VATICANO, 13 Oct. 17 / 04:05 am (ACI).- Cuidado porque el demonio
intenta llevar al hombre a la mundanidad mediante seducciones, advirtió el Papa
en la Misa
en la Casa Santa Marta, donde también hizo una serie de recomendaciones para
evitarlo.
El Papa pidió estar atentos porque los demonios nos hacen “dirigirnos lentamente hacia la mundanidad” y el
que lo evita es Cristo que salva “de la seducción”.
Francisco reflexionó sobre el Evangelio de San Lucas y afirmó que “si yo expulso a los demonios con el dedo de Dios,
entonces el Reino de Dios ha llegado a vosotros”.
Para evitar caer en la tentación, recomendó hacer obras de caridad que “cuestan mucho” pero “nos
llevarán a estar más atentos”.
El cristiano “está siempre en vela, siempre
atento” como un “centinela”. Los
demonios pueden comenzar “a ser parte de la vida”. “También
con sus ideas y sus inspiraciones parecen que ayudan al hombre a vivir mejor y
entran en su vida, en su corazón y desde dentro comienzan a cambiar al hombre,
pero tranquilamente, sin hacer ruido”.
“Es un poco distinta a una posesión diabólica
fuerte, esta es un poco ‘de salón’, digamos. Y esto es lo que el demonio hace
lentamente, en nuestra vida, para cambiar criterios, para llevarnos a la
mundanidad. Se mimetiza en nuestro modo de actuar, y nosotros difícilmente nos
damos cuenta”, dijo el Papa.
Lo que el diablo quiere es la “mundanidad” que
es “un paso adelante en la ‘posesión’ del demonio”.
“Es un encantamiento, la seducción” y por eso se le llama “padre de la
seducción”.
Y cuando entra “así suavemente, educadamente
y toma posesión de nuestras actitudes” de Dios pasamos “a la mundanidad”. Y uno se convierte en un “cristiano tibio, mundano”, con una “mezcla” entre “el
espíritu del mundo y el espíritu de Dios”.
Todo eso “aleja del Señor". "¿Qué
hacer para no caer?: “estar “vigilantes” sin “asustarse”. “Vigilar significa
entender qué pasa en mi corazón, pararme un poco y examinar mi vida. ¿Soy cristiano?
¿Educo más o menos bien a mis hijos? ¿Mi vida es cristiana o mundana? ¿Cómo
puedo entenderlo?”.
“Mirar a Cristo crucificado”, respondió. “La mundanidad solo se entiende
dónde está y se destruye en la cruz del Señor. Y esta es
la misión del Crucificado delante de nosotros: no es un ornamento, es lo que
nos salva de estos encantamientos, de estas seducciones que te llevan a la
mundanidad”.
Por último, invitó otra vez a hacer “examen
de conciencia” para saber “qué ocurre”.
“Pero siempre ante Cristo crucificado. La oración. Y después hará bien hacerse
una fractura, pero no en los huesos: romper con las actitudes cómodas” y
hacer “obras de caridad”. “‘Yo estoy cómodo, pero
haré esto, que me cuesta. Visitaré un enfermo, ayudaré a algún necesitado… Y
esto rompe la armonía que buscan los demonios” que llevan “a la mundanidad espiritual”.
Por Álvaro de Juana
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