VATICANO, 24 Oct. 17 /
05:07 am (ACI).- Durante la Misa
celebrada en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el Papa Francisco meditó
sobre el misterio de Jesucristo, que se entregó hasta la muerte por amor a la
humanidad, y explicó que mediante la confesión y la oración se puede llegar a
comprender ese misterio.
En su homilía, el Papa destacó la importancia de que los cristianos
entren en ese misterio y mediten sobre él. El Santo Padre sostuvo su homilía en
la Letra de San Pablo a los Romanos, en la cual se emplea el recurso de la
contraposición de conceptos: pecado-desobediencia, gracia-perdón.
El Papa afirmó que cuando se asiste a Misa se tiene la conciencia de que
Él está en la Palabra, pero eso no basta para poder entrar en el misterio. “Entrar en el misterio de Jesucristo exige más, es
dejarse llevar a ese abismo de misericordia donde no hay palabras, solo el
abrazo del amor. El amor que Él experimenta por nosotros hasta la muerte”.
En este sentido, se refirió a la confesión como un elemento esencial
para comprender ese misterio, porque “cuando
acudimos a la confesión porque hemos pecado –continuó el Pontífice–, decimos nuestros pecados al confesor y nos quedamos
tranquilos y contentos. Si sólo hacemos eso, no hemos entrado en el misterio de
Jesucristo. Por el contrario, su acudo a la confesión, acudo a encontrarme con
Jesucristo, a entrar en el misterio de Jesucristo, a entrar en ese abrazo de
perdón del cual habla Pablo, de aquella gratuidad del perdón”.
Precisamente, dejarse arrastrar por la gracia de Cristo que proviene de
la confesión es la mejor vía para entender el misterio de Jesucristo: “Entender el misterio de Jesucristo no es una cosa de
estudio. A Jesucristo se le entiende sólo con la gracia”.
Como complemento de la confesión, el Papa Francisco destacó que el Via Crucis
resulta de gran ayuda, pues en él se encuentra “el
abrazo de perdón y de paz”.
“Es bello hacer el Via Crucis –indicó Francisco–. Hacerlo en casa,
pensando en el momento de la Pasión del Señor. También los grandes santos lo
recomendaban siempre para comenzar la vida
espiritual con este encuentro con el misterio de Jesús crucificado”.
También recordó cómo “Santa Teresa
aconsejaba a las religiosas que para llegar a la oración de contemplación la
más elevada oración que ella tenía era comenzar con la meditación de la Pasión
del Señor. La Cruz
con Cristo. Cristo en la Cruz. De ese modo, trataba de comprender con el
corazón ‘cómo me amó y cómo se dio a sí mismo por mí’, ‘cómo se dio a sí mismo
hasta la muerte por mí’”.
El Papa finalizó su homilía invitando a mirar al crucifijo al comenzar
la oración, pues es “el icono del misterio más
grade de la creación y de todo. Cristo crucificado es el centro de la historia,
el centro de mi vida”.
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