Cristo es la mano de Dios dirigida a la humanidad, para que pueda salir de las arenas movedizas de la enfermedad, dijo el Papa.
Por: . | Fuente: ACI
VATICANO
Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI
exhortó a los presentes a tener siempre claro que el verdadero
médico de la humanidad es Cristo mismo.
Al introducir la oración mariana, el Santo Padre recordó la celebración, de la
Jornada Mundial de los Enfermos (JME), y afirmó que “la
enfermedad es una dimensión típica de la condición humana”.
A continuación citó al santo de Hipona, San Agustín, quien dice: “¡Ten piedad de mí, Señor! Mira: no te escondo mis
heridas. Tú eres el médico, yo soy el enfermo; tú eres misericordioso, yo el
mísero”.
“Cristo -dijo el Pontífice- es el verdadero ‘médico’ de la humanidad, que el Padre
celeste ha enviado al mundo para curar al hombre, marcado en el cuerpo y en el
espíritu por el pecado y por sus consecuencias”.
El Papa explicó que allí “está concentrada toda la
historia de la salvación: aquel gesto de Jesús, que extiende la mano y toca el
cuerpo herido de la persona que lo invoca, manifiesta perfectamente la voluntad
de Dios de sanar a su criatura caída, restituyéndole la vida ‘en abundancia’,
la vida eterna, plena, feliz”.
“Cristo es ‘la mano’ de Dios dirigida a la
humanidad, para que pueda salir de las arenas movedizas de la enfermedad y de
la muerte, ponerse en pie sobre la roca firme del amor divino”, dijo el
Papa.
Benedicto XVI confió a “María Salus infirmorum a
todos los enfermos, de modo especial a aquellos que, en todas partes del mundo,
además de la falta de salud, sufren también la soledad, la miseria y la
marginación”.
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