jueves, 4 de agosto de 2022

DE ÚLTIMO MOMENTO: ¡EL MUNDO ESTÁ LLENO DE BUENAS NOTICIAS! Y ERES TÚ QUIEN LAS CONTARÁ

 Vivimos en un tiempo en el que las malas noticias son constantes; la pandemia, los desastres naturales, la crisis económica, la guerra, la corrupción… ¡Para qué seguir con la lista! Ante esto, a veces podemos tender a volvernos un poco pesimistas. No sé si a ti te ha pasado, pero a mí sí, y constantemente. ¿Es que no hay buenas noticias…?

Pero hace unos días me encontré con una iniciativa que me sacó una sonrisa de oreja a oreja: «Only Good News» o «Solo buenas noticias». Esta iniciativa hace parte de Infinito más uno, una fundación que se dedica a la producción y distribución de películas, videos, música, etc., con valores cristianos.

La idea nació del periodista y director de cine, Juan Manuel Cotelo, quien ha dedicado su vida a crear contenido católico con una excelente calidad. 

 LA AVALANCHA DE MALAS NOTICIAS

Al comenzar el vídeo, Juan Manuel Cotelo afirma que cada mañana nos cae encima una avalancha de malas noticias y… es verdad. Cada día, cuando encendemos el televisor y ponemos las noticias —déjame serte sincera, hace mucho tiempo deje de hacerlo— no aparecen más que malas noticias, seguidas de otras.

Igual de malas o peores. Cada día —cuando lo hacía— continuaba mi día con tristeza. Y, por qué no decirlo, con un poco de amargura. 

Pareciera que vivimos en un mundo en el que todo lo que sucede es negativo. O que solo merecen ser contadas las cosas malas, porque son las que «venden». Eso nos va robando, poco a poco, la esperanza, los deseos de luchar y nos puede terminar encerrando en nosotros mismos. Podemos llegar a pensar que de nada vale lo que hacemos bien, si igual «a nadie le interesa». 

¿QUÉ COMUNICAMOS?

Más adelante Juan Manuel nos dice que cuando recibimos todas las malas noticias lo que hacemos es convertirnos en un amplificador de las mismas. Las comentamos y hacemos parte de nuestras conversaciones.

Esto me lleva a las palabras de Lucas 6, 45: «El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca».

Mi pregunta para: ¿de qué está lleno nuestro corazón? O mejor, ¿de qué dejamos llenar nuestros corazones?

Las malas noticias las tendremos siempre, y las ganas de comentarlas y comunicarlas hacen parte de lo cotidiano. Pero tú y yo estamos llamados a ser sembradores de esperanza. Por esta razón, la iniciativa de OGN (siglas en inglés de «Solo buenas noticias») me parece tan relevante y necesaria en el mundo de hoy. 

¡SÚMATE A LA REVOLUCIÓN DE LAS BUENAS NOTICIAS!

Siempre he admirado a Juan Manuel Cotelo por su creatividad, por su audacia y sus ganas de llevar el mensaje de Cristo a todas las personas con buena calidad, gracia y de una manera cercana y asequible para todos, por eso esta iniciativa no podía ser menos.

Me alegra tanto cuando escucho la notificación del móvil anunciando que hay «nuevas buenas noticia para compartir», para hacerlas parte de mi conversación con amigos y familiares. Tal vez para cortar una conversación que está convirtiéndose desesperanzadora o cuando sale la frase «y así estamos». 

Siempre repito que tenemos dos opciones: hacemos parte de este mundo en el que suceden cosas malas todo el tiempo, pero también cosas buenas y… realmente muy buenas. Podemos quedarnos en lo malo y, como si fuera un cáncer, dejar que nos invada hasta la médula. O asumir que hay cosas malas, pero esforzarnos por ver el bien, lo bello y verdadero en este mundo.

Estoy segura de que estás rodeado de buenas noticias. Solo tienes que abrir los ojos y el corazón para ver la buena noticia de la salida del sol, de un buen día de lluvia, de la mirada de tus hijos o de tus padres. ¡Podemos ver el bien en todo o el mal en todo! Y así viviremos.

No te digo que niegues la realidad: tú y yo sabemos que es dura, pero que saquemos lo mejor de cada momento. Disfrutemos de cada regalo que Dios nos da y volvámonos comunicadores de Su amor. Como dice sabiamente mi papá: «Lo que tienes siempre es lo mejor». 

Artículo elaborado por María Claudia Arboleda

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