Biografía y un estudio sobre Santo
Tomás de Aquino como Psicólogo.
Tomás nació en Roccasecca, cerca de
Aquino, Nápoles. Hijo del Conde Landolfo de Aquino y Teodora, Condesa de Teano.
Era el menor de 12 hermanos y su familia estaba emparentada con los emperadores
Enrique VI y Federico II y los reyes de Aragón, Castilla y Francia.
A los 5 años fue enviado a recibir
su primera formación con los monjes Benedictinos de Monte Casino. Desde muy
pequeño se observó su buena disposición para la meditación y oración y su
maestro se sorprendió al oírle preguntar “¿qué es Dios?”.
Alrededor del año 1236, le enviaron
a la Universidad de Nápoles, donde sus maestros fueron Pietro Martín y Petrus
Hibernos, pero pronto supero a Martín en Gramática y fue transferido a Pedro de
Irlanda quien le formo en Lógica y Ciencias Naturales. Tomás repetía las
lecciones con mayor profundidad y lucidez que sus maestros.
Entre 1240 y 1243 recibió el hábito
de la Orden de Santo Domingo, atraído y dirigido por Juan de San Julián, un
conocido predicador del convento de Nápoles.
Al recibir la noticia, su madre se
apresuró a ir a Nápoles para ver a su hijo. Los Dominicos temiendo que se lo
llevaran, le enviaron a Roma, aunque su destino final sería París o Colonia.
Teodora recurrió a los hermanos de Tomás, soldados del emperador Federico,
quienes capturaron al novicio cerca del pueblo de Aquependente y le recluyeron
en la fortaleza de San Juan de Roccasecca. Allí estuvo detenido casi dos años,
mientras sus padres, hermanos y hermanas hacían los posible por destruir su
vocación.
Tras los impulsos de ira y tristeza,
su madre empezó a ceder; se les permitió a los Dominicos proporcionarle nuevos
hábitos y con la ayuda de su hermana obtuvo algunos libros – Las Sagradas
Escrituras, la Metafísica de Aristóteles y las sentencias de Pedro Lombardo.
Tras año y medio o dos en prisión, fue liberado, bajándolo en un cesto a los
brazos de los Dominicos que se admiraron al darse cuenta de que durante su
cautiverio había progresado tanto como si hubiera estado en el Studium
Generale.
Tomás enseguida hizo sus votos y sus
superiores lo enviaron a Roma. En 1245 se trasladó a París junto con Alberto
Magno y en 1248 ambos volvieron a Colonia. Durante su estancia en Colonia, fue
ordenado sacerdote por Conrado de Hochstaden, Arzobispo de esta ciudad.
En 1251 o 1252, el Maestro General
de la Orden, aconsejado por Alberto Magno y Hugo de San Caro, nombró a Tomás
Bachiller (subregente) del Studium Dominico en París. Este nombramiento puede
considerarse como el principio de su vida pública, ya que su enseñanza
rápidamente llamó la atención tanto de profesores como de alumnos. Sus deberes
consistían principalmente en explicar las "Sentencias" de Pedro
Lombardo, y sus comentarios sobre ese texto teológico le proporcionaron el
material y, en gran parte, un esquema general para su obra magna, la
"Summa Theologica".
Santo Tomás recibió su doctorado en
Teología en 1257 y su tema fue "La Majestad de Cristo". Desde
entonces, la vida de Tomás puede resumirse en pocas palabras, orar, predicar,
enseñar, escribir, viajar.
Tan dedicado estaba a su sagrada
misión que con lágrimas pedía que no le obligaran a aceptar la titularidad del
Arzobispado de Nápoles, que le fue conferido por Clemente IV en 1265. Si
hubiese aceptado este nombramiento, muy probablemente nunca hubiera escrito la
"Suma Teológica".
Cediendo a las peticiones de sus
hermanos, en varias ocasiones participó en las deliberaciones de los Capítulos
Generales de la Orden. Uno de dichos capítulos tuvo lugar en Valenciennes
(1259), donde colaboró con Alberto Magno y Pedro de Tarentasia (que sería el
Papa Inocencio V) a formular un sistema de estudios que substancialmente
permanece hasta hoy en los studia generalia de la Orden Dominicana.
