Examinar la
conciencia para pedirle a Dios perdón por los pecados cometidos es ponerse
delante de Él para que su misericordia nos alcance.
Por: P. Fabián Castro | Fuente: PadreFabian.com.ar
Mucha gente se acerca a la confesión sin antes
haber examinado a fondo su conciencia. Y así se pierde del perdón total y de la
gracia que renueva hasta las raíces de la existencia. Esto es un servicio para
ustedes.
Examinar la conciencia para pedirle a Dios
perdón por los pecados cometidos es, en primer lugar, ponerse delante de Él para
que su misericordia nos alcance y, tocados por el amor de Dios que perdona, nos
abramos al arrepentimiento y al perdón. Por eso, las sugerencias que a
continuación se escriben, son sólo una ayuda para que quien quiera confesarse
lo haga mejor pero siempre desde la gracia de Dios que es la que nos lleva a la
contrición. Este examen de conciencia lo tengo almacenado en mi computadora
hace mucho tiempo. No sé con certeza de dónde lo saqué, pero está bastante
completo, por eso se los comparto.
El primer paso que debemos dar es ponernos en
presencia de Dios para rezar con confianza al Señor, pidiéndole que nos ilumine
para reconocer que Dios es misericordioso, que nos ha librado de la esclavitud
del pecado por su muerte en Cruz, y así reconozcamos nuestros pecados.
Luego de esto, nos interrogamos acerca de
nuestra vida y nuestros actos concretos de cada día.
PRIMER MANDAMIENTO: “AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU
CORAZÓN CON TODA TU ALMA Y CON TODAS TUS FUERZAS”.
Este mandamiento nos pide que, ante todo y en
todas las cosas, elevemos nuestra mirada a Dios, al Padre que nos conduce
con amor providente, al Hijo que ha dado su vida por nosotros para que nosotros
adquiramos vida en Él, y al Espíritu Santo, que nos conduce en la vida
cristiana.
¿He pecado contra la fe
poniendo en duda algunas de sus verdades? ¿He negado a Dios, a la Iglesia, a
los santos o alguna otra verdad de nuestro Credo? ¿Rechacé a Dios o a la
Iglesia delante de los demás? ¿Desesperé de mi salvación, o abuse de la
confianza en Dios, pensando que no me abandonará o que me salvaré aún cuando
lleve una vida de pecado o no me esfuerce en convertirme para alcanzar la
santidad? ¿Murmure interiormente o manifesté mi rebeldía contra Dios cuando me
sucedió algo malo o no recibí lo que esperaba? ¿Descuido la oración o rezo con
descuido y pereza, olvidándome fácilmente de las cosas de Dios? ¿Trato de
formarme cristianamente para conocerlo y amarlo más a Dios? ¿Practico la
superstición a través de los horóscopos, el espiritismo, o distintos gestos que
no son de la Iglesia? ¿Guardo el debido respeto y uso con devoción y fe de los
objetos que manifiestan a Dios y a los santos como las estampitas, el santo
Rosario, los Crucifijos y el agua bendita? ¿Participo de las reuniones que
hacen las sectas?
SEGUNDO MANDAMIENTO: “NO TOMAR SU NOMBRE SANTO EN VANO”
Este mandamiento me pide sumo respeto por el
nombre de Dios y todo aquello que es de Dios.
¿He blasfemado? ¿Lo hice
delante de otros? ¿Hice algún voto, juramento o promesa a Dios que después no
cumplí? ¿He jurado sin que fuese verdad el contenido del juramento? ¿Juré sin
necesidad, sin prudencia o por cosas sin importancia? ¿Tomé a broma o utilicé
para hacer chistes objetos sagrados o lo que se refiere a la religión?
TERCER MANDAMIENTO: “SANTIFICAR LAS FIESTAS”.
