Es
«urgentemente necesaria y, de hecho, esencial»
Por medio de una
carta conjunta, diez vicarios generales de archidiócesis alemanas aseguran que
«la inquietud por llevar a cabo una reforma fundamental de la Iglesia en
Alemania es urgentemente necesaria y, de hecho, esencial».
(InfoCatólica) La carta viene firmada por
Conde Ulrich de Plettenberg, Vicario general de Trier y se han sumado Manfred
Kollig (Berlín), Klaus Pfeffer (Essen), Ansgar Thim
(Hamburgo), Martin Wilk (Hildesheim), Wolfgang Rösch
(Limburgo), Bernhard Scholz (Magdeburgo), Klaus Winterkamp
(Münster), Theo Paul (Osnabrück) y Andreas Sturm (Speyer).
Está dirigida al cardenal
Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, y al profesor
Sternberg, presidente del Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK)
Los sacerdotes aseguran que «la iglesia se ve cada vez más marginada de la evolución
general de la sociedad, pero, y esto es lo más grave para nosotros, está
perdiendo credibilidad por su propia culpa», constatan la disminución
del número de fieles y de jóvenes comprometidos, así como el de las finanzas
Al mismo tiempo aseveran que «las múltiples preguntas críticas que plantean los demás
hombres y los medios de comunicación son para nosotros un "signo de los
tiempos", un desafío que Dios mismo nos presenta».
Los vicarios generales dicen
estar «convencidos de que la voluntad de Dios nos anima a dar pasos
significativos para lograr un cambio» y quieren «encontrar nuevos caminos para nuestra fe y nuestra
iglesia local».
En la carta piden «reflexionar sobre los cambios necesarios sin temor. Nuestra experiencia nos anima a
creer que el Espíritu de Dios es mayor y más amplio que nuestro propio
pensamiento y nuestra propia perspectiva».
En cuanto al polémico camino
sinodal en el que está inmersa la Iglesia en Alemania, los sacerdotes reclaman
que no se pongan «restricciones prematuras a la obra de este Espíritu» y que se renuncie «a las acusaciones mutuas e incluso a la acusación de
falta de "ortodoxia"».
Creen que se puede contar con la presencia del Espíritu de Cristo «para ayudar a determinar la relación apropiada para el
momento actual entre tradición e innovación» y añade: «Queremos una Iglesia en la que se deseen y se permitan la pluralidad y
la diversidad. Como Vicarios Generales de nuestras diócesis, vemos muy
claramente que solo una Iglesia abierta y diversa puede estar eficazmente presente en
nuestra sociedad. Por eso esperamos que, al final del Camino sinodal,
se tomen decisiones vinculantes que sean compartidas por todos y que
abran nuevas oportunidades para nuestra Iglesia».
Por último, señalan que «como encargados de la administración en nuestras
diócesis, junto con nuestros obispos, estamos listos para poner en práctica las
decisiones de reforma».
CARTA COMPLETA
Estimado
Cardenal Marx y estimado Profesor Sternberg:
Nosotros, los Vicarios
Generales abajo firmantes, nos hemos reunido en Münster el 9 de septiembre de
2019 para discutir la situación actual de la Iglesia en Alemania y los desafíos
correspondientes en el camino común hacia el futuro, incluido en lo que nos
toca a nosotros personalmente y a nuestros deberes como Vicarios Generales de
nuestras respectivas diócesis. Algunos de nosotros llevamos ya tiempo avanzando
por un camino común de diálogo colegial, apoyándonos y alentándonos mutuamente.
Nuestro diálogo confiado, honesto y abierto durante este tiempo de disputa
sobre el camino sinodal nos ha llevado a ideas y convicciones comunes, que nos
gustaría compartir con ustedes, como un estímulo para el camino sinodal elegido
para nuestra Iglesia en Alemania. Les rogamos que tomen nuestra carta como una
postura muy personal, que ha surgido de nuestro diálogo confiado. Al mismo
tiempo, apoyamos expresamente la actitud de nuestros obispos, quienes se
expresaron con convicción a favor del camino sinodal.
Desde hace tiempo,
experimentamos que
la iglesia se ve cada vez más marginada
de la evolución general de la sociedad, pero, y esto es lo más grave para
nosotros, está perdiendo credibilidad por su propia culpa. Las consecuencias son dramáticas: un número cada
vez mayor de creyentes que abandonan la iglesia, las disputas internas entre
obispos, sacerdotes y fieles, un número cada vez menor de jóvenes dispuestos a
servir a la Iglesia y también una disminución de los recursos
en el campo de las finanzas. Todo esto nos produce una gran consternación y
perplejidad, porque, como Vicarios Generales, vemos las graves y
amenazadoras consecuencias que todo esto puede traer nuestras diócesis en los
próximos años.
Dios nos ha asignado un momento en que, a menudo con razón, se nos cuestiona como iglesia. La crisis
de la Iglesia Católica de nuestro país y de nuestro tiempo, y las múltiples preguntas críticas que plantean los demás hombres y los medios
de comunicación son para nosotros un "signo de los tiempos", un
desafío que Dios mismo nos presenta. No
podremos cumplir con nuestra misión simplemente "siguiendo
como siempre". Por lo tanto, nos hemos preguntado qué significaba
el camino sinodal iniciado por la Conferencia Episcopal Alemana y el Comité
Central de Católicos Alemanes para nuestra iglesia, pero también para nosotros
personalmente como Vicarios Generales.
