En la Misa del Papa
celebrada este martes 5 de noviembre.
Fuente: Aci Prensa
El Papa Francisco afirmó que la salvación
consiste en una elección personal entre “acudir al
encuentro con el Señor o cerrarme en mis cosas” y recordó que Dios “no nos hace paga entrada” para para acudir a Él.
El Santo Padre, en la Misa celebrada este martes
5 de noviembre en la Casa Santa Marta, comentó a lectura del Evangelio de San
Lucas en la que se narra la historia de un hombre que organiza una gran fiesta
a la que los invitados rechazan acudir con diferentes excusas.
Ante la negativa de sus invitados, el hombre
decide entonces invitar a los pobres y a los lisiados de los caminos y
sentarlos a su casa a cenar, ofreciéndoles a ellos la fiesta que tenía
reservada para sus amigos.
El Papa explicó que “la cena, la fiesta,
representa el cielo, la eternidad con el Señor”. La acción del hombre que
organizó la fiesta describe la actitud de Dios hacia la humanidad: “Nuestro
Dios siempre nos invita de ese modo, no nos hace pagar entrada”.
“En las verdaderas fiestas
no se paga entrada: paga el padrón, paga el que invita”, resaltó.
Sin embargo, los amigos del hombre que preparó la fiesta no reaccionaron del
mismo modo, sino que respondieron cerrándose sobre sí mismo, sobre sus
intereses.
El Pontífice lo explicó señalando que “delante de aquella gratuidad, de aquella universalidad
de la fiesta, respondieron con una actitud que cierra el corazón: ‘Yo no voy.
Prefiero estar solo, con la gente que me gusta a mí. Me cierro’”.
“Eso es un pecado”,
advirtió el Papa Francisco. “Es el pecado del
pueblo de Israel, el pecado de todos nosotros. El cerrarse. ‘No, para mí es más
importante esto que eso. No, lo mío’. Siempre lo mío”.
El rechazo a acudir a la fiesta es también un
rechazo al Señor, advirtió el Papa. Es decirle: ‘No
me molestes con tu fiesta”. Supone cerrarse a “aquello
que el Señor nos ofrece: la alegría del encuentro con Él”.
“Y en el camino de la vida
muchas veces nos encontraremos ante esta elección, ante esta opción: o la
gratuidad del Señor, o el acudir a encontrar al Señor, encontrarme con el
Señor, o cerrarme en mis cosas, en mis intereses”.
Por ese motivo, “el
Señor, hablando de una de las formas de cerrarse, decía que es muy difícil que
un rico entre en el reino de los cielos. Sin embargo, hay muchos ricos buenos,
santos, que no están atados a las riquezas. Pero la mayoría se ata a las
riquezas, se cierra. Y por ello no pueden comprender qué es la fiesta”.
El Papa finalizó la homilía invitando a pensar
en esa parábola y preguntarse: “¿Cómo va nuestra
vida? ¿Qué es lo que prefiero? ¿Aceptar la invitación del Señor o cerrarme en
mis cosas, en mis pequeñeces?”.
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