jueves, 1 de mayo de 2014

ADICTOS A LA MEDIOCRIDAD, O LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS


Me he prohibido a mí mismo no escribir artículos como forma de catarsis ante cualquier tipo de desengaño, enfado, o simple rabieta, de esas que a veces provocan las contrariedades de la vida.

Así que me he cortado una de las principales fuentes de inspiración que tenemos algunos blogeros (supongo).
Es que escribir en " negativo " no construye. Tengo esa sensación al leer ciertos post: "Este se ha sacado la bilis que lleva dentro - pienso para mí - y nos la ha tirado encima a los lectores".
En fin, esto que digo no es el motivo por el que escribo, pero es válida la aclaración, porque el tema de mi post esta vez, pudiera sonar a lo anteriormente citado.

Me decía una persona, miembro del equipo de una pastoral evangelizadora, ante mi propuesta de que hicieran unos cambios que podrían mejorar su labor: ¿Para qué hacer cambios? Así hemos funcionado durante 10 años, y a la gente le gusta lo que hacemos.

Contundente respuesta. Pero, me atrevo a hacer una sencilla reflexión: ¿Las cosas deben seguir haciéndose porque siempre se han hecho así? Y el hecho de que a la gente "le guste", o nadie se queje... ¿esa es garantía suficiente de que las cosas están bien hechas?

En la parábola de los talentos, el Señor recrimina a aquel " siervo conservador " que - consciente de que su Señor es celoso, y cosecha donde no ha sembrado - le devuelve a su Señor, como resultado de su trabajo, exactamente el mismo número de monedas recibidas. Supongo que el razonamiento de este empleado sería también el de " hacer las cosas como siempre se han hecho", no arriesgar.

Pero el Señor de este " correcto " empleado lejos de felicitarlo por su "ortodoxia" le recrimina el no haber sido más "atrevido" el no haber arriesgado. Le quita las monedas que le entregó y se las da a quien se ha atrevido más, para que las multiplique.

Buen ejemplo para poner en práctica en nuestras pastorales..."conservadoras”.

Luis Alfredo Diaz

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