Las diversas religiones
que se encuentran por todo el mundo se esfuerzan por responder de varias
maneras a la inquietud del corazón humano, y la Iglesia no rechaza lo que en
estas religiones hay de verdadero y santo; pero tiene la obligación de anunciar
constantemente a Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Evangelio del día
Segunda Semana de
Pascua
«El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la
tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del Cielo está sobre
todos, y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su
testimonio. El que recibe su testimonio confirma que Dios es veraz; pues aquel
a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin
tasa. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el
Hijo tiene vida eterna, pero quien rehúsa creer en el Hijo no verá la vida,
sino que la ira de Dios pesa sobre él» (Juan 3, 31-36)
Comentario realizado
por Pablo Cardona.
I. Jesús, en la tierra hay muchas religiones. Algunas se parecen, otras no.
Todas tienen mensajes muy profundos. ¿Hay una religión verdadera? ¿Por qué
seguir una y no la otra? «El que viene de arriba está sobre todos. El que es de
la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del Cielo está
sobre todos.»
Jesús, si Tú eres Dios,
si Tú realmente vienes del Cielo y eres «aquel a quien Dios ha enviado,»
entonces la religión verdadera es la que Tú nos has dejado: está por encima de
todas, porque sólo «aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, y
da el Espíritu sin tasa.» No cabe creer que Tú eres un mensajero de Dios y
luego pensar que da lo mismo cualquier religión. Si Tú vienes de Dios, no
puedes contradecirte. Y Tú has dejado un camino preciso, y unos intérpretes
precisos:
«La única Iglesia de
Cristo..., Nuestro Salvador, después de su resurrección, la entregó a Pedro
para que la pastoreara. Le encargó a él y a los demás apóstoles que la
extendieran y la gobernaran... Esta Iglesia, constituida y ordenada en este
mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el
sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él» (LG)» (CEC.-816).
Jesús, si te diera lo
mismo cualquier religión, no habrías dejado una en concreto; no habrías fundado
una Iglesia ni establecido una jerarquía: «tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia» (Mateo 16,18).
Las diversas religiones
que se encuentran por todo el mundo se esfuerzan por responder de varias
maneras a la inquietud del corazón humano, y la Iglesia no rechaza lo que en
estas religiones hay de verdadero y santo; pero tiene la obligación de anunciar
constantemente a Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Jesús, Tú eres el
Camino, la Verdad y la Vida; nadie va al Padre sino por Ti. Y Tú has fundado
una sola Iglesia.
II. «No cabe otra disposición en un católico: defender «siempre» la autoridad
del Papa; y estar «siempre» dócilmente decidido a rectificar la opinión, ante
el Magisterio de la Iglesia» (Forja.- 581).
Jesús, hoy todo el
mundo quiere opinar y no acepta imposiciones. La virtud de la obediencia se
deja para los débiles o incultos. Sin embargo, tu vida es un choque frontal a
esta visión en la que lo importante es la estima personal y el propio juicio:
«he bajado del Cielo no para hacer mi voluntad sino la voluntad de Aquél que me
ha enviado». (Juan 6,38).
Puede haber muchos
caminos para resolver problemas humanos, y aquí no cabe imponer nada. Pero la Iglesia
no impone cuando señala un error o enseña una verdad moral: simplemente está
marcando el Camino que Tú le has confiado.
«Todo lo que atares
sobre la tierra quedará atado en los Cielos, y todo lo que desatares sobre la
tierra, quedará desatado en los Cielos». (Mateo 16, 19). Jesús, que no caiga
nunca en la incoherencia de intentar creer en Ti pero no en tu Iglesia; de
querer imitarte pero no querer obedecer, cuando tu vida ha consistido en
obedecer con fidelidad la voluntad de tu Padre. El primer paso en este camino
de obediencia es conocer mejor lo que dicen el Papa y los Obispos, para
incorporarlo a mi vida cristiana y para saber defender sus orientaciones ante
los que, casi siempre con bastante ignorancia, las desprecian.
Fuente: Una Cita con
Dios, Tomo VI, EUNSA
No hay comentarios:
Publicar un comentario