La idea del Pecado
se construye sobre Varios Pecados.
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.Net
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.Net
No se puede entender qué es el pecado si no se
entiende antes la relación profunda que existe entre Dios y los hombres.
Porque la idea de pecado se construye sobre
varios pilares. Uno es la existencia de un Dios que tiene un designio de amor
para los seres humanos.
Otro es la libertad del hombre, que puede
escoger entre el bien y el mal, que puede dar un sí a Dios y a los demás, o un
sí al egoísmo y a la avaricia.
En los corazones y en las sociedades donde se
piensa o se vive como si Dios no existiese, es imposible pensar en el pecado,
por más que sea una realidad.
Como tampoco se puede entender el pecado si uno
supone que no hay libertad, que somos esclavos del instinto o de las presiones
sociales.
A pesar de tantos obstáculos ideológicos para
aceptar que existe el pecado, muchos sentimos descontento cuando obramos el
mal.
Porque percibimos una voz interior que nos acusa
cuando hemos mentido a un amigo, cuando robamos un aparato "pequeño", cuando preferimos quedarnos en
cama en vez de ayudar en casa.
Esa voz no se explica simplemente como una
estructura molesta y anacrónica, sino que surge desde el deseo de bien, de
verdad, de justicia, que son parte de nuestra humanidad.
Ese deseo se funda y justifica plenamente solo si
aceptamos que la ética no es una invención humana, sino que depende
radicalmente de un Dios que nos ha creado por amor y para amar.
Para entender el pecado necesitamos, por lo
tanto, abrir los ojos interiores para descubrir que somos importantes para Dios
y para asumir, responsablemente, ese gran don de la libertad.
Esa libertad nos construye cada día: cuando
escogemos el mal, que nos daña, o el bien, que engrandece precisamente porque
significa optar por el amor.
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