No sorprende leer en las biografías
de Santo Tomás que frecuentemente se abstraía y quedaba en éxtasis. Hacia el
final de su vida éstos momentos de éxtasis se sucedían con mayor frecuencia.
Una vez en Nápoles, en 1273, tras completar su tratado sobre la Eucaristía,
tres hermanos le vieron levitar en éxtasis, y oyeron una voz que venía del
crucifijo del altar que decía: "Has escrito bien de mí, Tomás, que
recompensa deseas?". Tomás respondió, "Nada más que a ti,
Señor".
La "Summa Theologica" fue
la obra más famosa de Santo Tomás. Fundamentándose en la Sagrada Escritura, la
filosofía, la teología y la doctrina de los santos, explica todas las
enseñanzas católicas. El autor mismo la consideraba sencillamente un manual de
la doctrina Cristiana para estudiantes. En realidad es una completa exposición,
ordenada con criterio científico de la Teología y a la vez un sumario de la
Filosofía Cristiana. El Concilio de Trento contaba con tres libros de consulta
principal: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de
Santo Tomás.
El Papa le encargó que escribiera
los himnos para la Fiesta Corpus Christi. Así compuso el Pange Lingua y el
Tantum Ergo y varios otros cantos Eucarísticos clásicos. Su devoción por la
Virgen María fue muy grande y en el margen de sus cuadernos escribía:
"Dios te salve María".
Y el 6 de diciembre de 1273, dejó su
pluma y no escribió más. Ese día, durante la Misa, experimentó un éxtasis de
mucha mayor duración que la acostumbrada; sobre lo que le fue revelado sólo
podemos conjeturar por su respuesta al Padre Reinaldo, que le animaba a
continuar sus escritos: "No puedo hacer más. Se me han revelado tales
secretos que todo lo que he escrito hasta ahora parece que no vale para
nada".
Tomás comenzó su preparación
inmediata para la muerte. Gregorio X, habiendo convocado un concilio general a
celebrar en Lyon el primero de mayo de 1274, invitó a Santo Tomás y San
Buenaventura a participar en las deliberaciones, ordenó al primero traer al
concilio su tratado "Contra errores Graecorum" (Contra los Errores de
los Griegos). Intentó obedecer y salió a pie en enero de 1274, pero le fallaron
las fuerzas; cayó desplomado cerca de Terracina, desde donde le llevaron al
Castillo de Maienza, hogar de su sobrina la Condesa Francesca Ceccano. Los
monjes cistercienses de Fossa Nuova, insistieron para que se alojara con ellos,
y así fue trasladado a su monasterio.
Murió el 7 de marzo de 1274.
Numerosos milagros atestiguaron su santidad. Los monjes de Fossa Nuova querían
a toda costa quedarse con sus sagrados restos, pero Urbano V ordenó que el
cuerpo fuera entregado a sus hermanos Dominicos, siendo trasladado solemnemente
a la Iglesia Dominica de Toulouse, el 28 de enero de 1369.
La magnífica capilla erigida en 1628
fue destruida durante la revolución francesa y su cuerpo trasladado a la
Iglesia de San Sernin, donde reposa hasta el día de hoy en un sarcófago, de oro
y plata, que fue solemnemente bendecido por el Cardenal Desprez el 24 de julio
de 1878. El hueso mayor de su brazo izquierdo se conserva en la catedral de
Nápoles. El brazo derecho, donado a la Universidad de París y originalmente
conservado en la Capilla de Santo Tomás de la Iglesia Dominicana, se guarda
actualmente en la Iglesia Dominicana de Santa María sopra Minerva en Roma a
donde llegó tras la revolución francesa.
Fue canonizado por Juan XXII, el 18
de julio de 1323. San Pío V proclamó a Santo Tomás Doctor de la Iglesia en
1567. En la Encíclica "Aeterni Patris" del 4 de agosto de 1879 sobre
la restauración de la filosofía cristiana, León XIII le declaró "príncipe
y maestro de todos los doctores escolásticos". El mismo ilustre pontífice,
mediante una Breve del 4 de agosto de 1880, le designó patrono de todas las
universidades, academias y escuelas católicas de todo el mundo.
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