La doctrina de Sola
Scriptura -la Biblia es la única autoridad- es en realidad contraproducente.
Por: José Miguel Arráiz | Fuente: InfoCatolica.com
Por: José Miguel Arráiz | Fuente: InfoCatolica.com
Comparto mi traducción de
una reflexión de Stephen Beale, de Catholic Herald, en ocasión de los 500 años
de la «Reforma» y del nacimiento de un principio que hizo derivar a las
comunidades protestantes hacia la continua división, fragmentación y
posteriormente pérdida de la fe.
ORIGEN DE LA REFORMA
La Reforma Protestante se originó, en teoría,
por una preocupación por la autoridad de la Escritura. Pero la doctrina
resultante de Sola Scriptura -la Biblia es la única autoridad- es en realidad
contraproducente.
El concepto de sola Scriptura es bastante
sencillo: la Biblia debería ser la única autoridad en la vida de los
cristianos. Esa sola doctrina ya causa una brecha divisoria entre protestantes
y católicos. Expresa el impulso protestante de tener acceso directo a las
Escrituras, sin la mediación de molestos papas, sacerdotes, concilios y
tradiciones.
Para los católicos, por supuesto, la autoridad
de la Biblia y la Iglesia no están en
conflicto entre sí. La enseñanza de los papas, los credos, las
declaraciones de los Concilios Ecuménicos, y otras autoridades de la Iglesia aclaran y confirman el significado
de la Escritura para nosotros. Enriquecen y permiten comprenderla mejor, en vez
de obstaculizar el acceso a ellas.
LA SOLA ESCRITURA PRETENDE RESOLVER UN PROBLEMA QUE NO EXISTE
En su Constitución dogmática sobre la Revelación
divina, Dei Verbum, el
Concilio Vaticano II recordó esto. Las
Escrituras y la Tradición no se encuentran una al lado de la otra como fuentes
de autoridad distintas y en pugna. Son más bien parte de un todo armonioso. O,
en sus propias palabras, «La Sagrada Tradición,
pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia».
Por lo tanto, la Sola Scriptura es un intento de
resolver un problema que desde la perspectiva católica no existe.
PROBLEMAS DE LA SOLA ESCRITURA
Pero la Sola Scriptura no está a la altura de
sus propios estándares, como me enseñó un académico católico en una reciente
entrevista que hice con él en el aniversario de la «Reforma». Francis Beckwith
es un filósofo católico que regresó a la fe después de un tiempo como
protestante evangélico, durante el cual fue director de la Sociedad Evangélica
de Teología. Pocos católicos están tan calificados como él para hablar sobre el
funcionamiento interno del protestantismo evangélico. (Son los evangélicos
quienes hoy están más apegados al principio de Sola Scriptura . Por eso debemos
volvernos a ver cómo se desarrolla en la práctica).
El problema inherente con la Sola Scriptura,
señaló Beckwith, es que los individuos
son libres de interpretar la Biblia por sí mismos. Esto ha sido
criticado desde el catolicismo frecuentemente. Pero lo que piensa Beckwith es
que esto en realidad socava la
autoridad de las Escrituras. Esto se ilustra en lo que aparentemente es
un género popular de libros en el evangelismo: libros que ofrecen cuatro o
cinco puntos de vista sobre un tema controvertido, como el sexo, el divorcio,
el control de la natalidad o la naturaleza de la Iglesia, todos supuestamente
consistentes con la Biblia. (Ejemplos de estos, puede encontrarlos aquí, aquí y aquí que he encontrado de esos libros).
Por lo tanto, la Biblia se cita como una autoridad para cualquier cantidad de puntos de vista
opuestos. Los evangélicos pueden
tener su parte de la torta y comérsela también: pueden afirmar que defienden la
autoridad bíblica, mientras disienten sobre asuntos esenciales.
Pero si la Biblia se convierte básicamente en
una especie de prueba teológica de Rorschach
en donde uno puede leerla y encontrar la doctrina que quiera, ¿qué tan efectiva
es como autoridad? La realidad es: no
mucho.
Las reglas son efectivas solo en la medida en que puedan ser aplicadas y estrictamente
interpretadas. Sin una aplicación e interpretación autorizada, las
reglas pierden su propia autoridad.
Y eso es lo que sucedió con aquellos que han
seguido a la Sola Scriptura. Es un juego para todos. Las denominaciones
protestantes enteras han abandonado las opiniones tradicionales sobre el
divorcio, la ordenación, el control de la natalidad. Ahora incluso comienzan a
abandonar las posturas que mantenían en torno al aborto y la homosexualidad. E
incluso entre los evangélicos más conservadores, todavía hay una tremenda
diversidad cuando se trata de asuntos importantes.
La pregunta realmente se reduce a cómo los
protestantes evangélicos definen la «autoridad». En su primera
entrada, Merriam-Webster lo define
como el «poder
de influir o controlar el pensamiento, la opinión o el comportamiento».
Merriam-Webster coloca ejemplos de comandantes militares u oficiales del
gobierno. En este sentido, podríamos definir «autoridad» como algo vinculante
para el individuo.
Ahora, para ser justos, Merriam-Webster también
reconoce en su cuarta acepción que «autoridad» podría
referirse a un libro como una autoridad. ¡Pero el primer ejemplo que proporciona es la Biblia! Entonces eso
no nos ayuda aquí. El siguiente ejemplo es un documento de la corte que
respalda el punto que aquí se plantea: los documentos judiciales tienen a los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley para garantizar que se cumplan
sus directivas, sin mencionar el papel
interpretativo de la corte misma.
La verdad es que nada tiene autoridad real sin
un mecanismo de aplicación y de
interpretación que lo acompañe. Incluso la autoridad lexicográfica que
estoy citando aquí -el diccionario Merriam-Webster- no existe como un libro
aislado, sino que es el producto de una editorial con un equipo de editores que
decide qué se incluye en él.
SOLA ESCRITURA = RELIGIÓN A LA CARTA
Sin la aplicación e interpretación autorizada,
la Biblia pierde su poder como
autoridad. Trágicamente, en el contexto del protestantismo, en lugar de
ser una autoridad, la Biblia se ha convertido en una licencia para que las personas practiquen la religión que quieran.
«Es la clase perfecta de fe para el hombre moderno:
un menú religioso con todos los beneficios de la obediencia sin la cruz», me
dijo Beckwith.
En lugar de apoyar la autoridad de las
Escrituras, la Sola Scriptura simplemente la destruye. Desafortunadamente, quinientos años de protestantismo lo han
dejado muy claro.
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