viernes, 9 de septiembre de 2022

ASÍ FUE COMO LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE LLEGÓ A SER PATRONA DE CUBA

Con ocasión de la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, que se celebra este 8 de septiembre, el Arzobispo de Santiago de Cuba narró la historia de cómo esta querida advocación mariana llegó a ser proclamada como la Patrona de Cuba.

El 7 de septiembre, el Arozbispado de Santiago de Cuba compartió un mensaje de Mons. Dionisio García Ibáñez, su Arzobispo, a los cubanos, con ocasión de la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre.

En su mensaje, Mons. García señaló que la historia de esta devoción mariana en la isla de Cuba se remonta a 1915, cuando durante la gesta de la independencia, las tropas solían encomendar sus luchas a la Virgen de la Caridad, e incluso, le dedicaron su victoria final.

En este contexto, los veteranos le pidieron al entonces Papa Benedicto XV que declare a la Virgen de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba, algo que ocurrió un año después, el 10 de mayo de 1916.

Mons. García leyó el mensaje exacto con el que los veteranos se dirigieron al Pontífice.

“No pudieron ni los azares de la guerra, ni los trabajos para librar nuestra subsistencia, apagar la fe y el amor que nuestro pueblo católico profesa a esa Virgen veneranda, y antes al contrario, en el fragor de los combates y en las mayores vicisitudes de la vida, cuando más cercana estaba la [Virgen], rocío consolador para nuestras almas”, se lee en el texto.

En el texto, los veteranos llaman a la Virgen de la Caridad del Cobre la “Virgen cubana”, y recuerdan el amor de sus madres y esposas hacia ella.

“Así la han proclamado nuestros soldados, orando todos ante ella para la consecución de la victoria y para la paz de nuestros muertos inolvidados”, señalan.

Luego, recuerdan que sería “una vergonzosa ingratitud” si “permaneciéramos inactivos o mudos, y no levantáramos nuestra voz ante el sucesor de San Pedro” luego de haber recibido los “beneficios” de la Virgen de la Caridad.

En ese sentido, pidieron al Papa que se haga eco “de los sentimientos del pueblo católico de Cuba y de los de su Ejército Libertador”, para que declare “como Patrona de la República de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre”, y designe su fiesta eclesiástica.

“Por tanto, a Su Santidad suplicamos humildemente, se sirva acceder benigno a nuestra solicitud”, concluyen.

Tras este relato, el Prelado destacó la “emoción” que sintieron los veteranos al recibir la aprobación del Papa Benedicto XIV, tras volver de la lucha por su independencia.

“[Ellos] vinieron montados en sus caballos como los mambises”, como se conocía a los guerreros independentistas, cargando sobre “sus espaldas todo el dolor que significó la lucha por la independencia, pero también en su corazón las alegrías de haber conseguido la libertad de un pueblo”, dijo Mons. García.

“Ellos se habían dado cuenta de que ganar una lucha no significaba alcanzar la felicidad para un pueblo”, y “que el pecado, el mal estaba metido también en medio de nosotros y por eso fue que fueron al Cobre”.

“Sabían que ellos con sus propias fuerzas no podían alcanzar esa felicidad y esa libertad”, indicó.

El Prelado recordó que, para los veteranos, la Virgen “era como una luz que iluminaba y unía” en el campo de batalla y “sabían por experiencia” que todavía había muchas divisiones, intereses, egoísmos y partidismos en su pueblo.

“Gracias a Dios que ellos se decidieron a dar ese paso, de pedir públicamente que se declarara a la Virgen como Patrona de Cuba, para que nosotros los cubanos de hoy, más de cien años después, no nos olvidemos de que la Virgen es la que guía y la que une”.

En ese sentido, llamó a seguir a la Virgen, para que su pueblo encuentre el bien común, “desechando toda división, todo egoísmo, toda soberbia que nos divide, desechando todo aquello que impide que seamos un pueblo de hermanos”.

Cuba, dijo, debe ser “un pueblo que quiere habitar esta tierra hermosa que el Señor nos Dios, hacerla prosperar, fructificar, para ser felices”.

“Volvamos a nuestra Madre la Virgen de la Caridad, que significa, volver a Jesús; postrémonos ante sus pies y digamos: ‘Madre tú seguiste a tu Hijo Jesús ayúdanos también a seguirlo, acompañados por ti, para el bien nuestro, de nuestra familia y de nuestra Patria’”, concluyó.

POR CYNTHIA PÉREZ | ACI Prensa

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