BUENOS AIRES, 18 Oct. 17 / 02:28 pm (ACI).- Un sacerdote
argentino dio un contundente mensaje a otro presbítero, que era conocido por su
labor social en favor de los pobres y drogadictos en Argentina y que dejó su
ministerio porque se enamoró de una mujer.
“No se dejan los hábitos (eso es una pavada de las
películas y novelas de la tarde). No se cuelgan los hábitos, tampoco me gusta
aquello de dejar el ministerio”, comienza
el texto.
“Se
abandonan, sí, abandonan, comunidades, personas, gente sencilla, humilde, pobre.
Gente que cree en nosotros, gente que nos ha confiado su vida, su alma ¡Gente que tal vez somos lo
único que tiene! Gente que veía y ve en el sacerdote algo más que un simple
hombre. Alguien que le muestra el
rostro de Dios (con nuestras propias limitaciones, que son muchas, y eso
es para que se vea más claramente que el que actúa es Él)”, prosigue.
Un cura mendocino, Michael Belmont, abandonó los hábitos porque se
enamoró. Así, abandonó la capilla y se fue también de la provincia. pic.twitter.com/blHMiJ3i9w
— Radio Libertad
(@LibertadLaRioja) 17 de octubre de
2017
Así empieza el texto escrito por el P. Horacio Day en su cuenta
de Facebook dirigido al P. Michael Belmont, sacerdote de 42 años de
origen estadounidense que ejercía su ministerio en “Campo
Papa”, uno de los barrios más pobres y peligrosos de la ciudad de Godoy Cruz en la provincia
argentina de Mendoza, y que tras el anuncio de que dejaba el ministerio
sacerdotal se mudó con su pareja a otra localidad.
El P. Horacio Day, originario de Mendoza y residente en Roma, señaló en
su mensaje a Belmont difundido el 14 de octubre, que “no importan nuestras obras sociales,
aunque sean muy meritorias, no somos asistentes sociales, ¡somos sacerdotes de
Jesucristo! Existimos solo para mostrarle
el rostro de Dios Misericordioso a los hombres y mujeres del mundo”.
“Y me animo a escribirlo acá, porque lo he dicho
mil veces: ‘¡No hay nada más lindo que ser cura!’ ¡Es una gracia enorme el
haber sido elegidos para esto! No somos dignos de esto, Él nos eligió ¡Es algo
que supera todo! Si lo entendiésemos moriríamos, como decía el Santo Cura de Ars”,
manifestó.
También afirmó que en las misas que celebra a diario “le pido al Señor que me dé la gracia de ser un cura bueno y fiel, ¡hasta la muerte! Y que me
lleve antes de abandonarlo”.
Asimismo, el sacerdote pidió a las mujeres que “¡no
se metan con los curas o seminaristas! ¡Es tremendo el daño que podéis hacer!
¡Es enorme el bien que se va a dejar de hacer culpa tuya! ¡No cargues con esa
culpa!”.
Y no me
vengan con el torpe argumento que la culpa la tiene el celibato ¿Acaso está bien que un marido abandone a su mujer y chicos porque ahora
se ‘enamoró’ de otra? ¿Acaso no amamos los curas? ¿Acaso no somos amados? ¿Y el
amor de tantísima gente de nuestras comunidades?”, expresó.
“¿Acaso tenemos que abandonar nuestras comunidades
(que es gente concreta, rostros, nombres) para ‘amar y ser amados’ (como una
vez dijo alguien, que prefiero olvidar)? Si es así, no entendimos nada, y somos
los hombres más estúpidos del mundo”, prosiguió.
También alentó a quienes conocieron al P. Belmont y sufren por “este abandono, este golpe” a que “¡no bajés los brazos! ¡Qué no flaquee tu fe en Dios, en la Iglesia, en el sacerdocio! ¡Vamos!
¡A no sacar los ojos de los ojos del Señor Jesús! ¡Él nos sostiene! ¡Esta es su
obra!”.
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