Pero sí que hay una cosa que
quiero completar de mis pasados posts sobre el ébola. Afirmar que las guerras,
enfermedades, crisis económicas y disturbios sociales tienen una íntima
conexión con la vida moral de los pueblos, es algo repetido infinidad de veces
por las Escrituras.
Ahora bien, cosa muy distinta es
afirmar que los que mueren y sufren por todas esas causas y otras son
culpables. Una cosa es afirmar esa conexión de forma genérica y abstracta, y
otra muy distinta juzgar a alguien en particular. Las Escrituras repiten en muchos
pasajes como sucede tantas veces que el inocente sufre y muere, y el culpable y
el pecador parecen prosperar y estar por encima de todo sufrimiento.
Los sufrimientos personales y
colectivos deben ser juzgados a través de los profetas, de Job, de los libros
sapienciales, de los salmos y de todo el Nuevo Testamento. Únicamente leyendo
la Biblia como una unidad, entenderemos el sentido del sufrimiento y qué nos
quiere decir nuestro Padre al permitir la guerra y la peste, el hambre y la
persecución.
Nuestra sociedad europea del siglo XXI, sobre todo la europea, ha
perdido la capacidad de hacer una lectura teológica de los hechos del mundo.
Muchos cristianos han logrado desconectar a Dios del sufrimiento del hombre de
un modo teológicamente incorrecto.
P.
FORTEA








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