Julio 21, 2018 SpotlightNic2 ComentariosEn Los Sacerdotes Católicos Que Enfrentan Al Demonio
En Nicaragua
Desde el 18 de abril Nicaragua padece una violenta crisis
nunca antes vista en tiempos de paz. En el país reina el desempleo, la pobreza,
la inseguridad y el desgobierno. Daniel Ortega y Rosario Murillo se han
atrincherado en el poder de las armas ante el repudio de la inmensa mayoría de
un pueblo que ha exigido su inmediata salida del poder.
A los reclamos populares, el gobierno sandinista ha
respondido enviando matones y agentes policiales a las calles.
En medio de tanta desolación han surgido verdaderos héroes.
No tienen fuerza sobrehumana más que la que les da Dios y sus únicas armas son
sus palabras y su autoridad moral. Ellos son un grupo de sacerdotes de la
iglesia católica que han auxiliado a los heridos en medio de balaceras,
liberado a los presos y brindado la extrema unción a quienes han muerto.
La lista es extensa, pero algunos se han destacado por estar
en las zonas más convulsas o bien porque al elevar su enérgica voz ante la
masacre el FSLN los convirtió en sus
enemigos.
Su papel es bien difícil, pues aparte de sufrir la barbarie
junto al pueblo, los obispos de la Conferencia Episcopal también fungen como
mediadores y garantes en el diálogo de la sociedad civil con el gobierno.
Daniel Ortega descalificó el papel de los religiosos y el 19 de julio llegó a
tacharlos de apañadores de ritos satánicos, terroristas y golpistas. Los
sacerdotes ya habían convocado a los fieles a una jornada de exorcismo para el
día siguiente.
PADRE
EDWIN ROMÁN. PÁRROCO DE LA IGLESIA SAN MIGUEL, MASAYA.
Uno de a los que más se le ha visto involucrado
en su apostolado, ya que Masaya es una de las ciudades más castigada por la
represión. “El gobierno se ha ensañado con
Masaya”, aseguró al diario La Prensa. Ha narrado históricas
crueles como las de Junior Gaitán, de 15 años, y Donald Ariel López, de 27
años, quienes el 2 de junio fueron ejecutados por agentes policiales luego de
que habían sido capturados. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) ha solicitado al Estado de Nicaragua medidas cautelares a favor de él.
PADRE
JUAN DE DIOS GARCÍA. PÁRROCO DE LA IGLESIA SANTIAGO, DE JINOTEPE.
El abrir las puertas de la iglesia Santiago a los jóvenes
universitarios que protestaban contra el gobierno y sonar las campanas del
templo cada vez que se los paramilitares realizaban la ciudad, le ha costado al
padre García el repudio por parte del gobierno, además que el templo ha sido
apedreado y rafagueado por la Policía y simpatizantes del Frente Sandinista. “Yo siempre estaré de parte de la justicia”, ha
asegurado en reiteradas veces. El 9 de julio, luego de que el domingo los
paramilitares masacraran a la población de Jinotepe, Diriamba y Dolores, las
turbas del gobierno irrumpieron en el templo y agredieron verbal y físicamente
a todos los sacerdotes que se encontraban ahí.
MONSEÑOR
ROLANDO ÁLVAREZ. OBISPO DE LA DIÓCESIS DE MATAGALPA.
Las amenazas le tienen sin cuidado y siempre luce enérgico en
sus posiciones. Ha dicho que Nicaragua vive una noche oscura. Se le recuerda
entre otras cosas porque el 16 de mayo, en la inauguración del diálogo
nacional, puso en su lugar al todopoderoso comandante Bayardo Arce, asesor
económico del gobierno. También debió calmar a los demonios en Sébaco cuando en
esa ciudad el 14 de mayo se registraron fuertes enfrentamientos.
CARDENAL
LEOPOLDO BRENES. ARZOBISPO DE MANAGUA.
Su hablar pausado y su talante conciliador
encierra grandes acciones, como la que encabezó junto a Monseñor Silvio Báez y
el Nuncio Apostólico Waldemar Stanislaw
Sommertag el 21 de junio en Masaya para evitar una masacre mayor
cuando cientos de tropas especiales de la Policía y paramilitares fuertemente
armados pretendían ingresar en Monimbó. El ataque cobró la vida de cuatro
personas hasta que al mediodía ingresaron los sacerdotes. El sábado 23 de junio
Brenes lanzó unos dardos que seguramente no cayeron muy bien en El Carmen,
lugar de despacho de Daniel Ortega: “Instamos
a las autoridades del Gobierno, al Presidente y sus colaboradores, al jefe de
la Policía, a las personas que andan armadas a que no apunten sus armas para
quitarle la vida a un hermano”. “Basta ya de seguir
profanando el Cuerpo de Cristo en cada nicaragüense que pierde la vida”, remató.