Después de conversaciones
profundas y honestas, estamos convencidos de que la
voluntad de Dios nos anima a dar pasos significativos para lograr un cambio. Cada uno de nosotros, en
nuestras respectivas diócesis, junto con nuestro obispo y otras personas
responsables y fieles, nos esforzamos por encontrar nuevos caminos para
nuestra fe y nuestra iglesia local. A menudo, esto está vinculado a un doloroso proceso de decir
adiós y de cambio, que incluye resistencias y conflictos emocionales. También damos una calurosa
bienvenida y nuestro apoyo al camino sinodal, sus temas y sus objetivos.
Consideramos que la inquietud por llevar a cabo una reforma
fundamental de la Iglesia en Alemania es urgentemente necesaria y, de hecho,
esencial.
En los últimos años, hemos
dado un paso más en el diálogo abierto, buscando una deliberación colegiada,
lejos de los contextos de trabajo oficiales. Algunos llevan tiempo haciendo y,
en este grupo de mayor tamaño, queremos continuar por el mismo camino después
de nuestro encuentro en septiembre. Tenemos la experiencia fundamental de que
es posible considerar, con confianza en el Espíritu Santo, la realidad de la
Iglesia y la sociedad sin reservas y reflexionar sobre los cambios
necesarios sin temor. Nuestra experiencia nos anima a creer que el Espíritu de
Dios es mayor y más amplio que nuestro propio pensamiento y nuestra propia
perspectiva. Por eso
nos dirigimos a todos los participantes en el camino sinodal, pero también a
todos los creyentes responsables y comprometidos en nuestra Iglesia, para que no pongan restricciones prematuras a la obra de este Espíritu. Estamos
especialmente decididos a confiar unos en otros y presentar ante todos una
motivación más fuerte y una fe honesta. Les pedimos que renuncien a las
acusaciones mutuas e incluso a la acusación de falta de "ortodoxia". Esperamos un diálogo honesto y abierto,
caracterizado por la confianza y el respeto mutuos, así como por la disposición
al entendimiento mutuo. La actitud de aprender unos de otros y con los demás,
sabiendo que el Espíritu de Dios se manifiesta en cada uno,
puede ser de gran ayuda para dar los pasos apropiados para la renovación de
nuestra iglesia.
Con esta actitud, será posible
hablar abiertamente sobre la urgencia de la evolución actual de nuestra iglesia
y sociedad, así como percibir los temores, las resistencias y los conflictos
inminentes relacionados. Será importante escuchar y comprender las diferentes
posturas y esforzarnos unos con otros para ver qué cambios se pueden
realizar en nuestra iglesia. Al
reconocer la realidad y aprovechar con valentía y
humildad las posibilidades y limitaciones de cambiar esa realidad, recuperaremos
la credibilidad perdida, con fe
en la obra de Dios.
Estamos convencidos de que los
cristianos tenemos una gran esperanza que nos
llevará audazmente hacia el futuro. Debido a que se nos ha prometido la presencia
permanente de Cristo, podemos contar con su Espíritu
para ayudar a determinar la relación apropiada para el momento actual entre
tradición e innovación. En un mundo que tiene cada vez más
interconexiones y que, al mismo tiempo, se caracteriza por el aumento de la
diversidad y la libertad, queremos una Iglesia en la que
se deseen y se permitan la pluralidad y la diversidad. Como Vicarios Generales de nuestras diócesis,
vemos muy claramente que solo una
Iglesia abierta y diversa puede estar eficazmente presente en nuestra sociedad. Por eso esperamos que, al final del
Camino sinodal, se tomen decisiones vinculantes que sean compartidas por todos y que abran nuevas
oportunidades para nuestra Iglesia.
Somos conscientes de que los temas del diálogo, especialmente las cuestiones relacionadas con el
poder, también son de importancia fundamental para nosotros. Como sacerdotes y vicarios, somos
conscientes de que también tenemos poder y de que debemos cuestionarnos nuestra
misión, nuestra función y nuestras acciones. Damos por supuesto que los
resultados del camino sinodal cambiarán significativamente nuestra forma de
actuar. Deseamos que así sea y estamos abiertos a tales cambios. Además, como
encargados de la administración en nuestras diócesis, junto con nuestros
obispos, estamos listos para poner en práctica las decisiones
de reforma.
Seguiremos los acontecimientos
con interés y compromiso. Todos los participantes en el camino sinodal contarán
con nuestro apoyo en forma de ayuda y consejo, así como con nuestros
pensamientos y oraciones.
SALUDOS Y
BENDICIONES
Conde Ulrich de
Plettenberg, Vicario general de Trier
Además de:
Manfred Kollig
(Berlín)
Klaus Pfeffer (Essen)
Ansgar Thim (Hamburgo)
Martin Wilk (Hildesheim)
Wolfgang Rösch (Limburgo)
Bernhard Scholz (Magdeburgo)
Klaus Winterkamp (Münster)
Theo Paul (Osnabrück)
Andreas Sturm (Speyer)
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