Presencia de Dios,
Oh Jesús Crucificado, enséñame la Ciencia de la Cruz; hazme comprender el valor
del sufrimiento.
MEDITACIÓN SOBRE EL
SUFRIMIENTO
La Pasión
de Jesús nos enseña de manera concreta que en la vida Cristiana debemos aprender a aceptar el sufrimiento por
el amor a Dios.
Esto es
difícil, una repugnante lección de nuestra naturaleza, la cual prefiere el
placer y la felicidad; sin embargo, viene de Jesús, el Maestro de la verdad y
de la vida, el amoroso Maestro de nuestras almas, que desea solamente nuestro
verdadero bien. Si Él nos encomienda el sufrimiento, es porque el sufrimiento
contiene un gran tesoro.
El
sufrimiento es por sí mismo algo del mal y no resulta agradable; pero si
estamos dispuesto a soportarlo en toda su plenitud y si Él nos lo ofrece,
invitándonos a estimarlo y a amarlo, es solo en virtud de un bien superior que no puede alcanzarse por ningún
otro medio, el bien sublime de la redención y la santificación de
nuestras almas.
Aunque el
hombre, por su doble naturaleza, está sujeto al sufrimiento, Dios quiso eximir
a nuestros primeros padres de él por sus dones sobrenaturales; pero debido al
pecado, estos dones se perdieron para siempre, y el sufrimiento inevitablemente
entro en nuestra vida.
La gama
de sufrimientos que ha acosado a la humanidad es el resultado directo del desorden causado por el pecado, no
sólo por el pecado original, sino también por los pecados actuales.
Aun así, nuestra Iglesia canta: "¡Oh, culpa feliz!" ¿Por qué? La
respuesta reside en el infinito amor de Dios que transforma todo y extrae,
de la doble maldad del pecado y el sufrimiento, el gran bien de la redención de
la raza humana.
JESÚS Y EL SUFRIMIENTO
Cuando
Jesús tomo en sí mismo los pecados de la humanidad, también asumió las consecuencias, eso
es, el sufrimiento y la muerte; y este sufrimiento, abrazado por El durante
toda su vida, y especialmente durante Su pasión, se convirtió en un instrumento para nuestra redención.
El dolor,
el resultado del pecado, se convierte en Jesús y con Jesús, el medio para
destruir al mismo pecado.
A pesar
de que un Cristiano no puede considerar el dolor solo como una carga indeseable
de la cual debe necesariamente alejarse, pero debe ver en él, más que todo un
medio de redención y santificación.
Diálogo con Jesús
Oh Señor, A ti no te gusta hacernos sufrir, pero Tú sabes que es la
única forma de prepararnos para conocerte como Tú me conoces, para prepararnos
a volvernos como Tú. Tú sabes bien que, si me envías tan solo la sombra de una
felicidad terrenal, yo me aferraré a ella con toda la intensidad del ardor de
mi corazón, y entonces mejor me niegas incluso esta sombra... porque Tú
deseas que mi corazón sea completamente tuyo. La vida pasa tan rápido que es
obviamente mejor tener la más espléndida corona y un poco de sufrimiento, que
una corona ordinaria sin sufrimiento. Cuando pienso en eso, por un dolor nacido
del sufrimiento, yo debería ser capaz de amarte más por toda la eternidad,
comprendo claramente que, si me das el universo entero, con todos sus tesoros,
no será nada en comparación al pequeño sufrimiento. Cada nuevo sufrimiento,
cada angustia del corazón, es un viento suave para llevarte, Oh Jesús, el
perfume del alma que te ama; cuando sonríes amoroso e inmediatamente alistas un
Nuevo dolor, y llenas la copa hasta el borde, pensando que entre más crece un
alma en el amor, más deberá crecer en sufrimiento también. ¡Qué favor, mi
Jesús, y cuánto debes amarme como para enviarme el sufrimiento! La misma
eternidad no será lo suficientemente larga para bendecirte por ello. ¿Por qué
esta predilección? Es un secreto que me revelarás en nuestro hogar celestial en
el día en que tú enjugarás todas mis lágrimas. Señor, Tú me llamaste a este
sufrimiento, a esta tristeza... Tú necesitas esto para las almas, para mi alma.
Oh Jesús, desde que me has hecho comprender que me darás almas a través de La
Cruz, entre más cruces me encuentre, más ardiente se volverá mi sed por el
sufrimiento. Yo soy feliz no de ser libre del sufrimiento aquí; el sufrimiento
unido al amor es la única cosa que parece deseable para mí en este valle de
lágrimas”
(Santa Teresita del Niño Jesús, Cartas 32, 50, 23, 40, 58, 224- Historia
de un Alma)”.
Adaptación
y traducción al español por Manuel Rivas, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado
en: Spiritual Direction, autor: Dan Burke
Publicado por Unción Católica y Profética
No hay comentarios:
Publicar un comentario