EN STA MARTA: RECIBAMOS AL
ESPÍRITU SANTO COMO UN NIÑO RECIBE UN REGALO
El papa Francisco en la homilía
de este martes en su residencia, la Casa Santa Marta, señaló que la paz de
Jesús no es la de este mundo, que se apoya en cosas materiales, el dinero y el
poder.
Citando el evangelio de Juan y
las palabras ‘les doy mi paz’, el Santo Padre subrayó que la paz de Jesús es
diversa de la que pueda ofrecer el mundo. El mundo "nos ofrece la paz de
las riquezas" dijo el Papa y precisó que es la paz de quien dice 'tengo
todo arreglado para vivir, para toda mi vida, no tengo de que preocuparme...'.
"Ésta es --añadió el Papa-- la paz que da el mundo. 'No te preocupas, no
tendrás problemas porque tienes tanto dinero...', la paz de la riqueza".
Entretanto Jesús nos invita a no
fiarnos de esta paz, porque dice: ‘¡Miren que hay ladrones..., los ladrones
pueden robarles las riquezas!’. Y Francisco recordó que la paz que da el dinero
no es una paz definitiva. "Piensen también en que el metal se oxida ¿no?
¿Qué quiere decir? ¡Que ante un default de la Bolsa todo nuestro dinero se irá!
¡No es una paz segura: es una paz superficial, temporal! Porque la paz mundana
abarca características que nos muestran que no es definitiva".
Tampoco la del poder funciona
-precisó el Pontífice- que por ejemplo termina con un golpe de estado. La de
Herodes, que acabó cuando los Magos le dijeron que había nacido el Rey de
Israel. Ni funciona la paz de "la de la vanidad, que se tambalea según uno
se sienta apreciado o insultado".
Sin embargo "la paz que nos
da Jesús es el Espíritu Santo.
La paz de Jesús es una Persona,
es el Espíritu Santo. El mismo día de su Resurrección, Él viene al Cenáculo y
su saludo es: ‘La paz esté con ustedes. Reciban al Espíritu Santo’. Ésta es la
paz de Jesús: es una Persona, es un regalo grande. Y cuando el Espíritu Santo
está en nuestro corazón, nadie puede arrebatarnos la paz, nadie, ¡Es una paz
definitiva!".
Entretanto no basta recibir la
paz, debemos tomarnos un trabajo, el de "custodiar esta paz y cuidarla. Es
una paz grande, una paz que no es mía, es de otra Persona que me la regala, de
otra Persona que está dentro de mi corazón y que me acompaña toda la
vida".
Es una paz que "se recibe
con el bautismo y con la confirmación, pero sobre todo hay que recibirla como
un niño recibe un regalo, sin condiciones, con el corazón abierto. Po lo tanto,
indicó el Papa "hay que custodiar al Espíritu Santo, sin enjaularlo,
pidiéndole ayuda a este ‘gran regalo’ de Dios.
"Si tenemos esta paz del
Espíritu, si tenemos al Espíritu dentro de nosotros y tenemos conciencia de
esto, que no se turbe el corazón nuestro". Y recordó que san Pablo nos
dice que "para entrar en el Reino de los Cielos es necesario pasar por
tantas tribulaciones" y todos las tenemos, más grandes p pequeñas que
sean.
Pero que no se turbe nuestro
corazón --concluyó el Santo Padre-- porque ésa es la paz de Jesús. "La
presencia del Espíritu hace que nuestro corazón esté en paz pero no
anestesiado. Consciente, en paz: con esa paz que sólo da la presencia de Dios.
"
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