¿Asisto a la santa Misa los
días domingos y las fiestas de precepto? ¿Llegué tarde o participé
distraídamente? ¿Le impedí a los que dependen de mi, como por ejemplo a mis
hijos, asistir a Misa porque no los acompañé o no los ayudé a poner los medios
para que concurran a la celebración? ¿Trabajé sin necesidad o hice trabajar a
otros un día domingo, impidiéndoles la concurrencia a la santa Misa o
descansar, estar en familia y poder dedicarse a la oración? ¿Dedico el día
domingo a mi familia, a Dios y al crecimiento espiritual por la ración y la
lectura? ¿Guardo abstinencia o realizo alguna penitencia los días viernes? ¿Se
mortificarme o hacer penitencia por el bien de los demás y para el propio
crecimiento espiritual de acuerdo a las indicaciones del confesor o del padre
espiritual? ¿Me confieso con la frecuencia debida? ¿Participo en la Semana
Santa de las celebraciones de la Muerte y Resurrección de Jesucristo?
CUARTO MANDAMIENTO: “HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE”
Este mandamiento reclama de nosotros la
obediencia debida a la autoridad, expresando en ella respeto y gratitud hacia
mis padres, docentes y gobernantes en general
¿He desobedecido a mis
padres? Tengo un criterio desordenado de independencia personal que me lleva a
rechazar las indicaciones de mis padres sólo porque ellos me lo dicen? ¿Los
entristezco con mis rebeldías y caprichos? ¿Los he insultado o les he deseado el
mal? ¿He sido responsable ante mis padres o quienes me ayudan por el esfuerzo
que hacen por mi educación o he perdido el tiempo y malgastado los recursos
económicos que ponen a mi disposición? ¿He dejado de ayudar a mis padres,
abuelos o familiares en sus situaciones de necesidad o ancianidad? ¿Soy egoísta
en mi familia, peleándome con mis hermanos y familiares? ¿Estoy atento a los
demás para ayudarlos? ¿Colaboro para que mi familia sea una buena familia,
donde todos crecemos en la ayuda mutua y corrección fraterna? ¿He dado mal
ejemplo? ¿Exasperé a mis hijos con mis palabras, ejemplos o reclamos
arbitrarios e infundados? ¿Amenacé a mis hijos, los golpeé o amenacé de alguna
manera? ¿Me ocupo de la educación de mis hijos? ¿Los educo en la fe con mi
palabra y mi ejemplo? ¿Estoy atento a las necesidades de mis hijos, sé donde
están y cuido de sus compañías, salidas y diversiones?
QUINTO MANDAMIENTO: “NO MATARÁS”
¿Procuro evitar la
enemistad, el odio o el rencor hacia los demás? ¿Dejé de hablar o saludar a
alguien y me niego a la reconciliación o no hago nada para lograrla? ¿Me alegro
del mal del otro o me entristezco de su bien? ¿Me dejo llevar por la ira, el fastidio
o la rabia hacia los demás? ¿Me burlé, critiqué, murmuré de los otros? ¿Soy
imprudente cuando conduzco, o no respeto las normas de tránsito? ¿He maltratado
de palabra, o de obra a los demás? ¿Soy maleducado o grosero para tratar a
ciertas personas? ¿He llegado a herir o a quitar la vida del prójimo? ¿He
practicado o colaborado en un acto de aborto? ¿Recomendé a abortar sabiendo que
es un pecado muy grave y que lleva consigo la pena de excomunión? ¿Cuido de mi
salud y la de aquellos que están a mi cargo? ¿Cómo o bebo de modo excesivo
poniendo en peligro cierto a mi salud? ¿He consumido drogas? ¿Escandalicé a
otras personas con mis actitudes, con mis palabras o bromas, o por falta de
pudor o invitándolos a espectáculos o lecturas que hacen daño? ¿He sido
negligente al hacer mi trabajo o dejé de hacer aquello que debía, y que de
alguna manera puede ocasionar un daño a la persona o a su misma muerte?