MONSEÑOR
SILVIO BÁEZ. OBISPO AUXILIAR DE MANAGUA.
Es quizá el cura que con más fuerza ha enfrentando los
desmanes del Gobierno, y lo hace no desde abril sino desde su llegada a
Nicaragua en el 2009 cuando vio el rumbo que llevaba el país en materia de
derechos sociales y políticos. Víctima de una campaña de desprestigio y
amenazas, la CIDH también pidió medidas cautelares a su favor.
En noviembre del 2017 Daniel Ortega lo tildó de “bravucón”. Los fanáticos del gobierno, acérrimos
enemigos de Báez, le atacan desde su cuenta Twitter, la red social que más usa
para clamar por la paz y la justicia. Cuando el 21 de junio acompañó al Cardenal
Brenes y al Nuncio a Masaya dejó plasmada varias palabras para la historia. En
una plaza de Monimbó a reventar de fieles, les dijo a los masayas: “Ustedes son el cuerpo crucificado de Cristo” y cerró con una frase lapidaria: “Le quiero decir a Daniel Ortega y a
Rosario Murillo: ¡Ni un muerto más en Masaya!”.
El jueves 28 de junio, al salir del seminario de Fátima, una
periodista de un medio progobierno le cuestionó el papel de los sacerdotes en
el diálogo nacional. Báez le aclaró que independientemente de ello, no podían
hacerse de la vista gorda mientras la gente era asesinada. “Mediadores y testigos no quiere decir que seamos
insensibles, que seamos ciegos y que no vemos la muerte, la represión y el
miedo de la gente”, ripostó.
El 9 de julio en Diriamba las turbas sandinista atacaron a
varios obispos y al Nuncio Apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag. Báez
resultó herido en un brazo con un arma blanca.
MONSEÑOR
ABELARDO MATA, OBISPO DE ESTELÍ.
Otro de los que tiene años de ser objeto de
difamaciones por parte de simpatizantes del Frente es Monseñor Abelardo Mata,
secretario de la Conferencia Episcopal. Será recordado porque el día de la
inauguración del diálogo le dejó bien claro a Daniel
Ortega lo que se iba a discutir en esa mesa de negociación: “Le exijo a usted, señor presidente, teniendo
en común la única visión que nos trae aquí que es la patria, que repiense con
su gabinete los caminos que ha recorrido. Ha comenzado, con dolor lo digo, una revolución no armada”, manifestó. “Si quiere usted desmontar la revolución, no es a fuerza de
presión, de balas de gomas y balas de plomo, ni con fuerzas paramilitares”, fulminó. El 15 de julio, mientras se dirigía a
Monimbó, donde los paramilitares efectuaban una nueva masacre, su vehículo fue
detenido por turbas orteguistas a la altura de Nindirí. Mata tuvo que
refugiarse en una vivienda aledaña mientras las huestes de Ortega golpeaban el
vehículo y rodeaban la casa donde lo protegían.
PADRE
VICENTE MARTÍNEZ. PÁRROCO DE LA IGLESIA SANTA LUCÍA EN CIUDAD DARÍO.
Es quizá el sacerdote que ha recibido la amenaza más directa.
El domingo 10 de junio al regresar una tarde de un oficio religioso fue
interceptado por paramilitares quienes le apuntaron con un AK-47 directamente a
la cabeza. “Te vamos a matar porque tus homilías
son un veneno”, le sentenciaron. Esa amenaza no hizo más que aumentar su
firmeza: “Cristo murió por la verdad y nosotros
debemos morir por la verdad”, declaró días después al diario La Prensa.
MONSEÑOR
CARLOS ENRIQUE HERRERA, OBISPO DE LA DIÓCESIS DE JINOTEGA.
En la noche, en medio de las balas, a Monseñor Herrera le ha
tocado recorrer la ciudad de Jinotega para socorrer a los heridos, liberar a
los detenidos y trasladar hacia sus casas a los asesinados. Los simpatizantes
sandinistas también le han llamado sacerdote golpista y cómplice de la derecha
por estar siempre presente en las protestas.
AUGUSTO
GUTIÉRREZ. PÁRROCO DE MONIMBÓ.
Todos estos sacerdotes han llorado, pero si hay
uno cuyo llanto ha sido desgarrador es el del padre Gutiérrez. El 15 de julio,
en medio de la mortífera balacera de los paramilitares y policías sobre el
barrio indígena de Monimbó, el cura brindó una entrevista a la radio española
Cope. “No nos dejen morir.
Intervengan por favor, hagan algo”, dijo
Gutiérrez, con la voz cortada por el llanto. Gutiérrez ha sufrido reiteradas
amenazas de muerte. Paramilitares, policías y simpatizantes del FSLN,
claramente le odian.
No hay comentarios:
Publicar un comentario