo
tanto, lo correcto es no prohibir, pero tampoco pensar que los que tienen esta
experiencia son mejores que los demás.
Es
un “don carismático” o fenómeno que se caracteriza por una fuerte presencia
sanadora del Dios vivo que purifica y renueva
El verdadero descanso del
Espíritu es un “don carismático”, fenómeno
otorgado a uno o a varios para trasmitir a otros una cierta protección de Dios,
con lo que se alimentan la fe, la paz interior, la inteligencia de las
enseñanzas recibidas y se facilita la práctica de la vida cristiana, al
suprimirse bloqueos o resistencias más o menos conscientes a la acción del
Señor, lo cual a veces se expresa o se visualiza con un rendimiento ante Dios
que conlleva la pérdida pasajera del equilibrio corporal, deslizándose
suavemente hacia el suelo o sobre el asiento que se ocupa, con una cesación
pasajera del movimiento corporal y local.
Dado que existen en la práctica
pastoral y en la teoría dudas, equivocaciones y hasta errores en torno a este
fenómeno del descanso del Espíritu, puede resultar útil y conveniente hacer
algunas aclaraciones al respecto.
1. EL DESCANSO PERTENECE AL CARISMA DE SANACIÓN, es un toque directo a los
sentidos internos de la imaginación y de la memoria, con una plenitud de la
presencia de Dios, de su amor y de su paz, de modo
que a veces, el cuerpo queda alcanzado y como inmovilizado por un tiempo, y
Dios sana interna o externamente y libera a veces.
2. UNO PUEDE RESISTIRSE a este fenómeno de sanación, por sentirse asustado ante él, pero
entonces no suelen continuar en el que se ha resistido los frutos de paz y de
oración más recogida, y pueden quedar en él rastros nuevos de turbación o de
inquietud.
Algunos que no se resisten a este
don, tras la oración y la imposición de manos, se sienten caer suavemente hacia
el suelo si están de pie o de rodillas, o se quedan como relajadamente
inmóviles sobre su asiento los que estaban sentados. Este fenómeno suele ser
pasajero y breve.
3. EL ASPECTO PRINCIPAL DEL DESCANSO EN EL
ESPÍRITU ES LA FUERTE PRESENCIA SANADORA DEL DIOS VIVIENTE, que purifica, libra de dificultades y bloqueos interiores a su acción
y fortalece el alma para sobrellevar el peso del compromiso cristiano de un
modo renovado.
4. EL PUNTO CONTROVERTIDO Y DISCUTIBLE EN EL
DESCANSO EN EL ESPÍRITU es ese sentirse anonadado por el peso del amor de
Dios con el fenómeno espectacular de la caída suave del cuerpo hacia atrás o hacia adelante, hasta que el don se haya pasado.
Cuando el descanso en el Espíritu
es verdadero, la caída del cuerpo es como una señal externa de un nuevo
rendimiento al Señorío de Cristo y de una nueva aceptación del amor y la
voluntad de Dios sin resistencias.
Hay personas que creen
erróneamente que caen al suelo porque han sido empujadas por el que les impone
las manos. De hecho es el amor abrumador de Dios el que empuja y vence
poderosamente obstáculos en personas que evitan aparecer como poco naturales.
5. EL PODER DE DESCANSAR EN EL ESPÍRITU. Es el aspecto más delicado de este don, que el Señor concede a algunos
en los grupos de intercesión:
El don parece en sí válido por
sus efectos buenos: paz, presencia de Dios, más facilidad para orar, sanación
de traumas y resistencias a Dios, liberación de opresiones.
El descanso en el Espíritu no es
expresamente una oración de quietud con su experiencia directa del amor de
Dios, que aquí se experimenta con amor sanador más directamente que como don de
oración contemplativa.
Tampoco se trata de un fenómeno
natural de hipnosis, donde la voluntad queda casi totalmente suspendida y
sometida al hipnotizador, donde la conciencia se entorpece y la memoria de la
actividad desarrollada en hipnosis se pierde al volver en sí. A veces esta
alienación transitoria del hipnotizado resulta seriamente peligrosa.
Nada de esto sucede en el
descanso en el Espíritu: la
voluntad y el entendimiento se mantienen despiertos y activos, sin someterse a
nadie más que a Dios.
Tampoco
se debe confundir el descanso en el Espíritu con un posible influjo diabólico, que emboba las potencias del hombre y obscurece, turba y debilita
espiritualmente el alma y lleva al que lo padece a buscar sitios concurridos
para llamar la atención de otros y distraerlos de su oración o de la sanación
interior en curso. Este influjo diabólico deja gran turbación, depresiones y
falta de paz en el que lo ha recibido.
Ha habido abusos por parte de
personas que por su debilidad psicológica o por ganas de atraer hacia ellas la
atención simularon el descanso en el Espíritu. Los efectos posteriores de
tristeza, depresión, angustia, oscuridad espiritual, insatisfacción y falta de
paz, declararon la falsificación de un don carismático.
Se
necesita, por tanto, enseñanza sana, discernimiento y guía espiritual recta
durante este ministerio de sanación por el descanso en el Espíritu y después de
el.
No conviene despertar al que está
en el descanso en el Espíritu. No se le turbe con preguntas agobiantes e
indiscretas; no se le obligue a dar paseos para despejarse, etcétera. Al que tuvo el descanso déjesele tranquilo
por un rato largo para que el don de Dios produzca sus efectos buenos sin
interferencias humanas. En el falso descanso, despiértese a la persona.
No se
haga del descanso en el espíritu el don central del ministerio de sanación. La sanación viene de la presencia de Jesús sanador y Salvador y del
poder de su Espíritu aceptado desde la fe.
Tampoco se caiga en el otro
extremo de denunciar este don como algo ajeno a la Renovación Carismática y
como una novedad de la Iglesia. Se
trata de un fenómeno conocido en la historia de la Iglesia.
En el
descanso en el Espíritu la mente está más clara para acoger a Dios; no es por tanto un desmayo donde la inteligencia se nubla o se pierde
temporalmente.
El descanso en el Espíritu
(fenómeno de sanación) nada tiene que ver con la caída al suelo en una crisis
epiléptica (enfermedad con pérdida de sentido, espumarajos, estremecimientos,
cf. Mc. 9.18: “lo derriba al suelo le hace echar espumarajos y rechinar los
dientes”).
Este mismo niño del Evangelio de
San Marcos, cuando recibe la curación fisiológica de su epilepsia, la
psicológica de sus desmayos y la espiritual, liberado de aquel espíritu malo
que le arrastraba hacia el fuego o hacia el agua para destruirlo, queda en una
especie de descanso en el Espíritu (Mc.9.26: “el
muchacho quedó curado como muerto”), pero enseguida Cristo lo levantó y
estaba sano.
El
descanso en el Espíritu es diferente del éxtasis sobrenatural, donde la mente
queda absorbida en Dios y elevada para conocer sus misterios, con cesación del
ejercicio de los sentidos exteriores.
San Pablo nos recuerda este don
de oración más propio de almas perfectas, cuando nos dice que subió arrebatado
hasta el tercer cielo en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, y oyó palabras
arcanas que el hombre no puede pronunciar. (2 Cor.12, 2-4).
El mismo
san Pablo cuando se convierte a Cristo, recibe una especie de descanso en el
Espíritu, como don de principiantes; y cae en tierra de su caballo sin hacerse
daño (Hch.9.4; Pablo cayó en tierra y
oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿porqué me
persigues?”).
Por el P. José Luis
Aguilar (Tomado de Píldoras de Fe)
Publicado por Unción Católica y Profética
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