Giovanna Guffanti, gracias por compartir estas lindas
palabras, que ahora comparto:
Cuando yo me vaya, no quiero que
llores, quédate en silencio, sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta
el alma.
Cuando
yo me duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo; por algo me he ido.
Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada, y casi
en el aire, con paso muy fino, búscame en mi casa, búscame en mis libros,
búscame en mis cartas, y entre los papeles que he escrito apurado.
Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco y
puedes usar todos mis zapatos. Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama, y
cuando haga frío, ponte mis bufandas. Te puedes comer todo el chocolate y
beberte el vino que dejé guardado. Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi
perfume y riega mis plantas.
Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima,
corre hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y
deja que el viento juegue con tu cara. Besa bien la tierra, toma toda el agua y
aprende el idioma vivo de los pájaros.
Si me extrañas mucho, disimula el acto,
búscame en los niños, el café, la radio y en el sitio ése donde me ocultaba.
No pronuncies nunca la palabra muerte. A
veces es más triste vivir olvidado que morir mil veces y ser recordado.
Cuando yo me duerma, no me lleves flores a
una tumba amarga, grita con la fuerza de toda tu entraña que el mundo está vivo
y sigue su marcha.
La llama encendida no se va a apagar por el
simple hecho de que no esté más.
Los hombres que “viven”
no se mueren nunca, se duermen de a ratos, de a ratos pequeños, y el
sueño infinito es sólo una excusa.
Cuando yo me vaya, extiende tu mano, y
estarás conmigo sellada en contacto, y aunque no me veas, y aunque no me
palpes, sabrás que por siempre estaré a tu lado.
Entonces, un día, sonriente y vibrante, sabrás que
volví para no marcharme.
Carlos Alberto Boaglio
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