SEXTO MANDAMIENTO: “NO REALIZARÁS ACTOS IMPUROS”
¿Utilicé el don de Dios
para comunicar el amor que constituye la sexualidad para la búsqueda egoísta
del propio placer? ¿Me entretuve en pensamientos impuros, los deseé o entretuve
la imaginación o mirada en ellos? ¿Es mi noviazgo serio y responsable como
búsqueda de la maduración en el amor para formar una familia, o hay en ello una
búsqueda egoísta de placer? ¿Soy fiel? ¿He tenido relaciones prematrimoniales o
extramatrimoniales? ¿Busco conocer y crecer en las virtudes que me ayudan a
vivir la castidad, la fidelidad y a respetar a las personas en su dimensión sexual?
¿He utilizado contraceptivos para evitar el embarazo? ¿He permitido una
esterilización para no tener más hijos?
SÉPTIMO MANDAMIENTO: “NO ROBARÁS”
¿Robé dinero o algún
objeto?¿Ayudé para que otros roben? ¿Han sido objetos de valor o una suma
importante de dinero? ¿Me han prestado algo que no he devuelto? ¿Perjudiqué a
otros con engaños o trampas en los contratos? ¿He cobrado más de lo debido?
¿Gasté más de lo que me es posible hacerlo? ¿He cumplido responsablemente con
mi trabajo, ganando con justicia lo que se me pagó? ¿Retengo o retraso
indebidamente el pago de jornales o sueldo? ¿Retribuyo con justicia el trabajo
de los demás? ¿Cumplo con las leyes sociales? ¿Pago mis impuestos? Teniendo a
cargo tareas de gestión y servicios públicos, ¿acepté dinero para favorecer un
trámite? ¿Hice favoritismos en la elección de personas? ¿He prestado mi apoyo o
guardé silencio frente a delitos, inmoralidades, coimas y otros abusos en la
función pública o en la acción política? ¿Gasté el dinero en cosas superfluas,
como el juego, la bebida, o gustos personales, desatendiendo a mi familia y mis
otras responsabilidades? ¿Dejo una limosna para sostener el culto de la Iglesia
en la medida de mis posibilidades?
OCTAVO MANDAMIENTO: “NO LEVANTARÁS FALSO TESTIMONIO NI
MENTIRÁS”.
Este mandamiento nos exige ser sinceros con los
demás, conmigo mismo y que mi palabra siempre exprese la verdad.
¿Mentí? ¿Miento
habitualmente en cosas sin importancia, para quedar bien o para solucionar
situaciones? ¿Descubrí indebidamente defectos de otras personas? ¿Mentí acerca
de defectos o presuntas acciones malas de otro para desacreditarlo? ¿He dejado
de defender al prójimo cuando correspondía? ¿Hice juicios temerarios, murmuré o
hablé mal de los demás? ¿He revelado secretos? ¿Dije aquello que me fue
confiado en el ejercicio de mi profesión o trabajo? ¿Desvirtué la información
para provecho personal o por otros intereses? ¿Reparé el daño que se siguió a
mis revelaciones? ¿Escuché conversaciones ajenas? ¿Puse en práctica la
corrección fraterna aún cuando me era difícil?
NOVENO MANDAMIENTO: “NO DESEARÁS LA MUJER DE TU PRÓJIMO”
¿Puse mi mirada o deseo en
otra persona? ¿No fui fiel aún interiormente a la alianza celebrada con mi
mujer o mi esposo? ¿Tengo amistades que son ocasión habitual de pecado? ¿No
pongo remedio a situaciones o compañías que son causa de pecado? ¿Busco
provocar con falta de pudor a otras personas? ¿Tengo actitudes de seducción?
DÉCIMO MANDAMIENTO: “NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS”
¿Busco enriquecerme
indebidamente? ¿Me da envidia lo que otros poseen? ¿Trato de perjudicar a los
demás en sus cosas? ¿Quisiera tener lo que el otro tiene, sin aceptar lo que
poseo para mi bien y el de mi familia? ¿Tengo un espíritu de lucro desordenado?
¿Pretendo adquirir bienes o dinero inmediatamente, aún recurriendo a medios
ilícitos o inmorales?
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