¿Qué significa la Cruz para una persona del siglo XXI? La cruz es un
signo que puede ser entendido de muchas formas. Una de ellas es un signo
estético que se tatúa en la piel, de la misma forma que serpientes o calaveras.
La cruz significa para otras personas, un movimiento de personas extrañas,
anticuadas y desprovistas de toda lógica: los cristianos. Ponen en sus salas de
reunión a una persona sufriente llena de heridas. Se preguntan ¿Cómo se puede
mirar y admirar algo así todos los domingos?
Pero para los cristianos, las Cruz es más que todo eso. Hablar de la
Cruz es hablar de vida y de compromiso. Quien no acepta la Cruz de su vida, no
vive realmente. Se dedica a distraerse y olvidarse de la Verdad que subyace en
el hecho de ser humanos.
Si de buena voluntad llevas la cruz, ella te llevará, y guiará al fin
deseado, adonde será el fin del padecer, aunque aquí no lo sea. Si contra tu
voluntad la llevas, cargas y te la haces más pesada: y sin embargo conviene que
sufras. Si desechas una cruz, sin duda hallarás otra, y puede ser que más
grave.
¿Piensas tu escapar de lo que ninguno de los mortales pudo? ¿Quién de
los Santos estuvo en el mundo sin cruz y tribulación? Nuestro Señor Jesucristo
por cierto, en cuanto vivió en este mundo, no estuvo una hora sin dolor de
pasión. Porque convenía, dice, que Cristo padeciese, y resucitase de los
muertos, y así entrase en su gloria (Lc 24,46s). Pues ¿cómo buscas tú otro
camino sino este camino real, que es la vida de la santa cruz? […]
Mas este tal así afligido de tantas maneras, no está sin el alivio de la
consolación; porque siente el gran fruto que le crece con llevar su cruz.
Porque cuando se sujeta a ella de su voluntad, toda la carga de la tribulación
se convierte en confianza de la divina consolación. […] Esto no es virtud humana, sino gracia de Cristo, que tanto puede y
hace en la carne flaca, que lo que naturalmente siempre aborrece y huye, lo
acometa y acabe con fervor de espíritu.
No es según la condición humana llevar la cruz, amar la cruz […]. Si
miras a ti, no podrás por ti cosa alguna de éstas: mas si confías en Dios, El
te enviará fortaleza del cielo, y hará que te estén sujetos el mundo y la
carne. Y no temerás al diablo tu enemigo, si estuvieses armado de fe, y
señalado con la cruz de Cristo. (Tomás de Kempis. Imitación de Cristo. Libro II, cap. 12)
Más de una vez me han preguntado si creo que la Voluntad de Dios es que
suframos, porque a veces parece que los cristianos “disfrutamos” con el
sufrimiento y hasta buscamos cómo hacerlo más doloroso. La verdad es que quien
me pregunta esto se queda en la superficialidad del cristianismo y además lo
enjuicia por medios de prejuicios muy bien diseñados.
Dios no quiere que suframos, pero acepta que nuestros errores nos
enseñen y nos muestren que no todo vale y no todo es indiferente. Dios espera
que nos demos cuenta que la libertad no se sustenta en tener mil opciones
vitales en las que entrar y salir, ignorando las consecuencias de ello. Si
elegimos sin conocimiento y sin compromiso, sufriremos esta elección. Pero
elegir con conocimiento y compromiso no nos hace inmune al dolor, sino al
sufrimiento.
Quien acepta el dolor, donándose por medio de ese compromiso, encuentra
sentido al dolor que conlleva decidir y mantener su decisión. No disfrutamos de
la cruz que nos toca llevar, pero sabemos que el dolor nos hace más libres. Como
dice Tomás de Kempis:
“Esto no es virtud humana, sino gracia de Cristo, que tanto puede y
hace en la carne flaca, que lo que naturalmente siempre aborrece y huye, lo
acometa y acabe con fervor de espíritu.”
La Gracia de Dios nos transforma para poder llevar con nosotros la cruz
que nos da sentido según la Voluntad de Dios. La Cruz que evidencia la cadena
de pecado que soportamos para no transmitirla a los demás. La Cruz que cierra
la cadena del pecado y nos ayuda a dar pasos hacia la santidad. La santidad es
la única forma de parar la cadena de pecado. Por desgracia, ser santo no está
de moda en el siglo XXI. Ya no leemos la vida de estas personas admirables,
porque nos parecen que vivieron hace miles de años. Ya nadie quiere sufrir,
pero no dejamos de hacer sufrir a los demás.
“¿Piensas tu escapar de lo que ninguno
de los mortales pudo? ¿Quién de los Santos estuvo en el mundo sin cruz y
tribulación?”
Néstor Mora Núñez
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