5 tips para saber si
lo eres.
Por: Sebastián Campos | Fuente: Catholic-link.com
Por: Sebastián Campos | Fuente: Catholic-link.com
Es un sano ejercicio hacer examen de conciencia con frecuencia para ir ordenando la vida. En este ejercicio
no es poco frecuente mirar todo aquello que hacemos (y qué hacen los demás)
como si fuera pecado y que Dios seguro está muy molesto con nosotros.
En nuestra vida espiritual es bueno ser
cuidadosos, piadosos y esforzados, pero siempre es bueno tener cuidado y pensar
si en mi modo de actuar hay un fariseismo un poco escondido. Ese que se da
golpes de pecho y se cree mejor que los demás, o peor aún, ese que cree que por
mil practicas externas que cumple ya ha convertido completamente su corazón y
está listo para ganarse el Cielo.
Para comprender un poco más qué significa ser escrupuloso y cómo afecta
esta actitud a nuestra vida espiritual, te dejo estos 5 puntos que te
pueden ser muy útiles.
1. ALGO BUENO PUEDE RESULTAR…MALO
Yo soy también de ese club, el de los
escrupulosos. Les cuento una anécdota. Soy profesor de Educación Física y
deportes. Ahora no ejerzo la docencia, pero en aquellos años, intentaba ir al
trabajo en bicicleta cada vez que podía. Para ello, obviamente procuraba usar
una buena dosis de desodorante y perfume, pues el trayecto lo hacía pedaleando
a toda velocidad (pues frecuentemente iba atrasado) y siempre he sido
escrupuloso con el asunto del olor corporal. Siempre siento que sudo más de la
cuenta y me avergüenzo de ello. Un buen día, llegando de mi viaje en bici,
entré a la sala de profesores y una colega que se acerca a saludarme, arruga la
nariz y me dice con mucho desagrado: «uff, estás
pasado a perfume». Sinceramente me sentí muy abrumado.
Se me cruzaron los cables, usé más perfume de lo
adecuado, en vez de estar agradablemente fragante, estaba incómodamente
hediondo, pero no era olor a sudor, sino que a perfume; el olor bueno se volvió malo y la experiencia me produjo un crisis
en la que descubrí lo escrupuloso que soy respecto a los olores y eso me llevó
a darme cuenta que también lo era con mi fe.
¿Cómo
es posible que algo que utilizo para serle agradable a los demás y que me hace
bien a mi, se vuelva desagradable y haga sentir a los demás incómodo?
2. LA RELACIÓN CON DIOS SE TRATA DE AMOR Y NO DE SEÑALAR
La experiencia personal con Jesús y la vida
espiritual deberían ser un agradable perfume para nuestras vidas, un aroma que
atrae a los además, que los hace sentirse amados, aceptados, en donde saben que
ese aroma podemos compartirlo con ellos. Pero lamentablemente no pocas veces,
me he visto a mí y a otros hermanos en la
fe, pestilementemente hediondos a fe. Hacen de la fe algo que los esclaviza a
sí mismos y a todo aquel que los rodea.
La
tentación es caer en los escrúpulos, en mirar la realidad, la propia vida y la
de los demás desde el palco del pecado.
Evaluar todas las situaciones desde la óptica de si “es
o no es pecado”, pudiendo mirarla desde el amor preguntándonos “estoy o no estoy amando”. Los escrúpulos pueden
llegar a ser una enfermedad espiritual que, más que hacernos vivir la libertad
de los hijos de Dios, nos vuelve esclavos del pecado, incluso aunque no
pequemos, pues el centro de nuestra vida espiritual no es amar y tener una
relación de fidelidad con Dios, sino saber si lo que veo en la tele, lo que como,
lo que hablo o lo que sea que haga, es pecado o no lo es.
3. ¿QUÉ SIGNIFICA SER ESCRUPULOSO?
Quizás no es una palabra muy conocida para todos
esto de los escrúpulos, pero en estoy seguro que al menos en la práctica, estás
familiarizado con lo que ella significa: «…el escrúpulo es la duda irrazonable sobre la
moralidad de un acto hecho o por hacer. La persona escrupulosa vive preocupada
viendo pecado donde no lo hay» (corazones.org).
Un escrupuloso, aunque quizás vive muy
consciente de su pecado, no vive muy consciente del amor y misericordia de
Dios, y junto con ello, encuentra formas rebuscadas para decirse a sí mismo
que, aún aquellas cosas que hizo bien y que resultaron bien, tienen algo de
malo.
4. ¿ESTÁS SIENDO ESCRUPULOSO?
Un ejemplo típico es la falsa humildad. Alguien escrupuloso, cuando realiza alguna acción
digna de ser reconocida en público, se esconde, evita la felicitación de sus
pares, pues cree que pecará de vanidoso y orgulloso; al mismo tiempo siente que
lo que hizo en realidad no es tan bueno y que felicitarlo no hará más que
convertirlo en alguien mediocre.
Un escrupuloso, confiesa el mismo pecado varias
veces, no importa si ya no lo comete, pues lo que le ocurre es que nunca se
siente perdonado. De hecho, confiesan aquellas cosas de las cuales ni siquiera
están seguros si son pecados o no, simplemente las confiesan por si las
moscas. Creen que todo lo que hacen ellos y los demás es pecado y los lleva al
infierno.
5. ALGUNOS CONSEJOS PARA DEJAR DE SERLO
Vivir en medio de los escrúpulos, hace que cada
paso sea realizado con temor; que cada acción sea vivida con la angustia de
estar haciendo algo malo y que ofende a Dios. Los escrúpulos atentan contra la libertad que el mismo Jesús ganó para
nosotros.
Si bien es materia importante (no solo de
estudio, sino que de reflexión y sobre todo de oración) mantenernos alejados
del pecado, lo importante es que
recordemos a diario que nuestro Dios, es un Dios que ama a los pecadores,
que siendo así, como somos, nos trata como sus predilectos y que no mira
aquellas faltas que hemos cometido sino que nos recibe con los brazos abiertos
cada vez que deseamos volver a casa arrepentidos de nuestras faltas.
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