Crece sin parar el número de
diócesis francesas en las que repicarán las campanas de las iglesias el próximo
día 15, festividad de la Asunción, para pedir una oración a la Virgen María por
los cristianos perseguidos. En un principio la idea surgió del dinámico e
infatigable obispo de Toulon, DOMINIQUE
REY. Pero pronto otros obispos se fueron sumando a esta iniciativa que
pretende dar voz a los sin voz y recordar a unos hermanos que han perdido todo
y de los que poca gente se acuerda.
Según se acerca la fecha, la
iniciativa sigue prendiendo sobre todo entre los fieles, que son los que han
pedido a sus pastores que repiquen las campanas de sus diócesis. Pues está
surgiendo efecto. Ya son más de 40 las diócesis francesas en las que SONARÁN LAS CAMPANAS EN RECUERDO DE LOS
CRISTIANOS PERSEGUIDOS.
Entre ellos estará el cardenal Barbarin, arzobispo de Lyon, que ha acogido con entusiasmo esta campaña y que estará acompañado ese día por el obispo sirio de Alepo, precisamente una de las zonas donde los cristianos han sufrido más en los últimos años.
Entre ellos estará el cardenal Barbarin, arzobispo de Lyon, que ha acogido con entusiasmo esta campaña y que estará acompañado ese día por el obispo sirio de Alepo, precisamente una de las zonas donde los cristianos han sufrido más en los últimos años.
"No son seres
desencarnados", proclamó monseñor Rey al lanzar la convocatoria: "SE ENCUENTRAN A POCAS HORAS DE AVIÓN DE
AQUÍ, EN PAÍSES DEVASTADOS. Se llaman Samir, Sobhi, Tony, Petro,
Boutros, Adib, Rima, Macha, Lama, Fadia, Rama. Son hombres, mujeres, niños,
ancianos. Son rostros donde en ocasiones se lee la angustia, el miedo, la
tristeza, la confianza, a veces la alegría y la esperanza. Son sollozos
inacabables o carcajadas infantiles. Son seres asesinados física y moralmente.
Son seres infinitamente amados por Dios".
"BASTARÍA UN SIGNO, UNA LLAMADA FIRME A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD", pidió el prelado: "Que el día de la Asunción, en Francia, las campanas de todas nuestras iglesias repiquen y los cristianos y todos los que lo deseen se congreguen para expresar su apoyo. Por la Paz, con el único arma del amor en las manos. Unos minutos de recogimiento y silencio".
"BASTARÍA UN SIGNO, UNA LLAMADA FIRME A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD", pidió el prelado: "Que el día de la Asunción, en Francia, las campanas de todas nuestras iglesias repiquen y los cristianos y todos los que lo deseen se congreguen para expresar su apoyo. Por la Paz, con el único arma del amor en las manos. Unos minutos de recogimiento y silencio".
Poco a poco se han ido sumando
diócesis a la iniciativa, y así lo hicieron las de Bayona, con su combativo
obispo Marc Aillet a la cabeza, Gap, cuyo titular es Jean-Michel di Falco, y
-última por ahora- Avignon, comandada por otro prelado sin respetos humanos,
Jean-Pierre Cattenoz.
Así lo justificaba monseñor
Cattenoz: "ES IMPORTANTE NO BAJAR
LOS BRAZOS. Hacer tañir las campanas es una hermosa forma de dar
testimonio de lo que se vive en las iglesias. Así que invitamos a los
cristianos, pero también a todas las personas de buena voluntad, a concentrarse
en la calle con ese motivo".
Y "¿por qué el día de la
Asunción?", se interroga monseñor Cattenoz: "CUANDO TODO VA MAL, CUANDO NO SE TIENE NADA, UNO SE VUELVE HACIA LA
VIRGEN MARÍA. Dos mil millones de hombres sobre la tierra le rezan, no
sólo los cristianos... Propongo a todos los fieles que se concentren en las
iglesias a que digan juntos la oración a María que derriba los muros".
Esta oración dice así:
"Santísima Madre de Dios,
nos dirigimos a ti como Madre de la Iglesia, madre de todos los cristianos que
sufren y de todas las minorías perseguidas. Te suplicamos, por tu ardiente
intercesión, que hagas caer ese muro, los muros de nuestros corazones, y los muros
que producen odio, violencia, miedo e indiferencia, entre los hombres y entre
los pueblos.
"Tú, que mediante tu Fiat
aplastaste a la serpiente antigua, congréganos y únenos bajo tu manto virginal,
protégenos de todo mal, y abre para siempre en nuestras vidas la puerta de la
esperanza.
"Haz que nazca en nosotros y
en este mundo la civilización del amor que pende de la cruz y de la
resurrección de tu Divino Hijo, Jesucristo, Nuestro Salvador, que vive y reina
por los siglos de los siglos. Amén".
"Tal
vez", concluye monseñor Cattenoz, "algunos teman que este gesto sea
considerado como una provocación hacia los musulmanes o un atentado a la
laicidad. Pero no es nada de eso: se trata de un gesto de oración, de
solidaridad, de paz y de fe. Creemos que puede tener un auténtico
impacto".
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