Vivimos en un tiempo en el que las malas noticias son constantes; la pandemia, los desastres naturales, la crisis económica, la guerra, la corrupción… ¡Para qué seguir con la lista! Ante esto, a veces podemos tender a volvernos un poco pesimistas. No sé si a ti te ha pasado, pero a mí sí, y constantemente. ¿Es que no hay buenas noticias…?
Pero hace unos días me
encontré con una iniciativa que me sacó una sonrisa de oreja a oreja: «Only Good News» o «Solo buenas
noticias». Esta iniciativa hace parte de Infinito más uno, una
fundación que se dedica a la producción y distribución de películas, videos,
música, etc., con valores cristianos.
La idea nació del periodista y
director de cine, Juan Manuel Cotelo, quien ha dedicado su vida a crear
contenido católico con una excelente calidad.
LA AVALANCHA DE MALAS NOTICIAS
Al comenzar el vídeo, Juan
Manuel Cotelo afirma que cada mañana nos cae encima una avalancha de malas
noticias y… es verdad. Cada día, cuando encendemos el televisor y ponemos las
noticias —déjame serte sincera, hace mucho tiempo deje de hacerlo— no aparecen
más que malas noticias, seguidas de otras.
Igual de malas o peores. Cada
día —cuando lo hacía— continuaba mi día con tristeza. Y,
por qué no decirlo, con un poco de amargura.
Pareciera que vivimos en un
mundo en el que todo lo que sucede es negativo. O que solo merecen ser contadas
las cosas malas, porque son las que «venden». Eso
nos va robando, poco a poco, la esperanza, los deseos de luchar y nos puede
terminar encerrando en nosotros mismos. Podemos llegar a pensar que de nada
vale lo que hacemos bien, si igual «a nadie le
interesa».
¿QUÉ COMUNICAMOS?
Más adelante Juan Manuel nos
dice que cuando recibimos todas las malas noticias lo que hacemos es
convertirnos en un amplificador de las mismas. Las comentamos y hacemos parte
de nuestras conversaciones.
Esto me lleva a las palabras
de Lucas 6, 45: «El hombre bueno, del buen tesoro
del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que
rebosa el corazón habla su boca».
Mi pregunta para: ¿de qué está lleno nuestro corazón? O mejor, ¿de qué
dejamos llenar nuestros corazones?
Las malas noticias las
tendremos siempre, y las ganas de comentarlas y comunicarlas hacen parte de lo
cotidiano. Pero tú y yo estamos llamados a ser
sembradores de esperanza. Por
esta razón, la iniciativa de OGN (siglas en inglés de «Solo
buenas noticias») me parece tan relevante y necesaria en el mundo de
hoy.
¡SÚMATE A LA REVOLUCIÓN DE LAS BUENAS NOTICIAS!
Siempre he admirado a Juan
Manuel Cotelo por su creatividad, por su audacia y sus ganas de llevar el
mensaje de Cristo a todas las personas con buena calidad, gracia y de una
manera cercana y asequible para todos, por eso esta iniciativa no podía ser
menos.
Me alegra tanto cuando escucho
la notificación del móvil anunciando que hay «nuevas
buenas noticia para compartir», para hacerlas parte de mi conversación
con amigos y familiares. Tal vez para cortar una conversación que está
convirtiéndose desesperanzadora o cuando sale la frase «y
así estamos».
Siempre repito que tenemos dos
opciones: hacemos parte de este mundo en el que suceden cosas malas todo el
tiempo, pero también cosas buenas y… realmente muy buenas. Podemos quedarnos en
lo malo y, como si fuera un cáncer, dejar que nos invada hasta la médula. O
asumir que hay cosas malas, pero esforzarnos
por ver el bien, lo bello y verdadero en este mundo.
Estoy segura de que estás
rodeado de buenas noticias. Solo tienes que abrir los ojos y el corazón para
ver la buena noticia de la salida del sol, de un buen día de lluvia, de la
mirada de tus hijos o de tus padres. ¡Podemos ver el
bien en todo o el mal en todo! Y así viviremos.
No te digo que niegues la
realidad: tú y yo sabemos que es dura, pero que
saquemos lo mejor de cada momento. Disfrutemos de cada regalo que Dios
nos da y volvámonos comunicadores de Su amor.
Como dice sabiamente mi papá: «Lo que tienes
siempre es lo mejor».
Artículo elaborado por María Claudia Arboleda
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