Hoy he leído esta frase de Simone Weil:
" Una de las más preciosas alegrías del amor
terreno, servir al amado sin que este lo sepa, sólo es posible en el caso de
Dios mediante el ateísmo."
De entrada esta frase puede parecer extraña y a más
de uno le puede molestar. Sin embargo me ha recordado inmediatamente el
evangelio de la misa de ayer. (leer la entrada del domingo del Rincón del
Anacoreta).
Los primeros invitados al banquete de bodas son los
que nos creemos servidores de Dios, cristianos, pero que seguimos normas y
ritos y olvidamos el evangelio. Aquellos invitados que el rey mandó buscar en
los cruces de caminos, son esos ateos que, sin saberlo, porque viven para los
demás, están sirviendo al Amado sin saberlo. Pero había uno que fue expulsado
porque no llevaba traje...Antes, el evangelio, ha dicho que fueron invitados al
banquete buenos y malos. ¿Por qué se expulsó a uno? Quizá porque criticaba
mucho, pero no hacía nada. No porque era ateo, sino porque sólo se miraba a sí
mismo. Porque lo que es realmente importante es servir al prójimo, sea cual sea
la ideología desde la que se hace. Hay muchos cristianos que viven para los
demás, pero también los hay que no lo son y también viven para los demás. Ambos
son los verdaderos Hijos de Dios. Todo lo demás es mera palabrería.
Enviat per Joan Josep Tamburini








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